Usuarios y trabajadores ya se han acostumbrado a la inseguridad en La Urbina. Opinaron que no existe una solución para el hampa que reina en la zona

Shaylim Castro/@ShayC_

Caracas. Desde la salida del Metro en la estación de Petare comienza la odisea para aquellos que se dirigen al terminal La Urbina, intentando esquivar al bululú de buhoneros, que con sus productos en las aceras y mesas improvisadas, impide el libre tránsito de muchos.

Una vez en el sitio también deben lidiar con los indigentes, pues aprovechan los asientos para acostarse y la única opción para los pasajeros es esperar el transporte de pie.

Nilo Coreano tiene 14 años trabajando dentro del terminal, en un puesto de chucherías, y para él las cosas no han cambiado con el paso del tiempo porque los robos siguen igual.

“Aquí llegan los malandros y con revolver en mano atracan a las personas que estén en las colas”.

Muchas veces ha visto cómo los delincuentes hacen de las suyas, pero hacer algo escapa de sus manos. Incluso estos sujetos ha llegado a su puestico pidiéndole plata sin ninguna explicación.

Esto le llama la atención ya que dentro del terminal se encuentra un módulo de Polisucre, pero cree que los hampones tomaron tanto el control, que ya no se puede hacer nada.

“Yo he hablado con los policías pero dicen que no pueden hacer nada, por eso creo que no puede haber una solución para la inseguridad. Aquí no respetan”.

Y es que hasta tiroteos se pueden escuchar en los alrededores del terminal. El comerciante contó que hace dos meses dispararon contra uno de los buhoneros, y aunque solo escucharon los tiros, al salir de su trabajo se encontró con la sangre del fallecido.

Para Milagro Serrano, quien se dirigía a La Dolorita, todos los días se la pasan robando dentro y fuera de los autobuses y del terminal. En una oportunidad le tocó vivir la experiencia.

“Nos apuntaron con una escopeta. Nos quitaron la plata y los teléfonos. Lo peor es que todos tenían pinta de ser menores de edad”.

Su reacción fue quedarse quieta y dar lo que le pidieron, ya que fueron aproximadamente 10 chamos los que cometieron el asalto, quienes se montaron como pasajeros.

Andar con cuatro ojos

Nelida Vargas lleva 35 años viviendo en Mariche, tiempo suficiente para aprender a leer las señales y ponerse alerta si ve algo extraño cada vez que le toca agarrar una camioneta.

“A mi hija le pusieron un arma en la cara para quitarle el celular. Ya uno conoce cómo es la cosa y en ocasiones me he tenido que bajar del transporte si veo algo extraño. Aquí con la policía no se cuenta”.

El dueño de una carnicería, en pleno terminal, opinó de la misma menara, pues para él es importante estar pendiente y mirar para todos lados ya que después de las 6:00 pm las cosas se ponen más peligrosas por ser la hora pico, lo que los choros aprovechan para atracar en plenas colas.

Foto: cortesía @ovarioV


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