Estudiantes de Mérida FC: un equipo de fútbol con una ciudad por dentro

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El pasado 4 de abril de 2021 el equipo Estudiantes de Mérida FC llegó a su medio siglo de existencia. Es una institución cuya madurez le permite ahora pensar no solo en los compromisos que debe atender sobre la cancha, sino también el partido más importante: seguir, de a poco, construyendo valor como organización, es decir, hacer del capital social la mejor de sus jugadas.

Mérida. Dos son los ingredientes que reiteradamente se han combinado bajo el cobijo de las montañas más altas de Venezuela: fe religiosa y academia. Como fruto más reconocido de esa unión de elementos surgió la Universidad de Los Andes. En efecto, el 29 de marzo de 1785 –hace 236 años– fray Juan Ramos de Lora fundó el Colegio Seminario de San Buenaventura de Mérida, germen de lo que luego sería la ULA. Sotanas y togas compartieron un mismo perchero.

Pero la receta entre religiosidad y libros le deparó a Mérida otro de sus símbolos: el equipo de fútbol profesional Estudiantes de Mérida FC, que con sus recién cumplidos 50 años no solo es la institución futbolística más añeja de Venezuela (en términos de continuidad e identidad), sino también una de las más sólidas en el deporte profesional en general, acá en nuestro país.

Para entender los vínculos históricos de Estudiantes de Mérida FC con las aulas de clases y los religiosos, hay que remontarse más allá de aquel 4 de abril de 1971, fecha en la que, en un modesto apartamento de la avenida 16 de Septiembre de Mérida, se reunieron los fundadores del llamado “equipo del pueblo merideño”.

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Equipo San José Fútbol Club de Mérida. Foto: Diario Los Andes
Bendito balón

En las maletas con las que llegaron a Venezuela los sacerdotes de la Compañía de Jesús traían, cómo no, biblias y crucifijos, catecismos y camándulas. Pero, tan importantes como los pertrechos religiosos, cargaban también con algunos balones de fútbol. Los años 20 del siglo pasado apenas iniciaban y esas pelotas no tardarían mucho en rodar sobre el gramado.

La pasión de los sacerdotes jesuitas por el fútbol la habían labrado en su Bilbao natal (en Vizcaya, España), aupando al Athletic Club de Bilbao. Para más señas, este es uno de los clubes más antiguos de la nación ibérica –fundado en 1898 (hace 123 años)– y que el pasado 4 de abril, hace apenas unos días, participó en la final de la Copa del Rey, sucumbiendo un gol por cero ante la Real Sociedad. No obstante el revés, el Athletic es uno de los clubes más ganadores de España.

Pues bien, amantes del fútbol y seguidores del Athletic de Bilbao, no es de extrañar que cuando el 8 de enero de 1923 los jesuitas fundaron el Colegio San Ignacio de Loyola, en Caracas, apenas tres meses después de abrir las puertas educativas ya habían constituido el equipo de fútbol, que bajo el nombre de Loyola participó en los incipientes campeonatos de fútbol que se realizaban con poca constancia en la capital del país. Incluso los jesuitas auparon la compra de su propio terreno para instalar allí la cancha de fútbol.

Apenas cuatro años después, en 1927, la misma Compañía de Jesús sembró su proyecto educativo en Mérida, fundando el Colegio San José y, aquí también, los balones rodaron alegres entre la neblina. Las franjas rojas y blancas de la camiseta del Athletic se estamparon en los uniformes del equipo San José FC, como una demostración del amor de los jesuitas por su recordado club bilbaíno.

Si bien el Colegio San José cerró sus puertas en 1962, nueve años más tarde –en 1971–, exalumnos de ese colegio y quienes forjaron con la misma pasión conocimientos académicos, un marcado respeto hacia los símbolos religiosos y amor por el fútbol no dudaron en escoger, junto con otros merideños y reconocidas figuras de la ciudad, la combinación rojiblanca que marcó desde 1927 aquellas mañanas y tardes de fútbol construida con esmero en las aulas del Colegio San José.

Luego, en aquella misma reunión de 1971, Guillermo Soto Rosa –uno de los iconos en la fundación del equipo– pronunció su emblemático “y se llamará Estudiantes de Mérida”, nombre que recoge el profundo afecto por las aulas, la formación académica y el espíritu de la juventud que identifica a Mérida como urbe.

En definitiva, los colores rojo y blanco vinieron desde Bilbao, se sembraron por puro amor de los jesuitas en los uniformes del equipo de fútbol de Colegio San José y, en marcado respeto y fidelidad hacia la institución que forjó la vida de los fundadores, tiñeron luego el proyecto Estudiantes de Mérida FC. En estos valores (fidelidad, amor, respeto, historia, formación) tal vez están las claves que expliquen el por qué esta institución deportiva es una de las más sólidas en cuanto al capital relacional, el cual puede definirse como “el valor –positivo o negativo– que se genera como resultado de las interacciones de las personas que constituyen una organización”.

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La camiseta del 50 aniversario de Estudiantes (a la derecha) evoca la primera que usó el equipo en 1971.  Foto: Diario Los Andes
Respeto por la identidad

El 13 de octubre de 2020 –sorteando las limitaciones que a escala mundial impuso la pandemia del coronavirus– la directiva de Estudiantes de Mérida entregó al Athletic Club de Bilbao una placa conmemorativa en la que se destaca “que el origen del cuadro merideño proviene del equipo vasco”.

El importante regalo institucional fue entregado por Yunior Lobo, que fungió de emisario del club merideño, en un acto cumplido en el Museo del Athletic, en San Mamés. Allí se entregó una placa en la que se hace oficial el reconocimiento “de que los padres fundadores del elenco estudiantil, que en su mayoría se formaron en el Colegio San José, que era dirigido por jesuitas vascos, asumieron los colores rojo y blanco a rayas verticales como identidad inspirados en la pasión inigualable del Athletic Club”.

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Foto: Cortesía EMFC.

La idea de este homenaje no era otra que rescatar el valor del Athletic en la historia, los antecedentes del equipo Estudiantes de Mérida y colocar en su justa dimensión el peso que tiene la divisa de Bilbao en la identidad del equipo. Se concretaba un acto de relacionamiento necesario que, aunque parezca una mera formalidad protocolar, incide en la manera como la propia institución se reconoce.

Christian Toni, presidente de Estudiantes de Mérida FC, mediante una misiva entregada a Aitor Elizegi – máximo representante del Athletic Club de Bilbao– destacó unas significativas palabras que revelan la transcendencia del acto de construir relaciones.

Para nosotros es un honor hacer entrega de este símbolo de hermandad entre los dos clubes, como también dejarle saber que estamos fraternalmente en total disposición de establecer nexos de cooperación mutua para el desarrollo, crecimiento y fortalecimiento de los niños, jóvenes y adultos que hacen vida en ambos equipos, y de esta manera, interactuando en conjunto, seguir los pasos del club que usted actualmente dirige”.

El equipo de Mérida o Mérida el equipo

La celebración del 50 aniversario del rojiblanco merideño se centró en una “puesta en escena” con los recursos que hoy en día ofrecen los medios digitales, pero no tanto por un alarde tecnológico, sino por justificadas razones de distanciamiento en tiempos de pandemia.

Mediante el canal de EMFC TV, en YouTube, se desarrolló una rueda de prensa combinada con la participación de los casi 800 asistentes virtuales a la actividad, además de la presentación, mediante varios audiovisuales, del escudo del 50 aniversario del equipo, la camiseta conmemorativa del medio siglo, la plantilla oficial del club para la venidera temporada 2021 de la Liga Futve, además de emotivas palabras de una representación de algunas de las más emblemáticas figuras que han llevado la casaca de Estudiantes de Mérida FC.

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Leonel Vielma, DT de Estudiantes FC; el mediocampista y capitán Jesús “la Pulga” Gómez; el gerente  general de la institución, Raúl Escobar, y el jefe de prensa, Jesús Mendoza. Foto: Captura Canal EMFC TV

Precisamente, una de las voces autorizadas que participó en el evento por el 50 aniversario fue el merideño Richard Páez, que no solo es reconocido por haber sido uno de los mejores DT al frente de la selección nacional (la Vinotinto), sino también por su relación con el rojiblanco, tanto como jugador como en rol de timonel.

Estudiantes de Mérida representa el gentilicio merideño: lo ha hecho con historia, lo ha hecho con torneos campeoniles, lo ha hecho con epopeyas en partidos internacionales. Pero lo mejor que ha hecho es representar dignamente el gentilicio merideño”, destacó.

Con esas palabras Páez ilustra que, si bien los títulos son importantes, existe una responsabilidad de las instituciones que adquieren el rango de símbolos de un pueblo (en este caso el merideño) que tiene que ver con el reconocimiento de la cultura, el gentilicio, la idiosincrasia de una comunidad a la que representan.

En esa misma línea de reflexión, el actual capitán del equipo, Jesús “la Pulga” Gómez, reconoció que existe una “relación muy íntima entre Estudiantes y la ciudad de Mérida”, a tal punto que, en muchas ocasiones, dentro y fuera de Venezuela se le denomina al equipo simplemente: “Mérida”.

A la pregunta del Diario de Los Andes sobre cuál es la principal característica que distingue esa relación de Estudiantes con la ciudad de Mérida, el capitán del rojiblanco respondió: “El equipo es un estandarte de Mérida y tiene que ver con que en esta ciudad se respira fútbol”.

Raúl Escobar, gerente general del equipo Estudiantes FC, anunció que de aquí a tres o cuatro años la institución va a tener una sede deportiva propia a la altura de una organización desarrollada en el ámbito del fútbol, tal como ocurre en los clubes más emblemáticos del continente y del mundo.

La idea reiterada por el directivo es que la institución siga creciendo y asumiendo su papel de emblema de los merideños, ideal que anima a los hermanos Christian y César Toni, presidente y vicepresidente del Club. Que Estudiantes de Mérida siga siendo –acogiendo las palabras que atribuyen a Mariano Picón Salas– un equipo de fútbol con una ciudad por dentro.

Resultados en la cancha

¿Puede la construcción de valor en la organización traducirse en resultados positivos, en el plano deportivo? Para un equipo de fútbol venezolano el máximo logro deportivo es la Estrella bordada en su camiseta, así como la conquista de las otras copas que se disputen en paralelo a los torneos, tanto en el plano nacional (Copa Venezuela, por ejemplo) o las grandes citas internacionales, como Copa Libertadores y Sudamericana.

Siendo realistas con los resultados, en medio siglo de vida la cosecha de Estudiantes FC ha sido más bien magra en cuanto a títulos, aunque nadie puede negar que, cuantitativamente hablando, el rojiblanco es fiel asistentes a las grandes finales, ya que ha estado en nueve citas absolutas, logrado dos Estrellas y siete subcampeonatos. Aparte, el académico tiene tres torneos ganados (dos aperturas y un torneo clausura), y en seis citas a la final de Copa Venezuela la ha ganado dos veces y en cuatro se ha quedado con la banda de subcampeón.

De acuerdo con datos presentados en el portal www.venezuelafutbol.com.ve, en el plano internacional Estudiantes FC ha participado en siete ediciones de la Copa Libertadores (1977, 1978, 1981, 1982, 1987, 1999 y 2020), dos Pre-Libertadores (1998 y 2002), dos Copa Conmebol (1997 y 1999), una Copa Merconorte (2000), dos Copa Sudamericana (2018 y 2019) y una Copa Simón Bolívar (1976, donde fue subcampeón).

Es decir, el rojiblanco ha estado en al menos 16 finales por distintos títulos, lo cual lo caracteriza como un equipo competitivo. Para una institución, la continuidad, fruto del trabajo y la constancia, debe ser un valor que debe ocupar un lugar prioritario en las acciones del club.

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Dos datos rojiblancos

Si bien se fundó el 4 de abril de 1971, el primer partido oficial lo jugó el equipo el 12 de octubre de ese año, en el estadio Guillermo Soto Rosa.

Cuando se dice que con sus 50 años Estudiantes de Mérida FC es la divisa más antigua del fútbol venezolano, se alude al hecho de que es el único equipo que desde su fundación no ha cambiado su nombre, ni sus colores, ni su ciudad de origen. Hay otros equipos fundados antes que Estudiantes, pero que no han mantenido todos esos elementos de identidad.


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