Las mujeres son más discriminadas en el mercado laboral cuando son madres

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Mariana Soledad Vahlis, especialista en la inclusión social con perspectiva de género, aseveró que la brecha de género laboral, asociada con la maternidad, está normalizada porque el Estado y las empresas no desarrollan mecanismos y herramientas para la igualdad salarial. Este domingo se celebra el Día de las Madres.

Caracas. Maribel* decidió mudarse a Caracas en 2015 para darle mejor calidad de vida a su hijo y familia. Comenzó a trabajar como administradora en una empresa privada al oeste de la ciudad. 

Durante los seis años que trabajó dentro de la organización no reconoció algún acto de discriminación por ser mamá. Sin embargo, cuando surgió la oportunidad de un ascenso las cosas cambiaron. 

Mi jefa directa me había recomendado para ocupar su cargo porque confiaba en mis capacidades, pero el dueño decidió no darme el puesto porque asumió que mi dedicación no sería exclusiva al trabajo porque tenía un hijo

Foto referencial: Armando Díaz

Maribel se entregó por completo a su trabajo y no pidió permisos por motivos familiares ni tampoco incumplió con las responsabilidades laborales.

Ser madre era suficiente razón para que la empresa subestimara y limitara las oportunidades de crecimiento profesionales, dijo la joven quien este domingo, 12 de mayo, celebra el Día de las Madres junto con su hijo adolescente.

Susana Reina, directora de la organización no gubernamental  Feminismo INC, explicó que la desigualdad que tienen las madres dentro de las empresas se refleja en la metáfora del “muro maternal”, que describe los obstáculos, discriminaciones y dificultades que experimentan las mujeres en el empleo cuando son madres

La responsabilidad del cuidado de los niños, las personas enfermas, con discapacidad, ha generado que los jefes consideren que las mujeres madres son menos competitivas al momento de asumir un cargo. Además, eso mismo las constituye en no deseables para el trabajo formal.

Agregó que las mujeres no suelen ocupar puestos directivos y se deben conformar con empleos menos valorados, con peor remuneración y en condiciones precarias. A pesar de que está demostrado que las mujeres tienen mayor nivel educativo que los hombres.

Reina señaló que aunque las mujeres llegan al sector formal tienen limitaciones para ascender dentro de la empresa, porque los empleadores prefieren darle liderazgo a los hombres por tener más disponibilidad.

La discriminación comienza cuando no se brindan oportunidades a las mujeres para ascender en sus puestos de trabajo

Foto: Envato.com
Una brecha normalizada

Mariana Soledad Vahlis, antropóloga y especialista en la inclusión social con perspectiva de género, explicó que la brecha laboral asociada a la maternidad es una forma de penalización no escrita y normalizada que viven las mujeres trabajadoras que se expresa de tres formas: 

La imposibilidad de participación en el mercado laboral cuando las mujeres se convierten en madres, la brecha salarial de género y menos oportunidades para avanzar en lo profesional porque ejercen dos roles: el de trabajadoras y el de madres.

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Vahlis mencionó que la brecha se da porque hay una normalización cultural y social. | Fotografía: Tairy Gamboa

Vahlis mencionó que la brecha se da porque hay una normalización cultural y social de que únicamente las mujeres deben cuidar a los hijos.

Remuneración salarial

Según la especialista son múltiples las razones que reflejan la distribución asimétrica del poder asignado a mujeres y hombres. Aún dedicando igual tiempo y empeño que un hombre en un mismo puesto, ese diferencial está ahí.

Por otro lado, Reina agregó que no es que las mujeres trabajen menos en la economía formal, es que la escala de remuneraciones no las favorece de igual manera.

Un análisis realizado en el mercado laboral venezolano, por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), reveló que en el país las mujeres ganan alrededor de 21,79 % menos que los hombres y la desigualdad puede aumentar depende del tipo de cargos que ejerzan.

Por su parte, la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) arrojó que las mujeres en Venezuela devengan en promedio 17,7 % menos de lo que ganan los hombres por trabajo de igual valor, en el mismo sector de actividad y con las mismas condiciones laborales. En el caso de cargos directivos, la brecha llega a 76,8 %.

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Las mujeres en Venezuela devengan en promedio un 17,7 % menos de lo que ganan los hombres por trabajo de igual valor| Fotografía: Tairy Gamboa

Una mujer no disponga de ingresos económicos es más vulnerable frente a la vida. La autonomía económica es una condición fundamental para tomar decisiones, separarse de parejas tóxicas o violentas, de acuerdo con Reina.

La independencia también ayuda a sostener a los hijos sin necesitar ayudas externas, ampliar conocimientos, sentir seguridad personal y liberarse de las ataduras machistas que limitan su futuro.

Una mujer sin dinero no tiene ni voz ni voto.

Dejar trabajos para ser cuidadoras

Yusnery Tovar tuvo que renunciar a su empleo en una fábrica de productos artesanales porque no tenía con quién dejar a sus tres hijas.

Antes me las cuidaba una señora que era mi vecina, pero después me dijo que no podía.

La Encovi refleja que las mujeres asumen cada vez más funciones de cuidados. 30,8 % de la población económicamente activa no busca empleo por cuidar a sus hijos. Y a esto se le agrega que deben atender tareas domésticas y extradomésticas.

La antropóloga destacó que no hay una valorización social y económica de las labores de trabajo no remunerado. Es decir, sin una visión económica de aquellas mujeres que son madres y tienen la responsabilidad del cuidado. Siempre habrá una precarización en el campo laboral para nosotras.

Para que las mujeres que son madres puedan compaginar la crianza de los hijos y el trabajo, necesitan redes de apoyo familiares o comunitarios y de esta forma el papel de cuidadora será compartido. Sin embargo, esto no siempre es posible para todas y menos en contextos como el venezolano.

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Vahlis afirmó que si no se revaloriza el papel de cuidadoras no hay posibilidad de desarrollo y crecimiento económico de ningún tipo.

Esto es unas de las barreras para que las mujeres madres puedan tener las mismas condiciones y oportunidades de insertarse en el trabajo de acuerdo con los estándares de las sociedades, agregó Vahlis.

Esa desvalorización del trabajo de cuidados hace que las mujeres madres ocupen empleos precarizados frente a las mujeres que no son madres.

Maternar requiere apoyos de todo tipo, del Estado, de las empresas, de la sociedad, porque las labores de cuidado sostienen el sistema productivo y, según la experta, sin cuidados no hay posibilidad de desarrollo y crecimiento económico.

Igualdad en todos los escenarios

Vahlis puntualizó que para lograr una igualdad de género en las empresas es necesario que exista una conciliación real y equilibrada entre las labores del trabajo no remunerado de la maternidad y el remunerado.

Hay que crear políticas de cuidados que ofrezcan a las mujeres madres las mismas oportunidades para gestionar su tiempo, con licencias de postparto iguales para hombres y mujeres, con redes de apoyo que generen cuidados integrales de las infancias mientras las madres trabajan.

Sin embargo, para que todo esto pase tiene que haber una corresponsabilidad entre la sociedad y el Estado, para revalorizar y promover sistemas de cuidados. 

(*) Maribel es un nombre ficticio por medidas de protección a la fuente. 

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