El Proyecto Pamunba pone a bailar a los apureños para vivir mejor

Pamunba

Una familia entera de bailarines, coreógrafos y diseñadores llevan la danza más allá de las meras técnicas para enseñar el lenguaje del cuerpo en movimiento. El bailarín y coreógrafo sanfernandino, Rubén Darío Flores, con 41 años de experiencia, es fundador del proyecto Pamunba, Para que el Mundo Baile, el cual no concibe el baile como un fin en sí mimo sino como un camino para lograr el equilibrio personal y la felicidad.

San Fernando. Son las 6:00 de la tarde en el salón de baile del centro comercial Detsi de San Fernando de Apure. En su interior 20 mujeres con los ojos cerrados liberan sudor, movimientos corporales y voz impostada en torno a un relajante tema musical.

Mientras la música se hace más débil y los autoabrazos más fuertes, las lágrimas escurren por las mejillas y suenan los aplausos. Ha concluido la clase de baileterapia y, con ella, también la carga de estrés que trae el día.

De la misma forma, finalizan las rutinas de danza contemporánea y folklórica de la academia Ianambó y de baile latino de la academia Mambo, Sabor y Rumba, ambas promotoras, en la capital apureña, del proyecto Pamunba, Para que el Mundo Baile.

Lo primero es abrazarse, valorarse uno mismo”, explica Rubén Darío Flores, el fundador del Pamunba a una nueva integrante del grupo de las tardes.

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Lo primero es abrazarse y autovalorarse uno mismo. Foto: Sulay García.

Tras concluir la clase de baileterapia, el también fundador de Danzas Ianambó, atiende a Crónica.Uno. Mientras transcurre la entrevista llegan al salón nuevas personas. Se disculpa por la interrupción. “Los atiendo rapidito y regreso”, dice.

Los recién llegados le encomiendan la organización de un certamen de belleza y el espectáculo cultural de ese evento para el cual tiene que montar la pasarela de las concursantes, 4cuatro bailes y diseñar más de 80 trajes para el cuerpo de baile y candidatas.

Flores cuenta con su familia para alivianar la pesada carga de trabajo que le encomiendan. Él, asume la preparación de las candidatas y opening del certamen.

Su esposa Esther, el diseño de los trajes. Su hijo Ronald, fundador y director, desde hace 10 años, de la academia Mambo, Sabor y Rumba, la coreografía de los bailes restantes.

A Oradys, su hija mayor, que está de tránsito porque vive en Holanda donde trabaja como bailarina, le corresponde hacer de salvavidas en las clases de baileterapia y de ayudante en todo el proceso Junto con sus hermanos Darián y Dariel. A Dariana, su hija menor, también bailarina, le asigna la tarea de integrar el cuerpo de baile del espectáculo.

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De izquierda a derecha Ronald, de Mambo, Sabor y Rumba; Dariana, bailarina; Darian y Dariel, logística; Esther, diseñadora de vestuario; Ruben, bailarín y coreógrafo fundador Pamunba.  Foto: Sulay García.

La fórmula del Pamunba

El experimentado bailarín de 60 años de edad, de los cuales 41 lleva en el oficio, narra la historia del Pamunba, un proyecto que surgió hace 12 años en una habitación de hotel en Bogotá, Colombia, por un concurso de History Channel.

“Faltaban dos días para concluir el concurso, pero comencé a redactar el proyecto y de ahí me surgieron todas las ideas”, recuerda.

Hoy, Pamumba es un libro en formato enciclopédico, ilustrado, de 400 páginas y próximo a publicarse, basado en la filosofía de los latidos cardíacos y los números para ayudar a encontrar la danza, la cual, Flores ha sistematizado en 5 pasos para enseñar y parten desde cero.

Es un sistema metodológico. Tiene como bandera los números. Con este sistema se puede aprender a bailar salsa, merengue, bachata o cualquier ritmo en cinco pasos. A partir de este sistema usted baila lo que quiera”, prosigue.

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Foto: Sulay García

Se levanta de la silla para ejemplificar lo que dice.

  1. “Todo comienza al caminar. Utilizamos un metrónomo para llevar el conteo de cada paso”. Habla al tiempo que ejecuta.

Primero, caminar de manera natural contando los pasos hasta 6; segundo, repetir sin interrumpir la secuencia y acentuar el paso 1 (acentuar es hacer el paso más largo); tercero, seguir y en lugar del 1, acentuar el 4; cuarto, continuar y acentuar el 1 y 4 y quinto, ponerles ritmo a los pasos anteriores. Es decir, en lugar de ejecutar los pasos caminando, lo hacemos bailando”, precisa.

Bailar es ser feliz

Pero, el Pamunba es más que una fórmula para resolver los problemas de la danza, prosigue su creador. “Decimos ´está bailando en una sola pata´ cuando una persona está feliz y eso es cierto, cuando se está bailando se está feliz. Científicamente está comprobado que el baile, junto con el ajedrez y el juego de cartas, producen la hormona de la felicidad”.

Flores argumenta que el Pamunba va más allá de hacerlo bien y verse bien. La verdadera importancia de su filosofía y técnica radica en traspasar los límites de la superficie y llegar hasta el fondo.

Lo anterior deja claro el sentido de la charla que el maestro sostenía con sus estudiantes acerca de manifestarle a la pareja lo que les gusta o disgusta, antes de iniciar la conversación con Crónica.Uno.

“Cuando tu mente y tu cuerpo están bien, todo está bien, nada te va a faltar. En el desierto hay un oasis que invita a ver las razones para vivir y Pamunba se encarga de visibilizar esas razones”, continúa la narración el bailarín.

Sus clases de baileterapia son una muestra. En el cada vez más estrecho salón del Centro Comercial Depsi, hay mujeres y hombres de todas las edades. A Flores no le gusta la común frase bailoterapia; “es la terapia del baile y no del bailo”, esclarece.

Mientras continúa el relato señala a María Izquiel y ella se acerca. Se interrumpe la entrevista para que Izquiel comparta su historia. La mujer enseña las piernas recuperadas al tiempo que cuenta.

Vine porque me dolían demasiado, casi no podía ni caminar, las tenía moradas e hinchadas y entonces una amiga me dijo que viniera. Apenas tengo 2 meses aquí y mis piernas han mejorado mucho, ya no me duelen ni están moradas. Ya no me siento enferma ni deprimida, ahora bailo con más energía y, cada día, tengo más ganas de bailar”, comenta Izquiel.

Bailar con conciencia

“En mi experiencia personal, bailar ha significado encontrarme, sé a qué vine al planeta tierra y para allá es para dónde voy. Soy feliz por decisión”, retoma Flores.

En la baileterapia, cada rutina cuidadosamente planificada, incluye unos energizantes tambores, una apasionante salsa, un sensual merengue, un elegante paso doble y una profunda alabanza.

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Rubén Darío Flores tiene entre sus preseas un título honorífico en Colombia. Foto: Sulay García.

Rubén Darío Flores justifica que “se debe bailar con conciencia para valorar la vida, la creación, las raíces, la belleza de sí mismo y el entorno, despertar y poner los pies en la tierra”.

“Soy socrático, fiel creyente de que cada quien tiene que encontrar su verdad, por eso, enseño a utilizar cada parte del cuerpo con un sentido más consciente. Intento transmitir eso a mis hijos y a mis estudiantes”, enfatiza el maestro apureño.

Insiste en que: “El baile para mí no es una meta, es un camino para que haya mejores personas. El baile es importante, pero sólo es un medio para llegar al interior y exteriorizarlo”.

Al compartir su experiencia revela que la alineación del cuerpo, mente y alma, también le ha servido para potenciar el desarrollo de sus bailarines profesionales de Danzas Ianambó y de la academia de su hijo Mambo, Sabor y Rumba.

Devela que, esta perfección en la ejecución, lograda con la implementación de las técnicas del Pamunba, le ha proporcionado reconocimiento internacional. Entre sus preseas un título honorífico como maestro de danza en Colombia.

El Festival Iberoamericano de Danza, que se realizará en Bogotá, entre el 12 y el 18 de julio de 2022, lo ha convocado como su invitado especial.

“Es un honor para nosotros y un gran compromiso. Imagínate, tenemos   la responsabilidad de montar las coreografías del opening y el cierre del evento en el que tenemos que incorporar a las delegaciones de todos los países participantes”, detalla.

Apure cada vez está bailando más

Ante la pregunta de Crónica.Uno de cuántas personas han mejorado su vida con Pamunba, Flores responde con humildad. “La verdad no tengo idea, aquí no nos importa llevar la contabilidad de la asistencia solo nos concentramos en lograr caras felices y todos los días vemos esas expresiones”.

Actualmente, Danzas Ianambó, vocablo que significa cuerpo y alma en la lengua indígena Yaruro, una etnia natural de Apure, así como Mambo, Sabor y Rumba, reúnen, entre las dos academias, 70 bailarines. Además, la baileterapia, fluctúa de 20 a 25 participantes diarios entre permanentes y eventuales.

Flores está emocionado con la publicación de su libro, le llena saber que será una guía práctica. Abre su computadora y enseña el texto redactado en frases cortas y con coloridas fotografías de soporte por cada instrucción.

El maestro le da un significado a todo, en el salón de baile Ianambó utiliza el color naranja porque “es vibrante y energiza”; también es el color de su libro Pamunba que se publicará en la versión física clásica y por vía virtual este mismo año. “Estamos ultimando los detalles y ajustando las plataformas”, revela.

Una tabla de salvación para Flores

El baile ha transformado la vida de Flores y su familia y es lo mismo que el bailarín y coreógrafo quiere para su entrañable estado Apure con el Pamunba.

Lo primero que hay que hacer es bailar con conciencia y darle un golpe a la cultura autocompasiva, recomienda Rubén Darío por experiencia propia.

Conoció a su padre a los 15 años de edad y al hablar de él se le quebranta la voz y humedecen los ojos. Hace una pausa y dice: “Me lo encontré en una acera y le pregunté: ¿Es verdad que usted es mi papá?”, ruedan lágrimas por sus mejillas y viene otra pausa.

Se repone al hablar de su abuela: “Me enseñó principios muy fuertes”, recalca. De ella y su madre, también provienen sus ganas de ayudar. “Ellas, dentro de su pobreza, eran muy humanas”, asevera.

Cuenta, además, que: “Me decían el policía que baila”, esto porque hizo un curso de policía al salir de la escuela granja de Fe y Alegría, en la Guanota, municipio Biruaca, de donde recuerda con mucho cariño al hermano Ignacio porque le daba muy buenos consejos.

Recibe sus primeras clases de danza en el Centro de Profesionales de San Fernando con el maestro William Moros y tras descubrir su verdadera vocación, deja el uniforme y viaja de San Fernando a Caracas, donde, en condición de mensajero, ayudante o lo que le tocara porque no tenía dinero, estudia danza con los mejores.

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Las niñas también son multiplicadoras de las clases del maestro Flores. Foto: Sulay García.

Fortalecido retorna a San Fernando, funda Danzas Ianambó y se convierte en maestro y padre de varias agrupaciones de danzas, así como del Pamunba.  Ha concluido la entrevista.

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