Con un deterioro económico mayor, Maduro intenta replicar campaña de Chávez de 2012 (y II)

Con un deterioro económico mayor, Maduro intenta replicar campaña de Chávez de 2012 (y II)

Para la elección de 2012, Chávez aumentó el número de misiones para elevar la entrega de asignaciones. Estrategia que acentuó las distorsiones de la economía. Maduro aplica una táctica similar con los bonos por áreas.

Caracas. “Ya yo tengo los recursos” es la frase que repite con frecuencia el presidente Nicolás Maduro cuando autoriza los créditos adicionales, los aumentos salariales y ahora las bonificaciones de “protección” a grupos de la población. Bonos que se han aprobado con celeridad en las últimas semanas de cara a las elecciones presidenciales, que se harían antes del cierre del primer cuatrimestre del año. Y con la demostración de la disponibilidad de fondos y el otorgamiento de beneficios, el Jefe de Estado intenta replicar la campaña de 2011 y 2012 del fallecido Hugo Chávez.

Misiones, bonos, registros, pagos de compromisos atrasados y tarjetas son las vías que el Gobierno empleó hace siete años y que buscaría repetir en este 2018 con un deterioro mayor. La economía entra en su quinto año de recesión con severas fallas de abastecimiento e hiperinflación.

Cómo fue el 2011 y 2012

Para la elección de octubre de 2012, Chávez arrancó la campaña 18 meses antes cuando lanzó Gran Misión Vivienda Venezuela.

La construcción de casas había sido una debilidad en sus mandatos previos, dado que en 12 años se habían efectuado 284.000 unidades. Para avanzar en el programa, designó al para entonces ministro de Petróleo y presidente de Pdvsa, Rafael Ramírez —hoy en día cuestionado por Maduro y otros miembros del Ejecutivo— como cabeza de esa misión y de otros planes sociales y económicos.

La campaña coincidió con un boom de ingresos petroleros. La economía entre 2009 y 2010 tuvo un retroceso por el descenso en los precios del crudo y en 2011 el salto del barril a 100 dólares le permitió al Gobierno acelerar el gasto público con el fin de “impulsar los motores de la economía”, no obstante, las distorsiones que venían de ejercicios anteriores se acentuaron.

Tras la Misión Vivienda, que en dos años hizo 346.000 soluciones, fue lanzada la Misión Agro Venezuela para el otorgamiento de créditos a los productores. A este plan, le siguieron la Gran Misión Saber y Trabajo, que contempló capacitación y becas, la Gran Misión en Amor Mayor, que aprobó pensiones para aquellos que no tenían las cotizaciones completas y la Gran Misión Hijos de Venezuela, que dio beneficios a mujeres embarazadas, incluyendo adolescentes, y madres en situación de pobreza.

A los planes mencionados, se sumó la tarjeta del Buen Vivir, cuyo objetivo era que quienes ganaran hasta 4000 bolívares la utilizaran para adquirir insumos en las redes estatales.

En paralelo a las misiones, Chávez decidió, y con retraso, cancelar los pasivos laborales a los extrabajadores del sector público para lo cual también encargó a Ramírez. Con el fin de atender esas obligaciones, Pdvsa debía emitir unos bonos denominados Petrorinocos, que estarían respaldados por una filial de la estatal que recibiría un porcentaje de las utilidades de las empresas de la Faja, sin embargo, la emisión no se efectuó y las deudas laborales se saldaron en efectivo.

El crecimiento que venía registrando el tamaño del Estado junto con los nuevos planes llevó al  Gobierno a disparar el gasto público a 47 % del Producto Interno Bruto (PIB), de acuerdo con las cifras notificadas por el despacho de las Finanzas a la Comisión de Valores de Estados Unidos.

Sin embargo, los aportes tributarios y los ingresos petroleros —pese a ser elevados— no fueron suficientes para cubrir los salarios, misiones y necesidades de entes oficiales e industrias públicas por lo cual la brecha fiscal se amplió y el déficit llegó a 17 % del PIB.

Chávez quería más y para atender los programas recurrió a todas las fuentes de recursos disponibles. El Gobierno modificó leyes para crear endeudamientos complementarios orientados a las misiones. Y además de la mayor deuda, el Banco Central incrementó la fabricación de bolívares para soportar los requerimientos de las empresas estatales, y entre 2012 y 2011 ese financiamiento subió 190 %.

Adicionalmente, Pdvsa asignó a las misiones y otros planes sociales 12,6 millardos de dólares en dos años. Y en ese mismo período, las contribuciones al Fondo Desarrollo Nacional (Fonden) alcanzaron los 30 millardos de dólares.

Jorge Giordani, quien hasta mediados de 2014 estuvo al frente del despacho de Planificación, en su carta de renuncia admitió que se hizo de todo para ganar las elecciones. Señaló que “la construcción del socialismo históricamente siempre ha constituido un desafío notable (…) En este camino del proceso bolivariano era crucial superar el desafío del 7 de octubre de 2012, así como las elecciones del 16 de diciembre de ese mismo año. Se trataba de la consolidación del poder político como un objetivo esencial para la fortaleza de la revolución y para la apertura de una nueva etapa del proceso. La superación se consiguió con un gran sacrificio y con un esfuerzo económico y financiero que llevó el acceso y uso de los recursos a niveles extremos que requerirán de una revisión para garantizar la sostenibilidad de la transformación económica y social”.

Ese gasto no motorizó lo suficiente a los sectores clave. Aunque en 2011 y 2012 la economía creció 4,2 % y 5,6 %, respectivamente, ese comportamiento distó del registrado en el período de 2004 a 2007 cuando el PIB avanzó más de 8 %.

Aunque los índices de escasez estaban por debajo de 20 %, debido a que las importaciones aumentaron y llegaron a un nivel récord de 65 millardos de dólares, la producción nacional seguía afectada por los controles, porque las asignaciones de dólares no se canalizaron de la manera correcta y las regulaciones de precios se profundizaron. Además, una parte de los billetes verdes aprobados fueron a empresas de maletín, denunció en su momento quien estaba al frente del BCV, Edmée Betancourt.

La realidad es que la campaña acentuó los desequilibrios económicos. El economista Ronald Balza destaca que el 2012 fue la demostración de una política fiscal sin control que incidió en la crisis actual.

Un patrón similar

Entre 2013 y 2017 las distorsiones se profundizaron. La producción se desplomó por la restricción en la entrega de dólares y el incremento de las regulaciones. Con una baja oferta de bienes, el BCV siguió imprimiendo bolívares, lo que incidió en los precios, y hoy en día el país sufre una inflación de cuatro dígitos más severas fallas de abastecimiento.

Con este deterioro económico, arranca la campaña para la elección presidencial y en la que Maduro está dispuesto a gastar. El Jefe de Estado ha utilizado el carnet de la Patria como una vía de control social, de hecho, es la herramienta que “permite” el acceso a beneficios y a las misiones ya existentes, como Vivienda.

Balza añade que Maduro repite la estrategia “en un escenario económico peor y que tendrá mayores consecuencias. No hay dólares como antes y más inestabilidad, de manera que con 500.000 bolívares compras menos”.

Más allá de los aumentos del salario mínimo y las pensiones, el mandatario en diciembre otorgó bonos de Navidad, Niño Jesús y de Reyes por 500.000 bolívares. A dichos beneficios, se sumaron bonos a personas con discapacidad de 700.000 bolívares y los bonos a embarazadas por 700.000 bolívares durante el embarazo y un millón de bolívares al momento del parto. Sistema parecido al que daba Misión Hijos de Venezuela.

Quienes están en la misión Hogares de la Patria tendrán otros beneficios. Maduro aprobó bonificaciones que van desde los 320.000 hasta los 1,6 millones de bolívares, según la cantidad de miembros de las familias.

Adicional a los bonos, el mandatario ha hecho énfasis en el plan Chamba Juvenil que tiene fines similares a la Misión Saber y Trabajo y quienes están en dicho programa cuentan con una asignación. La semana pasada, además, el Gobierno comenzó a saldar los compromisos pendientes con los trabajadores.

José Manuel Puente, economista y profesor del IESA, apunta que los incentivos electorales pueden hacer daño a una economía muy debilitada. “Los aumentos más incentivos implicarán un incremento del financiamiento monetario que elevará los precios”.

Para los analistas, esta campaña distorsiona más. Balza asevera que “será muy destructiva” y Puente añade que “el desastre será mayor. La economía está más vulnerable y se golpeará mucho más”.

En este 2018, las firmas económicas proyectan una contracción superior a 10 % y una inflación, por ahora, de hasta 9000 %. Las disponibilidades de fondos será menor, porque aunque el precio del crudo sube, la producción está en 1,6 millones de barriles diarios.

Así han sido los planes:

Campaña 2011-2012  Campaña 2018 
Misión Vivienda. Registro y entrega de viviendas. Misión Vivienda. Se mantiene.
Misión Agro Venezuela. Créditos para productores
Misión Saber y Trabajo. Capacitación y becas que eran 1000 bolívares mensuales. Plan Chamba Juvenil. Capacitación y el desembolso de una asingación por Bs. 140.000.
Misión en Amor Mayor. Aprobación de pensiones. Muchos no requerían tener las cotizaciones completas para acceder al beneficio. Misión en Amor Mayor. Se mantiene y el acceso ahora es por el carnet de la Patria.
Misión Hijos de Venezuela. Atender a las mujeres embarazadas, incluyendo adolescentes y madres en pobreza. Asignación de Bs 430 bolívares por hijo. Plan Parto Humanizado. A través del carnet de la Patria se contempla la entrega de bonos a embarazas por Bs 700.000 bolívares durante el embarazo.
Tarjeta del Buen Vivir. Para adquirir bienes en los establecimientos de Mercal y Abastos Bicentenarios y acceder a créditos. Los beneficiarios eran aquellos que devengaran hasta Bs. 4.000 Misión Hogares de la Patria y bonificaciones. La Misión prevé una asignación de Bs. 190.000. Entre diciembre y enero el Gobierno ha dado bonos de Navidad, Niños Jesús y Reyes por Bs. 500.000. Las familias además tendrán otros bonos de “protección” desde Bs. 320.000 hasta 1,6 millones.

Fotos: AVN.


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