Saturnalia: un proyecto artístico que da opciones asequibles para disfrazar a los niños y niñas en Carnaval

En Caracas los precios de disfraces infantiles cuestan entre $15 y más de $40, depende de la talla y el personaje. En Saturnalia alquilan disfraces infantiles a partir de $5. Confeccionan vestuario tradicional venezolano y los más populares entre la niñez.

Caracas. Milena Batista aún decide el disfraz que usará su hijo, de tres años de edad, en este Carnaval de 2023. Puede ser de Bam Bam Mármol, de los Picapiedra, o del Capitán Cavernícola. Aunque su hijo probablemente prefiera el primero porque le gusta más esa animación. 

Par hacer posible esta personificación, Milena piensa alquilar el disfraz o mandará a elaborar el traje con Saturnalia porque cree que es la alternativa que mejor se ajusta a sus necesidades, particularmente en términos de economía y atuendos personalizados. 

Saturnalia es un proyecto vinculado a Mi Juguete es Canción, un programa social de formación en artes como música, danza, teatro y lengua de señas venezolana, para niños, niñas y jóvenes de comunidades, que empezó este año 2023.

Traje de los Diablos del Callao | Foto: Manuel Díaz

Andrea Paola Márquez, directora general de ambos proyectos, contó que Saturnalia representa una opción para todas las familias que quizás no tienen la posibilidad de comprar un disfraz nuevo pero quieren dar continuidad a una tradición tan importante como el Carnaval u otras festividades. 

Folklore venezolano

Los precios para disfraces infantiles, en Caracas, rondan entre $15 y más de $40, depende de la talla y el personaje, mientras que en Saturnalia el alquiler es a partir de $5.

Todo el ingreso percibido del alquiler de disfraces se usará para la sostenibilidad de Mi Juguete es Canción.

En una ocasión Milena solicitó a Saturnalia un disfraz de Napoleón Bonaparte; su hijo, de 10 años de edad, tenía una presentación en el colegio y debía explicar la vida e historia del militar francés. Sus maestros quedaron encantados. 

No solo los personajes clásicos, como la princesas Disney, forman parte del catálogo Saturnalia, también trajes tradicionales de las festividades y el folklore venezolano.

Para niñas y niños tienen disfraces de Elsa y Anna, de Frozen; la Cenicienta, la Sirenita, Blancanieves, Cleopatra, Pinocho, rumbero y rumbera, entre otros.

Foto: Manuel Díaz
Disfraces con visión ecológica 

Cinco docentes de Saturnalia, con habilidades en la confección, se dedican a elaborar la indumentaria y los disfraces, con una visión ecológica. Es uno de sus objetivos y saben del impacto medioambiental que genera la industria textil en el planeta.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la industria textil utiliza 93.000 millones de metros cúbicos de agua al año, una cantidad suficiente para abastecer a 5 millones de personas. Además, anualmente se tiran al mar medio millón de toneladas de microfibra, cifra equivalente a  3 millones de barriles de petróleo.

En una caja que saca Andrea hay varios trajes que han usado los niños en actos teatrales. Esta pieza tiene partes de una camisa. Aquí hay de todo, dijo mientras sostenía una braga de granjero. 

El papel de periódico, hojas recicladas y ropa en desuso –pero en buen estado– sirven para armar el vestuario. Ese sombrero debe tener como siete años, señaló Jorge Torres, director musical de Mi Juguete es Canción, sobre un sombrero hecho completamente con papel periódico y que ha estado presente en incontables puestas en escena. 

Andrea Paola Márquez, directora general de Saturnalia, sostiene un sombrero hecho con papel periódico | Foto: Manuel Díaz

Para sorpresa de Andrea, los pedidos que han tenido hasta ahora no son lo que esperaban en un principio: creían que los más solicitados podrían ser de princesas de Disney, pero los más pedidos han sido personajes como Shakespeare, Mozart o Napoleón Bonaparte. 

Padres resuelven con ingenio y creatividad 

Luceiry Medina siempre le ha hecho los disfraces de Carnaval a su hija, principalmente por un tema de costos aunque las maestras de Asley, su hija, le pedían que los disfraces fueran caseros. El material reciclado: papel, bolsas plásticas, CD, tapas, retazos de tela o cualquier cosa que les fuera útil; más un poco de creatividad, hacían la magia para una elaboración exitosa. 

No sabía que era capaz de elaborar un vestuario hasta que se vio en la necesidad de hacerlo, pero siempre con la ayuda del padre de su hija. Sus disfraces favoritos fueron los de bailarina de Charleston, de morrocoy, aunque el preferido de su hija fue un traje de hawaiana.

Traje de merengue caraqueño | Foto: Manuel Díaz

Para Zulay* el Carnaval es una celebración familiar. Como a ella le encantan las manualidades prefiere hacer los trajes por sí misma. Aunque admite que a veces puede que gaste más dinero que comprando un disfraz en una tienda. 

Zulay tiene dos hijos adolescentes y una niña, de cuatro años de edad. Cuenta que ha elaborado disfraces de princesa, bailarina, hada, pirata femenino y masculino, llaneros femenino y masculino, de frutas, guacamaya, Francisco de Miranda, de vaquero y hasta de charro mexicano. 

(*) Se modificaron los nombres por motivos de protección de la fuente. 


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