Las actividades posiblemente se reinicien el 4 de abril. Por ahora aproximadamente 70 personas están dejando de acudir diariamente a la consulta externa.
Mabel Sarmiento Garmendia/@mabelsarmiento
Caracas. Luego del robo ocurrido en varios departamentos del Instituto de Medicina Tropical de la UCV, hecho acontecido el pasado 7 de marzo de 2016, los trabajadores dicen sentir miedo pues no saben si los ladrones van a regresar.
Las actividades cotidianas están suspendidas. Se calcula que el 4 abril próximo, posiblemente, retomen el trabajo de los laboratorios y la docencia.
900 estudiantes de Microbiología, Medicina Tropical y Parasitología están sin clases a raíz del robo.
Además la consulta externa, donde se veían al día un promedio de 70 personas, está suspendida hasta nuevo aviso.
La doctora Belkisyolé Alarcón de Noya, directora del instituto, dijo que están aún en shock. Y lo dijo porque no es fácil incorporarse todos los días a una oficina donde no hay computadoras, impresoras, microscopios e insumos.
Los ladrones se llevaron más de 25 CPU y sus pantallas planas. Reventaron con mandarrias las puertas de seguridad, sacaron todas las gavetas, rompieron las pipetas y dejaron en el suelo el laboratorio más económico, por lo menos en el Distrito Capital, que hace las pruebas de toxoplasmosis y chagas.
“Sabemos que recuperar los equipos no va a ser fácil. Recientemente habíamos gastado 200 millones de bolívares en la rehabilitación de una impresora. Ahora no tenemos nada para procesar los exámenes. El aparato para el toxoplasma y el chaga lo dejaron en el pasillo y ahora lo estamos recalibrando. Reiniciar todo no será fácil. Una de las pipetas que cuesta como 600 o 700 dólares la partieron y el resto las regaron por el piso. Fue una acción muy vandálica. En otras oportunidades aquí han robado, pero nunca con la maldad con la que lo hicieron ahora. Yo estoy jubilada y vengo aquí a atender los pacientes con mucha mística”.
Lo que más le hace mella a la doctora es que tras el robo se perdieron 20 años de memoria del instituto. Se llevaron toda la información de los pacientes, sus expedientes, las investigaciones y fotos. “Ese es un material que para nosotros es sumamente valioso. No sé si está mal de repente pedir que nos entreguen los CPU, que los dejen en un punto neutro. Si alguien sabe dónde están puede hacer eso por los pacientes”, dijo.
Este lunes en la mañana la doctora Alarcón se reunió con su equipo de la Sección de Inmunología. La cosa es que los trabajadores no se sienten seguros en las oficinas. Todavía están las huellas del robo. Aunque aseguraron que los funcionarios del Cicpc, que llegaron el lunes 7 en horas de la tarde, solo tomaron fotos con sus celulares y no hicieron la el levantamiento de las huellas dactilares.
Además, al estar suspendidas las actividades ordinarias, los pasillos lucen desolados y con menos iluminación; mientras en la planta baja del edificio de dos pisos un par de obreros sellaban las ventanas con barrotes, lo que refuerza más el temor y la inseguridad.
“En los últimos meses ha habido varios robos aquí y por eso hay varios departamentos con rejas, pero cómo hacemos nosotros. Aquí no puede pasar la policía. Hay gente consumiendo drogas en los matorrales y cómo uno los enfrenta si no tenemos ni radios. El vigilante de la noche duerme en pleno pasillo sobre una colchoneta, pero él no tiene cómo defenderse si alguien salta la reja”, contó uno de los funcionarios de seguridad.
Por ahora, informó Alarcón, le asignaron dos vigilantes, uno para el día y otro para la noche. “Pero eso no es suficiente, aquí no hay sistemas de alarmas y mucho menos cámaras de seguridad”.
También las cinco computadoras de la Consulta Externa se las llevaron. En ellas los médicos tenían un informe completo de los problemas que genera el chikungunya. “Y menos mal se publicó, pero igual se perdieron los casos de los pacientes”, acotó.
Al lado de la Sección de Inmunología está la Sección Micología. Este departamento lo robaron dos veces: Domingo y lunes de la semana pasada. Se llevaron cuatro computadoras e igual número de microscopios. Incluso los malandros destaparon una caja con esporas que producen histoplasmosis.
La doctora Sofía Mata, también jubilada, dijo que le dan ganas de “tirar la toalla”. “Yo pudiera estar en mi casa y vengo aquí al instituto porque me siento comprometida con la investigación y con la gente que a diario viene aquí, pero ahora no los puedo atender. Un paciente me regaló un computadora y apenas la instalamos se la robaron”.
Explicó que las pruebas de laboratorio más comunes son para detectar enfermedades como el mal de chagas, leishmaniasis cutánea y visceral, ecología parasitaria y toxoplasmosis. Aproximadamente se reciben cerca de 600 muestras al mes.
Por ahora en la entrada del cafetín, por donde también pasaron los ladrones, hay una trabajadora del Instituto con unas carpetas con algunos exámenes y con información para los pacientes. Algunos resultados se recuperaron y los entregaron en el sitio. A todo el que llega le dan los números de las oficinas para que estén llamando y así tener la certeza de cuando pueden hacerse los exámenes.
Tanto Alarcón como Mata confían en el aporte que ahora pueden dar las empresas, las embajadas y todo aquel que sensibilice con el Instituto de Medicina Tropical.
Fotos: Cheché Díaz
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