La recién estrenada película de Marvel es un homenaje a Chadwick Boseman, a la vez que presenta los nuevos conflictos en esta trama con sucesores.

Llegó a la cartelera la secuela de Pantera Negra, esta vez con la ausencia de su protagonista, Chadwick Boseman, quien interpretó al rey T’Challa desde su debut en el 2016, en el Universo Cinematográfico de Marvel.

Desde su primer acto, Pantera Negra: Wakanda por siempre es una entrañable despedida al actor fallecido en agosto de 2020, pero que tiene una constante reminiscencia en este largometraje, no solo por el reacomodo en la trama en lo que respecta a las nuevas formas en el reino, sino por la interrogante sobre cómo será la asunción del nuevo personaje.

La nación tiene al frente a la reina Ramonda (Angela Bassett), Shuri (Letitia Wright), M’Baku (Winston Duke) y Okoye (Danai Gurira) y las Dora Milaje, quienes ven cómo distintas potencias, especialmente Estados Unidos y Francia, amenazan el territorio, ávidos de vibranium, el poderoso metal.

Pantera negra: Wakanda por siempre
La película comienza con la despedida al personaje del rey T’Challa

Pero como era de esperar, Pantera Negra: Wakanda por siempre no se trata de un conflicto mundano con los gobiernos, sino de un enfrentamiento repentino con personajes de otro mundo.

En este caso, las preocupaciones se acrecientan cuando descubren a Namor (Ténoch Huerta), líder del reino Talokan, una civilización subacuática inspirada en los mayas que se protege del mundo desde los tiempos de la llegada de los españoles a América.

Namor es un sobreviviente que por una mágica razón obtuvo la posibilidad de que tanto él como sus congéneres pudieran vivir bajo el agua, donde hace siglos formaron su Atlantis.

Si bien por un momento hay una oferta para trabajar en conjunto con Wakanda, en aras de proteger los recursos de ambos territorios de los ataques de las potencias, al final no hay más remedio que el enfrentamiento.

Entonces, la princesa Shuri debe tomar decisiones de liderazgo que afiancen la determinación de su madre. Pantera Negra: Wakanda por siempre se convierte así en una lucha entre civilizaciones, entre grupos presentados como los siempre vulnerados por las potencias del mundo real.

Pantera negra: Wakanda por siempre
Si bien se conoce quién será la sucesora, la trama sabe mantener la tensión al respecto

Ahora bien, funcionan muy bien las tensiones que hay en Wakanda, entre la mesura, pero no por ello debilidad, de la reina Ramonda, y su hija Shuri, impulsiva y todavía afectada por la ausencia de su hermano.

Sin embargo, Namor como personaje es un poco caricaturesco. Cuesta ver como intimidante las alas de los pies que le permiten elevarse en combate, aunque el rencor que lleva durante siglos lo van convirtiendo en una figura de peligro, como todo déspota populista que toma del pasado los ingredientes para narrativas victimistas.

Dirigida por Ryan Coogler, quien escribe el guion junto con Joe Robert Cole, con Pantera Negra: Wakanda por siempre pareciera que Marvel descubre para el cine el mito del buen salvaje, que tan bien diseccionó Carlos Rangel en su obra hace cinco décadas. Así nutre su conflicto, en el que un villano se vale de los hechos de la conquista para justificar sus acciones en el presente.

Pero dejando a un lado las interpretaciones políticas, y sus objetivos por parte de los realizadores, la película cumple en parte su cometido en enfrentamientos, peligros y misterios, especialmente en todo lo que concierne al personaje de Shuri, quien realiza su viaje de descubrimiento hasta su realización como líder.

Hay detalles que menoscaban tenuemente la idea de la poderosa Wakanda, que es atacada cuando ya estaba advertida, y aun así, sucumbe fácilmente ante los invasores de una manera bastante inverosímil; pareciera un apresuramiento para cumplir con la trama y no alargar más la duración.

Pantera negra: Wakanda por siempre
Una vez más, la saga resalta la fusión entre tradición y alta tecnología

También se nota una condescendencia al momento de definir lo que pasará con las rivalidades de las dos poderosas civilizaciones, pues la idea es igualarlas como víctimas, aunque con diferentes maneras de responder, y así evitar la continuidad beligerante de alguna de las dos, La intención es que Wakanda y los descendientes mayas hallen otras maneras. 

Pantera Negra: Wakanda por siempre, con sus falencias y pretensiones discursivas, es una de las mejores entregas de este universo luego de la saga de los Vengadores. Logra entretener, así como afianzar a su protagonista como héroe promisorio en este mundo. Si se dejan a un lado esos clichés maniqueístas y condescendientes, la saga podría tener un mayor ímpetu y trascendencia que se enfocara más en una de desarrollo humano más cercano, que en uno revisionista con intenciones reivindicativas desde el pasado. Además, la escena posterior a los créditos permite vislumbrar conflictos internos más interesantes.

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