José Palacios fue alumno de Jesús “Totoño” Blanco, un profesor de percusión de San Agustín que fue capitán mayor de la cofradía de San Agustín por más de 20 años. Ahora José sigue sus pasos y también es músico y jefe de cofradía. “Él me salvó la vida”.

Caracas. El 18 de noviembre de 1977, el grupo musical Madera debutó en Caracas con una presentación en la Casa Monagas. Eran 21 integrantes, todos del barrio Marín de la parroquia San Agustín del Sur. Tocaban ritmos folclóricos entremezclados con sonidos afroamericanos y caribeños. Poco tiempo después de su debut, el grupo puso a sonar los temas “Compañeros” y “Canción de Todos”, canciones que consiguieron el éxito entre los habitantes de las zonas más populares de Caracas.

En 1980 la agrupación se fue de gira por varios pueblos indígenas del estado Amazonas. El 15 de agosto navegaban por el río Orinoco en una falca con rumbo a San Fernando de Atapabo cuando la embarcación naufragó. 11 integrantes del Grupo Madera fallecieron aquel día.

La llegada de San Juan Bautista a la parroquia San Agustín tiene relación con la desgracia de la agrupación. En 1987, varias cofradías sanjuaneras del estado Aragua acordaron obsequiar a la parroquia caraqueña una imagen del santo con el objetivo de que San Juan apaciguara la tristeza y llevara paz a la comunidad después de la tragedia.

Los primeros padrinos del San Juan de San Agustín fueron Noel Márquez y Nelly Ramos, miembros fundadores del Grupo Madera. Nelly y Noel recibieron el regalo de manos de los integrantes de la agrupación aragüeña Cuero, Madera y Costa y acordaron que el capitán mayor de la cofradía sería Jesús Antonio Blanco, otro músico de la parroquia que se encargaba de dar clases de percusión a niños de la comunidad, y quien de adolescente formó parte del Sistema de Orquestas.

—Lo vamos a entregar a Jesús Antonio Blanco por su capacidad musical, acordaron Nelly y Noel.

Jesús Antonio Blanco, mejor conocido como Totoño, murió en 2020. No sobrevivió a un accidente cerebrovascular. Tenía 61 años de edad. Este es el primer año que Jesús no está físicamente vinculado a las celebraciones de San Juan en San Agustín. José Palacios, uno de los más antiguos alumnos de percusión de Jesús, es ahora el capitán mayor de la cofradía.

El miércoles José se acostó a dormir tarde. Los primeros tambores en honor a San Juan comenzaron un día antes a las 11:00 p. m. y terminaron después de la 1:00 a. m. del día siguiente. Doce horas después todo estaba listo en el callejón La Catedral de San Agustín para celebrar la misa que antecede a la procesión que recorre parte de la parroquia.

Foto: Gleybert Asencio

“Va a ser algo breve porque me tengo que ir a las celebraciones del San Juan de Guarenas”, dijo el sacerdote antes de iniciar la misa. Además de Caracas, en Venezuela acostumbran celebrar a San Juan, desde los tiempos de la colonia, en los estados Vargas, Aragua, Carabobo y Miranda, siendo las fiestas de Curiepe una de las más conocidas.

El sacerdote cerró la pequeña eucaristía esparciendo agua bendita sobre los presentes. Cada integrante de la cofradía estaba en su lugar: los padrinos y madrinas, el capitán de ruta, la capitana de bandera, los cuidadores de San Juan y las mariposas, estas últimas son un grupo de niñas y adolescentes que acompañan la procesión bailando al ritmo que toquen los tambores y moviendo de un lado a otro banderas de varios colores.

Foto: Gleybert Asencio

Cuando terminó la misa, iniciaron los tambores. “Oh, eh, eh, ave María”, se podía entender entre los cantos en honor a San Juan. Uno de los padrinos levantó la imagen que este año vistió de naranja y verde, según María Teresa Cagua, la encargada de confeccionar los trajes de San Juan desde hace siete años, ambos colores representan salud y bienestar.

—Lo que más le estamos pidiendo este año es eso, que se lleve la pandemia.

Este año la procesión de San Juan en San Agustín no estuvo muy concurrida. Muy pocos devotos asistieron con tapaboca. Otros lo usaban cubriendo su barbilla o de pulsera.

La pandemia en Venezuela está muy lejos del fin. Los expertos hablan de que aún el país está en una segunda ola prolongada de contagios de la COVID-19. Durante las últimas semanas los voceros del gobierno de Nicolás Maduro han reportado más de 1000 casos diarios. Datos de la organización no gubernamental Monitor Salud indican que en 30 hospitales del país existen 1857 camas de hospitalización para casos de COVID-19, de las cuales 1160 están ocupadas actualmente.

Foto: Gleybert Asencio

Después de que levantaron a San Juan de la mesa, Norka Dávila aprovechó para acercarse y arrodillarse ante el santo. El padrino puso la imagen frente a Norka. Ella lloraba con la misma fuerza que empezaba a llover en San Agustín. Después de una mañana despejada y con sol, las nubes grises se agruparon con rapidez justo cuando Norka hacía una petición a San Juan sosteniendo un pequeño vestido en sus manos.

El 24 de junio de 2020, Norka le pidió a San Juan que le diera la oportunidad de ser madre de una niña. Una frase popular dice: “si San Juan lo tiene, San Juan te lo da”, y a Norka le dio lo que pidió. Un año después es mamá de Gabriela Aurora. La bebé nació de una cesaría de emergencia cuando su mamá solo tenía siete meses de embarazo.

Foto: Gleybert Asencio

Desde la semana 12 Norka empezó a presentar problemas de salud. Primero fue un hematoma en la placenta que la obligó a cumplir reposo durante todo el embarazo. Luego vino un diagnostico de preclancia en la semana 25 y para la semana 29 le empezó un sangrado muy fuerte. Acudió al Hospital Miguel Pérez Carreño y allí nació su bebé. En ese mismo lugar Gabriela tiene 22 días en terapia neonatal con una infección.

—Estoy aquí sin ella porque fue sietemesina. Ahora le vengo a pedir de rodillas que me la sane y que me dé fortaleza para seguir adelante con ella porque está en terapia neonatal y es muy fuerte ver a mi hija ahí. La fe es lo único que me la puede salvar y con la ayuda de los médicos, pero más la fe y las ganas de ella de vivir.

Después de la promesa de Norka, José, el capitán mayor, dio la orden de comenzar la procesión, tal como lo hizo muchas veces el profesor Jesús. José nació en San Agustín. Tiene características de jugador de básquet por su altura, pero es músico de profesión. Entró a la cofradía del San Juan de San Agustín cuando tenía nueve años de edad. Ahora tiene 41 años y muchas canas. José conoció la percusión y la devoción a San Juan por Jesús, a quien describe no solo como su profesor, sino también como su papá, su amigo y su hermano.

— ¿Te dijo algo? Él me salvó la vida. Mejor dicho, Totoño nos salvó la vida.

Foto: Gleybert Asencio

El tambor sonó por toda la avenida principal de San Agustín del Sur y por algunos de sus callejones. San Juan también cruzó el puente La Yerbera para visitar una parte de San Agustín del Norte. Una persona en la profesión dijo que “si no llueve en San Juan, no hay vida”. Y a pesar de un segundo aguacero, los devotos no se dispersaron. Todos siguieron cantando y bailando a San Juan, algunos bebiendo uno que otro trago entre canto y canto.

—Esto es hasta que el cuerpo aguante, hasta mañana, finalizó José.


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