La libre convertibilidad, decretada por obligación en 2018 ante la falta de ingresos del Gobierno y la dolarización, sigue ganando terreno. Sin el músculo financiero de Pdvsa, el ahora reducido mercado cambiario se mueve y depende mayormente de depósitos privados y exportaciones no tradicionales.

Caracas. El 7 de septiembre de 2018 el gobierno de Nicolás Maduro puso fin a 15 años de un control de cambio que se caracterizó por denuncias de presunta fuga de capitales, sobrefacturaciones, asignaciones a empresas de maletín y corrupción que dejaron pérdidas al país por al menos 500.000 millones de dólares.

Un tipo de cambio irreal y sostenido exclusivamente por la bonanza petrolera de mediados de los años 2000 fue caldo de cultivo para que el Gobierno y Petróleos de Venezuela (Pdvsa) se endeudaran cada vez más, al tiempo que las reservas internacionales en 2018, al momento de derogarse los controles, ya se ubicaban en 8702 millones de dólares, 79 % menos que diez años atrás en pleno boom.

“El esquema actual es irreversible, porque el control de cambio se basaba en el ingente flujo de divisas de la industria petrolera y las exportaciones tradicionales. Ahora, Pdvsa tiene el flujo de caja comprometido y es poco lo que puede aportar al mercado oficial. No hay divisas ni reservas internacionales para sostener un esquema de control”, asegura el economista Alejandro Castro.

La firma Ecoanalítica calcula que este año los ingresos petroleros netos del país serán de aproximadamente 4800 millones de dólares, una caída de 99,5 % respecto a la cifra de 2018. El gobierno de Maduro atribuye el fenómeno a las sanciones de Estados Unidos a Pdvsa, aunque detrás también hay factores como el deterioro de la industria por desinversión y la disminución mundial de precios desde 2013. 

Cambio forzado, pero necesario

La falta de recursos del Gobierno, altamente dependiente del petróleo, dio pie a que se acentuara su financiamiento vía BCV, lo que aceleró la hiperinflación y, a la postre, la dolarización informal de la economía venezolana. A juicio de Alejandro Castro, la dolarización obligó al Gobierno a liberalizar parcialmente la economía, y el mercado cambiario fue parte de ese giro.

Desde septiembre de 2018, según establece el Convenio Cambiario N° 1, en Venezuela hay libre convertibilidad de la moneda, con la compra y venta de divisas del sector público y exportaciones del sector privado centralizada y ejecutada por el BCV y un tipo de cambio único y fluctuante producto de esas operaciones.

A su vez, las reglas del mercado cambiario actual permiten también realizar operaciones de alto valor, transacciones al menudeo y negociación en bolívares de títulos en moneda extranjera, así como el mantenimiento de cuentas en divisas en el sistema financiero nacional que, a diferencia de los esquemas anteriores como Cadivi o Sicad, son operados sin intermediación del Estado. 

El dólar sigue ganando terreno en la banca

El economista e investigador Luis Zambrano explica que se considera como una economía dolarizada aquella donde los depósitos en divisas exceden el 30 % de la liquidez monetaria. Al cierre de julio, según cálculos de la consultora Aristimuño Herrera y Asociados, 61,4 % de las captaciones de la banca eran en divisas y equivalían a 978 millones de dólares.

Al menos 20 bancos comerciales y universales, públicos y privados, ofrecen cuentas en divisas para personas naturales y jurídicas y el Banco de Venezuela abarca cerca de 60 % del total de captaciones. Desde que se derogó el control de cambio y se dio carta blanca para que la banca ofreciera productos, las instituciones han ido añadiendo más servicios en divisas, aunque algunas restricciones aún se mantienen.

Las transferencias interbancarias en divisas siguen siendo saldo pendiente en la reciente dolarización financiera. De los 20 principales bancos, solo Activo, Caroní, Tesoro, Nacional de Crédito, Banesco y Provincial aún no permiten hacer transferencias de divisas ni siquiera a terceros del mismo banco, mientras que 100 % Banco, Bancaribe, Mercantil y Banplus ofrecen la posibilidad de hacer pagos móviles en bolívares con cargo a las cuentas en divisas.

Alejandro Castro, quien es gerente de Operaciones de la firma Econométrica, augura que a medida que avance la dolarización “lo más probable es que los productos y servicios sean más flexibles, si la Sudeban da el visto bueno”, aunque pronostica que el sistema multimoneda persistirá, descartando que el bolívar termine relegado en el sistema financiero ante el dólar.

En su ensayo titulado La dolarización y el sistema financiero, el economista Luis Zambrano Sequín expone que la dolarización de la banca también implica riesgos, como “aumentar la fragilidad de los bancos al incrementar su exposición a mayores riesgos de solvencia y liquidez”. Además, al existir una prima de riesgo sobre los depósitos en dólares en la banca, es menor el margen de maniobra de unos eventuales préstamos en divisas.

Un mercado con menos trabas

Desde que Nicolás Maduro dijo a principios de año que su gobierno impulsaría la economía digital apalancándose en las cuentas en divisas, las instituciones bancarias han acelerado mecanismos que otras ya llevaban adelante, como es el caso del uso de tarjetas de débito para utilizar fondos en divisas, algo que a priori el Convenio Cambiario N° 1 ya permitía desde septiembre de 2018.

100 % Banco, Banco de Venezuela y Mercantil ofrecen la opción de movilizar las cuentas en puntos de venta con la tarjeta de débito original que es en bolívares; Bancamiga y Bicentenario cuentan con tarjetas internacionales que permiten pagar en POS y retirar dinero en el exterior; mientras que BNC y Tesoro generan una tarjeta exclusiva para sus cuentas en divisas.

La diferencia en el mercado cambiario también se nota en la posibilidad de acceder libremente a las divisas, con menos trabas y papeleo que esquemas anteriores, aunque con sus excepciones. La mayoría de los bancos permiten comprar y vender divisas en sus plataformas web, hacer depósitos en taquillas e incluso retirar lo que compraron en las mesas de cambio.

Las ventas de divisas en efectivo promediaron los 46,7 millones de dólares por mes en el primer semestre de 2021, según Ecoanalítica y, aunque fue un incremento de 126 % respecto a 2020, en momentos de bonanza petrolera la firma estima que en el mercado permuta se movían más de 200 millones de dólares al día.

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