Los Niños Cantores de Villa de Cura: un milagro de constancia e ilusión

Niños Cantores de Villa de Cura

Aunque no hay una fecha exacta del nacimiento oficial del coro villacurano, se sabe que fue a mediados de noviembre de 1970, en el preámbulo de las navidades, cuando dos sacerdotes españoles establecidos en Villa de Cura, estado Aragua, decidieron conformar un coro de niños para cantar en las misas de aguinaldos. El director de la organización musical, el padre Salvador Rodrigo cree que esta obra, cincuenta años después, es un milagro.

Maracay. Constancia e ilusión. Con estas dos palabras, el padre Salvador Rodrigo resume los 50 años de de Los Niños Cantores de Villa de Cura, una institución musical aragüeña que, a lo largo de su historia, le ha cantado al país y al mundo a través de voces infantiles que han llenado de orgullo a Villa de Cura, capital del municipio Zamora.

No hay fecha exacta del nacimiento oficial de Los Niños Cantores de Villa de Cura. El sacerdote español nacido en Cáseda, una villa de Navarra, llegó a Villa de Cura como vicario auxiliar en marzo de 1970, luego de cursar filosofía y teología, lenguaje musical gregoriano y dirección coral en el Seminario Conciliar San Miguel Arcángel de Pamplona, por una invitación del entonces Obispo de Maracay, Feliciano González.

Ocho meses después, junto con el sacerdote Felipe Marco, quien había llegado dos años antes a la capital del municipio Zamora, forman un corito de niños varones para cantar las misas de aguinaldo de esa Navidad. 

El repertorio, al principio, se reducía a los cantos modernos de las misas, con el acompañamiento de teclado, guitarra eléctrica, batería, trompetas. Pronto fueron invitados de las poblaciones vecinas para solemnizar las misas de las fiestas patronales.

Ambos sacerdotes no se imaginaban que esa tímida y sencilla idea se convertiría en un coro por el que se calcula han pasado más de 2000 niños, varios de ellos con reconocimientos internacionales en materia musical, tan importantes como los que han recibido Los Niños Cantores de Villa de Cura.

Estar en los Niños Cantores de Villa de Cura es transformarse. Es convertirse en un ser humano de grandes valores, convertirse en alguien rico espiritualmente para enfrentar al mundo con arte, con música, con alegría y con esperanza”. Así lo cree Francisco Álvarez Évora, joven villacurano quien por más de 18 años formó parte del coro infantil más famoso de Venezuela.

Semilla exportada

De su paso por la agrupación, Álvarez Évora guarda recuerdos imborrables y también una experiencia y riqueza musical que lo convirtieron en el fundador de la primera Orquesta Sinfónica y Coro Infantil del Valle Sagrado, en el Cusco, Perú y merecedor del Premio Mundial a la Excelencia Artística 2019.

Y es que son muchos los talentos que han salido del coro infantil aragüeño.

Aunque no quiere ni pretende parecer mezquino por el olvido, el padre Salvador Rodrigo menciona orgulloso otros nombres que vienen a su memoria, de jóvenes talentosos a quienes dirigió cuando niños: Óscar Germán Cordero, trompetista, residente en Holanda, contratado desde distintos países del mundo; el tenor Francisco Flores, recientemente fallecido, muy solicitado siempre en las Islas Canarias; a su hermano el Morocho, director de una big band de música popular; Lerman Nieves, profesor de contrabajo en el país Vasco o a Raúl Agraz, otro villacurano considerado la mejor trompeta de jazz latino, después de Arturo Sandoval.

En el 2016, Agraz fue postulado por el mejor álbum de Jazz Latino por Between Brothers. Su nombre aparece en los créditos de discos como De sol a sol de Yordano, Raíces de Soledad Bravo, Vuelve de Colina y Los Primera de Servando y Florentino. Desde 1996 vive en Nueva York, a donde llegó para formar parte de la orquesta de La India y actualmente integra la legendaria banda del reconocido trombonista estadounidense James Brown. 

Hoy, estos talentosos músicos, como muchos otros formados en los Niños Cantores de Villa de Cura, son la prueba viviente del lema que ha guiado a la institución desde sus inicios: “Un niño cantor, será un adulto mejor”.

La televisión venezolana impulsó la fama del coro

En los pinitos del coro infantil, la música cristiana fue el génesis. Pero poco a poco su director fue ampliando el repertorio. La fama y popularidad de los Niños Cantores de Villa de Cura llegaría no solo por el talento de sus integrantes, sino también por el impulso que la televisión venezolana de entonces le concedió.

Niños Cantores de Villa de Cura
Los Niños Cantores de Villa de Cura fueron asiduos visitantes al programa Sábado Sensacional conducido en ese entonces por Amador Bendayán / Foto: Cortesía

Otro villacurano de fama nacional, como lo fue Amador Bendayán, invitaba a la agrupación al menos dos veces al año para que se presentara en el popular y maratónico show sabatino, Sábado Sensacional transmitido por el canal Venevisión.

Pero el padre Salvador recuerda que fue la obra de teatro Yeshua de Nazareth, en la que se conjugó el teatro y la música, la que les otorgaría fama nacional e internacional a los Niños Cantores de Villa de Cura.

Era una obra multimedia con representación de cuadros vivos, proyección de diapositivas, música y seis narradores profesionales encabezados por la emblemática primera actriz, Doris Wells. Esta obra se representó en fechas cercanas a la Semana Santa, en 38 oportunidades.

Se calcula que la obra la vio un público aproximado de 100.000 personas. Se presentó entre otros sitios en el Aula Magna de la Universidad Central, en el Teatro Municipal de Caracas, en el Poliedro, en el Teatro de la ópera de Maracay, en la plaza de toros de Maracay, en el estadio de Cagua y de Villa de Cura.

En 1977 la obra se presentó en el teatro Colón de Bogotá, dando inicio a las presentaciones internacionales en países como: Cuba, Estados Unidos, México, Italia, Bélgica, Guyana, Rumania, Bulgaria y República Dominicana.

La riqueza vocal, la armonía musical y la dirección impecable, le valió a los Niños Cantores de Villa de Cura, obtener la Orden Andrés Bello y el Premio Coral Vinicio Adames en 1995, ganar el primer premio de música académica del X Festival Internacional Coral Inocente Carreño, celebrado en Margarita en 2006, a participar en el Festival de Des Moines de Iowa, Estados Unidos, en 2001 o a ganar la medalla de bronce alcanzada en el Certamen de Tolosa, en España, en 1998, siendo el primer coro venezolano admitido en este certamen.

Cuatro años antes, el parlamento regional de entonces, declara a los Niños Cantores de Villa de Cura patrimonio cultural del estado Aragua.

En 50 años, las voces de cientos de niños fueron grabadas en al menos seis discos, entre los cuales se encuentran “Así cantan los Niños Cantores”, “Antología de aguinaldos venezolanos”, “Desde Venezuela”, “Cantemos al amor de los amores” y “Cantos religiosos de siempre”.

Un coro infantil que se convirtió en escuela

Poder celebrar estos primeros 50 años de ilusión y de canto, es gracias al trabajo que ha hecho el padre Salvador Rodrigo, sembrando en muchos de nosotros el poder transformador de la música”, dice gozoso Álvarez Évora.

El sacerdote compara lo ocurrido con el coro infantil en estos 50 años, con una bola de nieve que fue creciendo gracias a la constancia y a la ilusión de mucha gente.

Niños Cantores de Villa de Cura
Además de un coro, los Niños Cantores de Villa de Cura también son una institución académica / Foto: Cortesía

“No es mi obra. Mucha gente lo ha hecho”, dijo el padre Salvador Rodrigo, con un énfasis de modestia.

Y aunque, ciertamente, han sido muchos los impulsores de esta idea, al sacerdote se le atribuye y se le reconoce haber transformado aquel pequeño coro de aguinaldos en toda una institución no solo musical sino también educativa.

Los Niños Cantores de Villa de Cura amanecen para que el día sea cada día más armónico, más plural, porque todas las voces de los niños y jóvenes caben en esa suerte de remanso donde los ángeles habitan en medio de las claves del canto y el estudio”, escribe el poeta y periodista Alberto Hernández en sus Crónicas del Olvido.

Ese remanso nació a mediados de los años 80, luego de que el padre Salvador Rodrigo y los niños conocieron el proyecto del también sacerdote, Gustavo Ocando, creador de los Niños Cantores del Zulia.

“No es una escuela que tiene un coro, es un coro que tiene una escuela”. Esta frase de Ocando quedó grabada en la memoria de su homólogo, quien presentó el proyecto a la Gobernación de Aragua para que los niños villacuranos miembros del coro también recibieran educación formal de primaria.

Al principio, la escuela era solo para varones, pero luego incorporó a las niñas también, al igual que la educación secundaria. La bola de nieve seguía creciendo.

La sede fue construida durante el mandato del entonces presidente Luis Herrera Campins e inaugurada por su sucesor Jaime Lusinchi. Desde entonces, los niños y jóvenes reciben formación académica, lenguaje música como solfeo, dictado, armonía y además el estudio de un instrumento a elegir, tales como el violín, flauta, clarinete, trompeta y el cuatro, instrumento obligatorio para que todos obtengan práctica coral y práctica instrumental.

Esto es un milagro

En sus inicios, los Niños Cantores de Villa de Cura se financiaban con rifas o domingos familiares que organizaban los padres y representantes. La ayuda oficial llegó cuando se convirtieron en una escuela, que contó con el financiamiento de la Gobernación de Aragua y el antiguo Consejo Nacional de la Cultura.

La autogestión sirvió de mucho. La venta de los discos y luego de los CD, ayudaron a las finanzas de la incipiente institución.

Ahora, ya no recibimos nada y los padres y representantes pagan lo que pueden”, admite el padre Salvador Rodrigo.

Los discos apenas se venden, principalmente porque se consigue todo con streaming, así que resulta cuesta arriba mantener una escuela con cuatro módulos, construidos en una gran extensión de terreno en donde se estaciona “La banana”, el nombre que los estudiantes le han dado a un autobús que ya tiene 38 años movilizando a esta famosa agrupación coral.

Muchos gobiernos nos han prometido un nuevo autobús, pero nunca ha llegado. El mantenimiento de la escuela, dice el sacerdote director, es un milagro.

Por ahora, la celebración de los 50 años de los Niños Cantores de Villa de Cura, que incluía una serie de conciertos, ha quedado suspendida por la cuarentena debido a la COVID-19. Así que el padre Salvador Rodrigo ha anunciado que el festejo por el medio siglo de la coral infantil se hará el venidero año, cuando culmine el año jubilar.


Participa en la conversación