En la península de Araya falta de todo no hay agua, luz, gasolina y no recogen la basura

península de Araya

Los pobladores de Araya piden a gritos la intervención efectiva de los entes del estado ante el colapso de los servicios públicos en el municipio Cruz Salmerón Acosta, del estado Sucre. También padecen por la falta recolección de basura. Todos estos problemas se replican en el resto de los pueblos de la península.

Cumaná. La indiferencia de las autoridades locales y regionales ante el caos que ha generado el colapso de los servicios públicos en Araya, capital del municipio Cruz Salmerón Acosta del estado Sucre, ha provocado que sus habitantes protesten con frecuencia ante la mala prestación de los servicios públicos. Hacer los quehaceres domésticos y otras actividades se convierten en un suplicio.

Hasta ahora sus reclamos no han recibido respuestas.

“Nadie nos para”, así lo denuncian los pobladores de Araya, que están hartos de la precariedad que viven a diario y “las autoridades brillan por su ausencia”.

Uno de los residentes, que no quiso identificarse, afirmó: “El alcalde desde que ganó no se ha sentado en la silla. No visita las comunidades, no resuelve los problemas. Es el alcalde fiestero”.

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Los vecinos de Araya se quejan de la indolencia de las autoridades. Foto: Mónica Salazar.

Las demandas de los habitantes de la parroquia Araya son las mismas de quienes viven en las de Manicuare y Chacopata.

Hoy lo que padecen los arayeros es el mismo drama de todos los pueblos de la península, dijo Jesús Marcano, activista social de la zona.

Acotó: “Aquí la gente clama y piden a gritos la intervención efectiva de las autoridades municipales y regionales. Que le pongan atención a sus peticiones” .

En Araya la falta de agua es grave, aseguró  Lesbia Gutierrez, vecina de la calle Bermúdez. “Aquí no tenemos nada; cuando no es el agua, es la luz. Eso sin sumar la falta de alumbrado público, gas, recolección de basura, vialidad, gasolina y pare de contar”.  

Gutiérrez contó que cuando llega el agua tiene que correr de una casa a otra y llenar todos los perolitos que puedan, porque pasarán 28 días hasta que les vuelvan a conectar el servicio por cuatro, seis u ocho horas.

Crónica.Uno confirmó que esta comunidad recibe agua una vez al mes. La Hidrológica del Caribe (Hidrocaribe) suministra agua a la península de acuerdo con un cronograma de abastecimiento que depende de la estabilidad del sistema; si este falla se restringe el servicio.

Esa restricción del suministro hace que los quehaceres domésticos se conviertan en un dolor de cabeza; así lo afirmó María Núñez, vecina del sector La Otra Banda. “Hasta lavar la ropa es una lotería. Los uniformes de los chamos los lavamos cada 15 días. Esto es una verdadera agonía”.

Una de las fuentes aseguró que también padecen la intermitencia del servicio eléctrico. Las consecuencias son evidentes en el alumbrado público. Cuando llega la noche muchas calles permanecen oscuras. Se convierten en escenario propicio para la delincuencia.

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La falta de recolección de desechos ha fomentado la proliferación de ratas. Foto: Mónica Salazar.

Marcano denunció que esa intermitencia pone en jaque la actividad comercial del pueblo. “Muchos comerciantes se quejan de la pérdida de mercancía y de las pocas transacciones digitales”.

Aquí falta todo…

En el recorrido que hiciera Crónica.Uno por todo el pueblo se pudieron constatar las carencias y penurias que sufren los habitantes de Araya.

El desabastecimiento de combustible no es ajeno para los peninsulares. Lo padecen a mayor escala porque las cisternas  de combustible llegan por carretera y el mal estado de la vialidad retarda y empeora el servicio del transporte de gasolina.

Los vecinos hablan de lo intransitable de la vías. Cuentan que al interior del municipio hay obras de vialidad inconclusas que se han deteriorado con el tiempo empeorando sus condiciones.

Las calles del centro de Araya no presentan mejores condiciones. Es evidente la falta de asfalto en la mayoría de las vías de acceso; aún se pueden ver carreteras de tierra en el publicitado “Sucre Potencia”, eslogan de campaña del gobierno regional.

Pescadores afectados

Los pescadores hacen largas colas para abastecerse de combustible en la única estación de servicio del pueblo. Ellos también levantaron su voz en protesta por la forma como se distribuye la gasolina.

Denuncian que el combustible llega una vez a la semana y lo ofrecen sectorizado. A cada pescador le venden solo una pimpina de 60 litros que no les alcanza para completar su faena diaria.

Para Gilbert Rodríguez, miembro del Consejo de Pescadores del Guamache, no les basta solo una pimpina, necesitan, por lo menos, 180 litros diarios para zarpar cerca; porque para una faena hasta Cubagua se necesitan cuatro y hasta cinco pimpinas de gasolina.

Si solo nos venden una pimpina tenemos que comprar la gasolina bachaqueda en Cumaná en 500.000 y hasta 600.000 bolívares”, alertó

Por su parte, el pescador y pepitonero Rinio Gutiérrez denunció que los obligan a comprar un litro de aceite de motor por 200.000 bolívares para poder venderles la gasolina.

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Rinio Gutiérrez denunció que los obligan a comprar aceite de motor para venderles gasolina. Foto: Mónica Salazar.

“Aquí no vale que tengamos el carnet de pescador o pepitonero; aquí lo que cuenta es que tengamos los 200.000 bolívares para comprar el aceite”, afirmó.

La actividad de los pepitoneros se pone en peligro si no les venden gasoil dado que la gasolina se oferta de manera limitada. 

“Utilizamos el gasoil para sancochar las pepitonas y si no nos la venden se paraliza el negocio, y se afectan 70 familias porque no podremos vender nuestro producto”, añadió Gutiérrez.

Cocinado a leña y rodeados de basura

Mientras los pepitoneros reclaman gasoil, el ciudadano común exige el abastecimiento de gas doméstico para procurarse la cocción diaria de sus alimentos.

El camión de gas doméstico llega a la península a bordo de la chalana, embarcación que cubre la ruta marítima Cumaná-Araya, pero ante el desabastecimiento y el retardo de la distribución, los habitantes de Araya tienen que viajar a Cumaná con su bombona al hombro para procurarse el abastecimiento.

Los habitantes de Araya reclaman que no tienen gas doméstico desde hace un mes; mientras que vecinos de otros sectores incluso de otras comunidades como Taguapire llevan más de tres meses sin gas.

María Rivas, de 72 años de edad, contó que el humo de la leña con la que cocina le irrita los ojos y le está afectando la respiración.

El humo se mete en toda la casa y los más perjudicados son los niños y nuestros enfermos. Y aquí nadie hace nada”.

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María Rivas ya padece problemas de salud por cocinar con leña. Foto: Mónica Salazar.

José Gregorio Salazar, de la comunidad de  Taguapire, afirmó que un haz de leña lo están vendiendo en 100.000 bolívares. Es un precio que no podemos costear. “Esto es una verdadera tragedia”. 

En Araya también tienen que convivir entre los botaderos satélites que han aparecido en el pueblo y que se han convertido en grandes basureros por la inoperatividad  de la Alcaldía, que ya no cumple con la habitual recolección de los desechos y el aseo urbano.

Denunciaron que estos basureros se han convertido en criaderos de moscas y ratas que tienen invadidas las casas y ponen en peligro la salud de los niños y ancianos. Ya se presentan brotes de amibiasis y diarreas. Las ratas también  han acabado con las crías de conejos y gallinas. 


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