Cuento Contigo Siempre es una ONG que se enfoca en atender a niños recién nacidos hasta los 14 años en el área pediátrica, así como mujeres desde la edad de su primera menstruación hasta los 60 años. Juan Guerrero, antropológo, hace cinco años decidió asumir el compromiso de ayudar a la gente y fundó la organización.
Valencia. Desde hace mucho tiempo que Juan Guerrero duerme poco. Madrugar es parte de su rutina, pero no se queja. No lo hace porque sabe que cada hora invertida en el bienestar de alguien es una ganancia .
Hace cinco años decidió asumir el compromiso de que la gente contara con él, porque a este antropólogo siempre le hacían la misma pregunta cada vez que visitaba una comunidad vulnerable en sus recorridos con líderes sociales y políticos: “¿Cuento contigo?”
Fue ahí que luego de escuchar la misma pregunta encontró la clave que llevaba mucho tiempo buscando y fue así como nació la ONG Cuento Contigo Siempre.
La fundación nace a nivel de asistencia médica. Nosotros estamos distribuidos en cinco estados de Venezuela: Carabobo, Aragua, Lara, Miranda y Distrito Capital”.
Como antropólogo su dinámica de profesión siempre le ha hecho estar en contacto con la gente. “A mi siempre me gustó la parte de gestión social, luego entré a otras tres organizaciones colaborando en las que siempre me decían cuento contigo y no sé, siempre creo que estaba destinado a esto. Además, es un tema de la formación de mis padres, de mi familia. La mayoría son médicos o educadores, entonces siempre es prestar servicio al cercano y creo que es ahí donde yo me enfoco. Eso me llevó a donde estoy ahora”.
No obstante, un punto importante que dio forma al proyecto de Cuento Contigo Siempre fue la necesidad del venezolano.
La fundación llegó a Carabobo en 2020 como parte de la evolución y de la obligación de estar en compromiso constante con las comunidades.
Ha sido bastante difícil en el tiempo ver cómo muchos de nuestro equipo tienen que irse por los temas del país. Eso es muy fuerte, porque es gente valiosa, pero a la vez te das cuenta que este país tiene mucha gente con ganas de trabajar y dispuesta a llenar espacios”.
Guerrero a las 7:30 a.m. era el primero en llegar al colegio Luis María Acuña, ubicado en el sector La Pastora, la razón, verificar que todo estuviese listo. Nada podía faltar, toda el área debía estar perfectamente desinfectada, los médicos tenían que estar en sus estaciones de trabajo y los pupitres en el patio central organizados en línea, para que los asistentes se sentaran a esperar mientras eran llamados por orden de llegada.
Esta fue la segunda jornada que se realizó en Carabobo en lo que va de año, la primera fue en febrero en el barrio de Tazajal, ubicado en el municipio Naguanagua. Con mucho orgullo Juan Guerrero puede decir que en dos años de jornadas en la región central ha visitado los 14 municipios de Carabobo. “Desde Montalban que es una región rural montañosa hasta la costa”.
Mientras Guerrero camina por los pasillos del colegio y atiende a las necesidades de los asistentes, muchos parecen reconocerlo.
“Juan: ¿Cómo estás? Tiempo sin verte. Estabas perdido, porque por esta zona nos tenías olvidadas. No te veo desde que se hizo la jornada en La California”, dice una mujer con un bebé en brazos.
“Claro ¡Cómo te voy a olvidar! Esa jornada fue muy especial”, responde Guerrero sonriendo y pone su mano en el hombro de la mujer, para luego jugar con el bebé.
“Tenías tiempo sin venir por acá. No nos dejes, mira que contamos contigo”.
Juan se ríe: “Recuerda que hay que ayudar a todos”.
Con el pasar de las horas los rayos del sol golpean con fuerza. Juan Guerrero camina de un lado a otro. Para él es importante que los presentes sientan que está disponible. Sin embargo, el despliegue en el colegio es el resultado de semanas de trabajo.
“Esto no es ir a la actividad en el sector y ya. Nosotros realizamos un estudio de campo, de trabajo con la comunidad, elaboramos los listados de las personas en los sitios en los que serán atendidos”.
Cuento Contigo Siempre es una ONG que se enfoca en atender a niños recién nacidos hasta los 14 años de edad en el área pediátrica, así como mujeres desde su primera menstruación hasta los 60 años de edad.
La escogencia del lugar está a cargo del doctor Félix López, él además lleva a cabo la logística. Es el encargado de hablar con las comunidades, escoger el equipo de médicos y de cerciorarse que haya los insumos suficientes para cubrir las necesidades de los asistentes.
Para nosotros este trabajo es parte de cumplir con el derecho humano a la salud”.
Sin embargo, para Guerrero este trabajo no siempre fue fácil. En un principio les daba miedo, sentían que no lo lograrían. Tocaban las puertas con timidez, pero de a poco y con cada vivienda en donde eran recibidos se percataron que los carabobeños querían a alguien con quien contar. Hoy en día son las comunidades las que tocan las puertas de la fundación para pedirles un operativo.
“Hay gente que se nos presenta en las jornadas pidiendo que llevemos el proyecto a otras partes de la ciudad, gente que en ese momento se está beneficiando y que saben que en donde viven hay mucha necesidad y prácticamente se hace una competencia sana entre los líderes sociales por ver quien tiene primero la jornada”.
Cuento Contigo Siempre trabaja de la mano con líderes sociales, vecinales, religiosos y en todos los casos Guerrero afirma lo mismo. “No nos importan tintes políticos, tampoco religiosos, ni de ningún tipo. La salud no tiene filiación alguna más que el bienestar. Nosotros dejamos a un lado ese esquema de la política tradicional venezolana”.
En el 2020 cuando Carabobo se integró a las áreas de cobertura coincidió con la llegada de la pandemia, lo que representó un choque con los intereses de la ONG y los de las comunidades. “Todo se detuvo”, explica Guerrero que recuerda que se volvió una tarea titánica hacer una jornada.
Una actividad que era normal se vio paralizada y tuvimos que subir también las responsabilidades porque ahora todo tenía que estar bajo las nuevas medidas de bioseguridad establecidas por la OMS y el Ministerio de Salud”.
Invertir en bioseguridad
A las 10:00 a.m Guerrero ordena a todos paralizar las operaciones. Es el segundo bloque de desinfección. Para esa hora ya se calcula que al menos 150 personas han sido atendidas. “Es maravilloso ver esto tan lleno. Son 150 personas que están viendo un beneficio, con el que se ahorran algo de dinero que sirve para llenar un poco más la nevera y nosotros nos preocupamos porque ellos estén bien, por eso hacemos este alto, para que las instalaciones estén acordes a sus necesidades”.
Ese proceso se repite periódicamente cada 3 horas. Fue uno de los nuevos protocolos adheridos a la antigua dinámica, pero hay más. “Fue un gran aprendizaje, pero también hay mucha inversión. Sobre todo en bioseguridad. Es comprar los trajes especiales tipo astronauta, hasta los tapabocas. En un comienzo eran solo para los médicos, pero luego nos dimos cuenta que la gente también necesitaba, que muchas veces llegaban a la jornada con mascarillas en mal estado. No le podemos decir no, eso también es salud”.
Cuando falta poco para las 11:00 am ya estén atendiendo por encima de las 200 personas es un éxito. En sus cálculos lo ideal es poder atender 400 personas, divididas una mitad en la parte Pediátrica y otra en Ginecología. “Hemos logrado tener más. De hecho, una vez aquí en Carabobo alcanzamos las 600 personas”.
En Cuento Contigo Siempre las cosas se tienen que hacer bien, si o si, no hay espacio para mediocridades. En la parte médica Guerrero no se conforma con un simple chequeo preventivo, rápido, inmediato, nada de eso. “Hay que hacer una consulta de verdad, que tome tiempo, que ese chequeo ginecológico se haga con detalle para lograr la mejor atención. Y aunque los números dicen mucho, nosotros nos fijamos en calidad, no en cantidad”.
Para Guerrero la razón de esto más allá del profesionalismo y la ética es saber que gran parte de las mujeres que asisten llevan quizás tres o cinco años sin hacerse un chequeo.
El año pasado, Cuento Contigo Siempre atendió más de 10.500 casos. Con el pasar del tiempo y la penetración cada vez más profunda de la fundación dentro de la sociedad el panorama de asistentes cambia. Originalmente la población era mayoritariamente de estratos muy bajos, pero eso ha venido cambiando. “Ahora podemos decir que personas de clase media acuden a nuestras instalaciones, porque confían en nosotros. Han oído escuchar de nuestro trabajo y le garantizamos la seguridad y el boca a boca provoca que la gente se integre”.
Como fundación, Guerrero admite que las cosas no siempre son fáciles, puesto que hay un gasto económico de por medio, por suerte admite que las alianzas con distintas empresas que se transforman en aliados medulares facilitan las cosas, pero aún así los traslados de equipos y de personas, hoteles, pago de personal, pago a los médicos especialistas son erogaciones. Todo eso suma, por lo que procurar el éxito de la jornada es vital, para que lo gastado termine transformándose en ganancia.
Y es un gasto recurrente, puesto que si una semana están en Carabobo, otra puede ser Aragua. Pero vale la pena. Guerrero sobre esto explica que “Mientras más alejado estés de la urbe es más difícil la oportunidad de acceder a la salud”.
Que una jornada no alcance los números esperados no es un fracaso. “Es parte de las posibilidades que no nos vaya tan bien, pero sería bastante soberbio decir que Cuento Contigo Siempre ha tenido éxito desde el día uno en todas sus formas. Hemos tenido fallas de personal, fallas de los equipos. Yo mismo he cometido errores y eso es normal. Uno va creciendo en esta dinámica. Siempre hemos tenido algún tipo de problema, pero los logramos subsanar”.
En los dos años de recorrer los 14 municipios hubo una historia que lo marcó. Un joven de 17 años de edad al que no quiere identificar por respeto, pero al que recuerda bien. Fue en una jornada en el sector La Adobera, una antigua barriada ubicada en un terreno en el que se extraía adobe para la construcción de las casas coloniales.
El muchacho estaba en una situación de salud bastante crítica. Es diabético, insulinodependiente y envuelto en precariedades y desnutrición muy notable. Verlo en cama con su piel deteriorada y sin posibilidades de salir y de hacer lo que un adolescente de su edad puede hacer le partió el corazón.
El joven era pelotero y la enfermedad le había quitado su distracción y vida. Guerrero movió todas sus influencias, no solo para darle salud al muchacho, lo cual logró, sino un rayito de esperanza al final del túnel, el cual se materializó cuando el muchacho recibió varios saludos de los jugadores de los Navegantes del Magallanes, también le regalaron cosas, pero lo más importante fue el obsequio de vivir, de seguir adelante. Ahora este joven ya con más edad camina, y ha recuperado su independencia. “Él es muy amigo de la fundación. Siempre estamos en contacto con él. Tienes que verlo. Su semblante es otro”.
A las 3:00 p.m de la tarde ya no queda nadie en el colegio. Solo resta el equipo, se sientan en una mesa a comer y a celebrar, juntan las manos comentan los casos. Hace calor el techo de zinc del comedor incide en que la sensación térmica aumente, pero no les importa, lo lograron. Le cumplieron a la comunidad de La Pastora y aunque el equipo se siente cansado Juan Guerrero es enfático.
“Si, hay dos tipos de cansancio, porque nosotros madrugamos, nos acostamos muy tarde para que todo salga en orden, pero hay un cansancio mental que no lo da precisamente las presiones de todo esto, no. El cansancio es ver las injusticias que miles de familias venezolanas sufren y en especial, las mujeres, porque las venezolanas son muy aguerridas, son personas muy entregadas, son los pilares de los hogares, en cada casa la salud de la familia depende de la mujer,. Siempre han sido el pilar de nuestro país, que es matriarcal, sin embargo ¿Quién se ocupa por la salud de la mujer? Nadie, por eso nosotros lo hacemos porque si ellas cuentan con uno, los niños también y soy un hombre de palabra. Cuando me preguntan ¿Cuento Contigo? Yo respondo, siempre”.
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