57 familias llevan 12 años exigiendo el pago de sus casas, que fueron dañadas por las explosiones hechas por la compañía constructora. Han ido a todos los organismos competentes y nada que les pagan las deudas.
Mabel Sarmiento Garmendia/@mabelsarmiento
Caracas. “Unos encapuchados entraron a mi casa y dijeron que eran policías, mataron a mi hijo, casi hacen lo mismo con mi hija que es discapacitada y a mí me dispararon cuando intenté protegerlos. Fue a las 10 de la noche y desde entonces me da miedo estar en mi casa. Ya es el segundo hijo que en matan en el barrio, y si hace 12 años me hubiesen pagado mi casa que fue expropiada, quizás no me hubiese pasado esto”.
Ese es el testimonio de Lavinia Sánchez, integrante de una de las 57 familias del barrio Unión afectadas directamente por la construcción del Metro-Los Teques.
Sánchez no solo vive un trauma por el fallecimiento de sus dos hijos, sino que además se ha calado durante todo este tiempo el riesgo que resulta vivir en una casa con grietas y en un barrio que se cae a pedazos.
En el día, contó, se va a casa de la señora María Tovar. “Eso me sucedió hace seis meses, pero me da miedo, siento que van a regresar y que me van a matar. Esto no es justo, fuimos engañados por el Metro Los Teques, nos expropiaron y nos abandonaron aquí. Así como estoy, recuperándome, tuve que ir a todos lados a revisar mi caso y nada que salen las indemnizaciones”, dijo.
No paran la lucha
Norma Tovar, es otra de las mujeres que se mantiene en la lucha para que les reivindiquen el derecho a una vivienda digna. Explicó que desde que se inició la obra las grietas y los desniveles en las casas se hicieron presentes.
“Pero ellos (se refirió a la compañía) hicieron una cancha, las escaleras y la caminería en un intento de rehabilitar el barrio. Luego nos hablaron de las expropiaciones. De hecho por ahí hay un video del diputado Juan Carlos Alemán, a quien un funcionario del Metro le dice que nos van a cancelar las casas. Ya han pasado 12 años y nada ha ocurrido, más bien la gente se está murieron. Aquí hay muchas personas de la tercera edad, con problemas de salud a las que lamentablemente no les ha dado tiempo de salir de aquí, como sucedió con el señor Filipo, quien falleció en mayo pasado”, dijo Tovar.
El Unión está a orillas de la carretera vieja Caracas-Los Teques. Pero para llegar a la parte más afectada hay que subir como más de 200 escalones, zanquear muros, desniveles y pasar por zonas completamente en ruinas.
Incluso hay sectores, como la parte baja, que están invadidos. No se salva de esta ocupación ilegal ni la cancha que hizo el Metro, ni las casas que quedaron medio paradas.
“Y la inseguridad también está a la vuelta de la esquina. Quedamos pocas familias y estamos a merced del hampa. Mi hermana quedó sola arriba. La casa más cerca le queda como a 20 metros y ahora le paga a una persona para que se la cuide cada vez que sale a trabajar. Hace poco la robaron saliendo y hace unas semanas le dejaron a un hombre muerto en la parte de atrás. Aquí vivimos con mucho peligro”, dijo Alida Tovar, quien reclamó al Gobierno Nacional la indemnización que le corresponde a su mamá.
Alida, al igual que Norma, ha hecho gestiones en todos lados. “Estamos cansados de ir al Metro, de allí nos mandan a Vivienda, a la Vicepresidencia y nadie nos responde. Cada vez que llegan unas elecciones nos dicen que nos van a cancelar y esa promesa se la lleva el aire. Lo último que supimos es que hay una mesa técnica en la Defensoría del Pueblo y nos avisaron que esta semana van a llamar a Manuel Sánchez”, el hijo que le quedó a la Lavinia y que anda con las carpetas todo el tiempo debajo el brazo buscando soluciones a las 57 familias del Unión y a otras 10 de El Guanábano y Puerta Verde, barrios que comparten fronteras y que igual se vieron perjudicados con la construcción.
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