Un sidorista murió recientemente en un accidente laboral debido a que la empresa no cumple los protocolos de seguridad. En octubre de 2019 ocurrieron dos eventos que pusieron en riesgo la vida de tres trabajadores. En el resto de las industrias de Guayana el personal labora sin las mínimas condiciones de seguridad y prevención, porque la empresa no volvió a dotarlos de los equipos necesarios.
Guayana. Ernesto Carrillo, de 50 años de edad, era jefe de mantenimiento en Planta de Pellas en Sidor. El domingo 26 de enero en la mañana realizaba labores de inspección en el área de preparación y moliendas cuando cayó al vacío. Sidoristas denunciaron que son obligados a trabajar sin las mínimas condiciones de seguridad. Este fue de los tantos accidentes laborales que se han registrado en las empresas de la CVG.
La muerte de Carrillo fue el resultado de la omisión ante varios llamados de atención que había hecho el sindicato, por dos accidentes laborales ocurridos en octubre de 2019 y que pusieron en riesgo la vida de tres trabajadores.
El primero fue un incendio en la sala de control en Planta de Pellas, en el manejo de unos equipos, con falta de mantenimiento, dos trabajadores estuvieron expuestos a gran cantidad de humo. Posterior a este accidente, solicitamos a la presidencia e Inpsasel la investigación, para establecer compromisos que llevaran a la corrección. No hubo respuesta”, denunció Frank Oliveros, miembro de la comisión paritaria de Higiene y Seguridad en Sidor.
El segundo accidente ocurrió ese mismo mes, en la Planta de Peletización, en la Línea A. “Un trabajador, desmontando unos equipos, recibió un fuerte impacto en la cabeza por un material que fue lanzado y casi le cuesta la vida. Se exigió en comunicación firmada por todos que los entes burocráticos investigaran los accidentes y se tomaran los correctivos, e igual solicitud se le hizo a la presidente, Yajaira Rangel, pero nadie dio respuestas”, detalló.
El sidorista Yunis Hernández, dirigente del movimiento Unidad Matancera, consideró que la muerte de Carrillo fue innecesaria, ya que pudo evitarse si la empresa cumpliera con los protocolos de seguridad.
Desde hace mucho tiempo estamos sin recibir la dotación de implementos y ropa que por ley y contratación colectiva corresponde. Hay trabajadores que van a laborar con las botas rotas, o sin botas ni casco”, dijo Hernández.
Obligados a trabajar sin seguridad
La falta de dotación de uniformes e implementos de seguridad son una constante en todas las empresas básicas de Guayana, por lo que están expuestas a los accidentes laborales.
La importancia de la seguridad industrial, los estándares, no se están cumpliendo. La prevención de accidentes no se cumple. ¿Cómo se les exige a los trabajadores que usen implementos de seguridad, que tomen las previsiones, cuando el patrono obliga a los trabajadores a hacer los trabajos tengan o no tengan los implementos de seguridad?”, denunció Rolando Muñoz, trabajador de CVG Bauxilum.
Ya van por lo menos cinco años en los cuales en Bauxilum no reciben dotación de uniformes e implementos de seguridad. Según la contratación colectiva, cada seis meses la empresa debía dotarlos con tres pantalones, tres camisas, lentes, monolentes, casco de seguridad y un par de botas. A los operadores debían entregarles diariamente un par de guantes y mascarilla, pero nada se está cumpliendo.
“Los trabajadores van a las áreas con las botas rotas, sin lentes, sin casco y no hay quien exija, porque las dirigencias sindicales están vendidas al patrono”, señaló Muñoz.
Manifestó que el año pasado se registraron por lo menos dos accidentes laborales. A un trabajador le cayó soda cáustica, ya que fue obligado a laborar en un área en la que no se puede ingresar sin mínimas condiciones de seguridad y prevención.
“El trabajador, obligado a hacer el trabajo, se metió en el área, se le quedaron pegadas las botas y cayó en una laguna de licor cáustico que le dañó la retina. Tuvo que llevarlo otro trabajador en un carro particular porque no había ambulancia ni primeros implementos en medicina ocupacional, y la empresa se ha hecho la vista gorda. El año pasado también hubo otro accidente, al trabajador le cayó un equipo encima y perdió tres dedos de un pie. Somos un barco a la deriva en cuanto a la seguridad”, indicó Muñoz.
Sobreviven de milagro
Así como el dirigente de Sidor Yunis Hernández considera que en la empresa no ha habido más accidentes laborales “por la gracia de Dios”, lo mismo opina Ángel Brito en el caso de Venalum. El secretario de finanzas del Sindicato de Trabajadores Profesionales Universitarios de la industria del Aluminio (Sutrapuval) manifestó que esta compañía “tiene un santo muy bueno”.
Brito precisó que desde 2016 se agravó la situación por la falta de dotación de equipos de seguridad. Aun así, son pocos los accidentes laborales trascendentales que recuerda. Entre ellos, el ocurrido con unos contratistas que se desplomaron del techo de Complejo II, cuando hacían cambio de láminas de zinc.
Precisamente, en septiembre de 2016 murió un trabajador de Venalum cuando le cayó una plancha de acero en la cabeza. Carlos Villarroel se desempeñaba como trabajador de la contratista Protécnica, para CVG Venalum.
El 13 febrero de 2016, tres trabajadores de Ferrominera Orinoco resultaron lesionados cuando explotó una válvula de tubería por la que circula gas en la Planta de Briquetas de la estatal. Según reseña del Correo del Caroní, Reinaldo Cordero sufrió traumatismo en el codo izquierdo; Espin Jiménez, quemadura de segundo grado en la cara, tórax y cuello; mientras que Joel Serrano tuvo quemadura superficial del cuello, cara y tórax.
En octubre de 2015 también hubo un accidente laboral grave en Ferrominera, en el área de Procesamiento de Mineral de Hierro (PMH). Ricardo Malavé, de 51 años de edad, técnico de Mantenimiento Mecánico IV, murió cuando enrollaba una cinta en el taller.
Otros accidentes
En 2016 el Consejo Socialista de Delegados de Prevención del estado Bolívar también denunció los accidentes laborales en las empresas básicas, por falta de las condiciones mínimas de seguridad en cada una de las empresas.
Según el balance que ofrecieron, ese año hubo un accidente laboral en Venalum, dos en Alcasa, cuatro en Orinoco Iron, tres en Ferrominera, uno en Comsigua y uno en Sidor, con el resultado de un fallecido y 20 lesionados.
En marzo de 2017, José Lizcano, trabajador de la planta Casima del Complejo Siderúrgico Nacional, antigua Siderúrgica del Turbio (Sidetur), murió como consecuencia de una descarga eléctrica en su lugar de trabajo. La víctima instalaba un aire acondicionado de cinco toneladas en la cabina del horno de asino.
El Sindicato de Trabajadores de la Industria Siderúrgica Nacional (Sidernac) denunció que la empresa lo mandó a instalar el equipo violando el protocolo de seguridad.
Otro de los accidentes laborales conocidos en la región fue a finales de enero de 2018. Ignacio Gamuzza, trabajador de Alcasa con 20 años de servicio, murió tras caer de una altura de unos 15 metros cuando hacía labores de recuperación de alúmina.
Quienes dirigen las empresas básicas desde que fueron estatizadas se han hecho la vista gorda ante denuncias, reclamos, comunicaciones y demás para exigir que se investigue cada uno de los accidentes y se tomen los correctivos para impedir que vuelvan a ocurrir.
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