Cerca de 80 integrantes de la Casa de los Muchachos tomaron el barrio con pancartas y entonando cantos alegres, como una muestra de que se puede vivir con tolerancia
Mabel Sarmiento Garmendia/@mabelsarmiento
Caracas. “Los niños de La Vega queremos paz”, “los niños de La Vega queremos paz”, empezó a escucharse a eso de las 9:00 am en los alrededores de la redoma La India.
La gente no sabía qué pasaba. Los gritos eran insistentes, pero las voces -a pesar del tono de exigencia- dejaban colar una melodía alegre que se mezclaba con risas inocentes.
Se trataba de cerca de 80 niños de la Casa de los Muchachos, acompañados de una docena de adolescentes, que asomaban sus rostros en la avenida principal de La Vega.
Exhibían pancartas en las que se leían frases de Mahatma Ghandi, como: “No hay camino para la paz, la paz es el camino”.
Así fueron avanzando hacia el corazón de la parroquia. La gente en las paradas, los comerciantes y los choferes todos los miraban al pasar y sonreían al escuchar de nuevo el canto: “Los niños de La Vega queremos paz”, “los niños de La Vega queremos paz”.
Los chamos, unos roncos de tanto gritar y otros con sus caritas sudadas, llegaron al parque Juan Cuchara, cinco cuadras más arriba de la redoma y, desde allí enrumbaron su caminata hacia el barrio San Miguel que, pese a ya eran las 10:00 am, parecía aún dormido.
Poco a poco se fueron abriendo las ventanas y la gente desde sus balcones miraba entusiasmada a los caminantes, que mostraron en todo momento civismo y convicción por lo que hacían.
“Marcho para que los niños estudien y no se metan en problemas”, dijo Israel Pereira, quien alzó un afiche que decía: “La paz comienza con una sonrisa”.
Motivados, risueños y sin mostrar síntomas de cansancio se fueron hacia la parte alta del barrio El Petróleo, donde ni siquiera llega el transporte público. Desde allí se veía parte de la parroquia La Vega, una de las ocho más violentas de Caracas.
Ya a las 11:00 am había más gente, hombres y mujeres, acompañándolos hasta la cancha del sector, donde se daba fin a la marcha, e inicio a otras actividades deportivas y musicales, que hacían el preámbulo al esperado sancocho preparado por las mujeres del barrio.
“Estamos pasando un sábado diferente y lleno de alegría. El que los niños sean los protagonistas de esta actividad es un regalo de Dios, es una muestra de que en el barrio sí hay esperanzas”, comentó Yuleima Camejo.
Sembrando huellas
Omaira Torrealba, coordinadora de la Casa de los Muchachos, dijo que esta iniciativa la motivó la misma comunidad.
“Hay como una necesidad de buscar la paz, la tolerancia, de sembrar valores en los chamos y por eso salimos a la calle”, indicó.
La Casa de los Muchachos es un apéndice de la Asociación Civil Huellas, que tiene 25 años trabajando en beneficio de varios sectores de La Vega.
Funciona desde hace 15 brindando apoyo educativo a los más desposeídos. La casa está en la parte alta del barrio El Petróleo y atiende a cerca de 200 niños con el apoyo de cinco voluntarios.
Torrealba mencionó que los refuerzan en todas las materias académicas desde Primer Grado. Les imparten clases de música y deportes, pero “lo mejor de todo les inculcamos valores y los enseñamos a ser hombres y mujeres de bien”.
En Venezuela hay cerca de nueve mil niños participando en este proyecto que incluso traspasó las fronteras. También hay sedes en Colombia.
Fotos: José Díaz
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