En los municipios fronterizos se vive un clima de violencia que generan grupos armados. Experto en seguridad atribuye la situación al cultivo y tráfico de drogas.
San Cristóbal. Una vez más la violencia se apoderó de la frontera colombo-venezolana, debido a los hechos que se registraron en los municipios de Cúcuta y Villa del Rosario, en el departamento de Norte de Santander del vecino país, que dejaron un saldo de tres personas muertas y decenas de heridos.
En menos de cinco días, hubo cinco atentados con granadas y una masacre, donde falleció un exganadero venezolano junto a su hijo de 14 años y un escolta, cuando intentaban ingresar a las interclases que se llevaban a cabo en el colegio Santo Ángel.
El experto en seguridad y coronel retirado de la Policía Nacional de Colombia, Carlos Villadiego Ruiz, indicó que es preocupante el orden público en el eje fronterizo debido a la injerencia de cultivos ilícitos en la zona del Catatumbo y la producción de sustancias estupefacientes que se exportan hacia otras naciones.
Esto se vuelve atractivo para las bandas delincuenciales que buscan el control del microtráfico y narcotráfico en esas localidades. Tales delitos aumentan los asesinatos, extorsiones y secuestros, y se genera un clima de tensión en los habitantes de los estados fronterizos, que exigen seguridad.
Hemos llegado al punto en que narcotraficantes de carácter internacional han establecido base de operaciones en la línea fronteriza”, expresó.
Consideró que las autoridades tanto del vecino país como de Venezuela debe establecer alianzas en conjunto con los organismos judiciales para frenar el “crimen trasnacional que rebasa todas las líneas fronterizas”.
Los hechos
El pasado 14 de septiembre, en horas de la noche en Cúcuta, cuatro hombres armados dispararon contra el vehículo Toyota Corolla en el que se desplazaba el empresario y ganadero venezolano Luis Miguel Osorio Chacín, junto a su hijo Luis Guillermo Osorio Rincón, y su escolta, Ulises José Gelvez. En el hecho dos menores de edad resultaron heridos y se encuentran hospitalizados bajo pronóstico reservado.
Los delincuentes accionaron armas de fuego más de 46 veces, de los cuales 29 disparos correspondieron a armas de largo alcance. El vehículo que usaron los victimarios fue incendiado en el kilómetro 8 de la vía a Los Patios. Una persona lo apagó sin saber de qué vehículo se trataba.
El alcalde de Cúcuta, Jorge Acevedo, ofreció una recompensa de 20 millones de pesos a quien proporcione información que permita capturar a los responsables de estos asesinatos. También informó que serían instaladas 300 cámaras de seguridad en los próximos días para combatir el crimen.
A lo largo de la frontera fueron desplegados varios operativos de seguridad para mermar la ola de violencia.
El ganadero Osorio Chacín era oriundo del municipio de Machiques, del estado Zulia, y se presume que tenía nexos con el narcotráfico en Venezuela. Era propietario de un casino en Cúcuta y estaba vinculado a otras actividades comerciales. El escolta asesinado tenía antecedentes penales por porte ilícito de arma de fuego.
Más organizaciones criminales
El analista en temas internacionales, William Gómez, señaló que la violencia tomó las regiones de frontera, cuya problemática se agudizó con el incremento de bandas delincuenciales, cuya cifra se acerca a las 30.
Aseguró que muchas bandas mutaron. El Tren de Aragua presuntamente estableció alianzas con algunos grupos armados para delinquir en municipios fronterizos.
“Todo esto ha llevado a que sean bandas transfronterizas que generan guerras con otras por dominar territorios del área metropolitana de Cúcuta, Puerto Santander (Colombia), San Antonio y Ureña en Venezuela para allí controlar el contrabando o paso de drogas”, expresó.
Esto les permite tener un financiamiento para aumentar sus actividades delictivas en la frontera, a través de extorsiones a comerciantes o migrantes que llegan en situación de vulnerabilidad.
Los jóvenes que llegan solos, es decir, sin el acompañamiento de los padres, son más propensos a ser captados por grupos irregulares para obligarlos a pertenecer a sus filas y ampliar su poder de acción”, acotó.
Extensión de grupos armados
Datos del Observatorio de Derechos Humanos de la Fundación Progresar indican que no existe un solo espacio de la zona que no esté dominado por las organizaciones criminales. Detalla que en las zonas selváticas, específicamente en el Alto Catatumbo, se encuentran las disidencias de las FARC.
En el Catatumbo Medio el Ejército de Liberación Nacional (ELN), en el Bajo Catatumbo Ejército Popular de Colombia (EPL), en otras regiones el control lo tienen los paramilitares.
En Villa del Rosario operan Los Cebolleros, Los Canelones; en La Parada, el Clan del Golfo, Tren de Aragua y Los Urabeños; en el Corregimiento San Faustino y La Mulata (Venezuela) las llamadas Autodefensas Gaitanistas; en una parte de Ureña, grupos armados como La Línea, y desde Ureña hasta Puerto Santander, Los Rastrojos.
A pesar de esto, el gobernador del estado Táchira, Freddy Bernal, asegura que estos grupos no convergen del lado venezolano.
Ataques con granadas
En el barrio La Parada, en el municipio de Villa del Rosario, lanzaron un artefacto explosivo a un establecimiento comercial donde resultaron heridos tres venezolanos. Luego en una vivienda en Cúcuta también se registró un ataque cuando se desarrollaba una fiesta infantil, en el hecho hubo tres lesionados.
Un tercer caso se presentó en un asentamiento, donde un habitante en condición de calle salió herido mientras buscaba material reciclable en la basura, justo ahí había una granada que explotó. El pasado lunes, nuevamente el barrio La Parada de Villa del Rosario fue el epicentro de otro ataque bajo esta modalidad, que dejó tres personas heridas.
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