Los conductores piden la pronta intervención del Ministerio de Obras Públicas, dado el peligro que supone el desplazamiento sin iluminación por la autopista. También hay quejas por la falta de mantenimiento y el peligro de las zonas de derrumbes, tras las últimas lluvias.

La Guaira. “Todo va en decadencia, en declive inevitable, y la autopista más importante de Venezuela no es la excepción”, sentenció Albert Quijada, chofer de una unidad de transporte de pasajeros, ante las fallas en el alumbrado público de la autopista Caracas-La Guaira.

Desde fines del año 2022, la iluminación de la autopista Caracas-La Guaira se ha convertido en un peligro adicional para miles de conductores de autos livianos, transporte público y de carga.

Con la llegada del año nuevo, las fallas de los postes de luz eléctrica ponen en aprietos a los que circulan entre el sector El Limón y el primer túnel de La Planicie, en sentido hacia el Litoral Central.

El trayecto de 1,9 kilómetros por ese primer túnel resulta el más complicado para los conductores. No solo tiene las luminarias sin funcionar. También su pavimento se muestra con irregularidades, lo que complica la maniobra en el manejo de automóviles.

Lo de ese túnel es muy preocupante. Desde antes de Navidad, en varios tramos de la autopista hay mucha oscuridad y eso debería ser atendido por las autoridades”, expresó Hildebrando Moncada, chofer de una gandola que se dirigía a Caracas.

Moncada había sido advertido por el agente aduanal sobre los postes apagados en la autopista, cuando le tocara trasladar la carga desde el puerto marítimo de La Guaira.

Es una autopista con pocos recursos para la defensa y ahora, también hay que sortear la oscuridad, incluso en los túneles, donde el peligro se multiplica. Es una boca de lobos”, agregó.

Riesgo latente 

El mantenimiento de los 17 kilómetros de esta autopista corresponde al Ministerio de Obras Públicas.

Eventualmente, sus trabajadores se apoyan con los del Aeropuerto Internacional de Maiquetía y la Gobernación de La Guaira en operativos especiales de desmalezamiento, limpieza de fallas de borde, mantenimiento de la señalización, pintura del pavimento y coordinaciones de seguridad en la vía.

La carencia de luz eléctrica no es el único inconveniente del recorrido por la autopista que une a Caracas con el principal aeropuerto y el puerto marítimo de mejor ubicación geográfica del país.

Las zonas de derrumbes en el kilómetro 1 (colindante con el sector Blandín); en el 7 (frente a la antigua minibomba de gasolina) y en el 14 (justo después del puente del segundo viaducto, sentido hacia Caracas) atemorizan a no pocos conductores y pasajeros cuando se producen lluvias.

De esos lugares, solo el kilómetro 1 recibió una atención oficial inmediata. Los otros dos sitios han tenido el trabajo intermitente de las maquinarias para despejar las piedras y los sedimentos.

El día en que una roca inmensa de esas se venga hacia un carro, entonces sí van a hacer bien las cosas. Con esta oscurana, el riesgo de un hecho lamentable es mayor”, puntualizó Quijada.

Asimismo, hay preocupación por la carencia de mantenimiento de la rampa de frenado, además de la falta de pilas de agua, grúas y la seguridad de la Policía Nacional y la Guardia Nacional para los conductores de vehículos accidentados.

“Dentro de los túneles de esta autopista había hasta teléfonos de emergencia para reportar accidentes y situaciones peligrosas para los usuarios, pero hoy a nadie parece importarle eso”, dijo Moncada.

Aunque en predios locales del referido ministerio y de la Corporación Eléctrica Nacional no ofrecieron respuesta a los requerimientos informativos de Crónica.Uno, trascendió que en este año 2023 se pretende reactivar el peaje ubicado a 300 metros del distribuidor El Trébol en Maiquetía.

Caracas-La Guaira

En 2003, una serie de protestas de la Cámara de Transporte de Carga, la Asociación Nacional de Agentes Aduanales y otros gremios del comercio exterior en el Litoral Central derivó en el desconocimiento del pago de las tarifas que recaudaba la empresa mexicana Maxipistas, la cual era subsidiaria del consorcio Autopista Concesionada de Venezuela (Aucoven), que había obtenido la concesión del gobierno nacional para ofrecer diversos servicios en la Caracas-La Guaira.

Cinco años antes, el presidente de la comisión de Contraloría del Congreso Nacional, diputado Gonzalo Pérez Hernández (MIN), cuestionó el otorgamiento de esa concesión e introdujo una denuncia por corrupción en la Contraloría General de la República.


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