Los costos de producción del sector agrícola son 40 % más elevados que otros países de la región, asegura el Presidente de Fedeagro. El gremio exhorta a revisar el régimen de importaciones y hacer inversión pública en la producción agrícola para que los rubros compitan con los de países vecinos.

Caracas. A lo mejor, en dos o tres años, van a quedar puros consorcios, productores grandes y empresarios, que ya vemos algunos que están sembrando, augura Celso Fantinel, presidente de la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios (Fedeagro), sobre la crisis que amenaza con desaparecer a pequeños y medianos productores y agricultores.

Fedeagro advirtió este martes, 26 de septiembre, que el escenario económico actual “negativo e incierto” provoca deserción de la actividad productiva y la reducción del área de siembra de la mayoría de importantes unidades agrícolas en 17 estados del país.

El gremio de productores atribuye el mal estado de la producción nacional de rubros agrícolas, principalmente, a que no puede competir con las importaciones, pues el mercado interno está inundado de productos importados que reciben exoneraciones arancelarias y se exceptúan de pago de impuestos.

Los industriales están trayendo materias primas en pleno período de cosecha y esa materia prima que traen cuesta menos que el precio que nosotros proponemos. Por supuesto, los países vecinos y desde los que se importa tienen más facilidades; los gobiernos subsidian las exportaciones porque eso les genera ingresos, no sólo subsidian a los productores, dijo Fantinel a Crónica.Uno.

Producción más costosa que afuera

Fantinel asegura que los costos de producción del sector agrícola venezolano son 40 % más elevados que otros países de Latinoamérica y, sin acceso a biotecnología, se les vuelve “cuesta arriba” competir con los commodities y las materias primas que llegan del extranjero.

Además, el presidente de Fedeagro explica que a nivel mundial los precios de distintos rubros como el maíz se han ido a la baja por la alta oferta y baja demanda que hay de esos productos. Ante ello, Fedeagro propone adoptar un sistema de estabilización de precios de importación de rubros sensibles que proteja a agricultores e industriales de las caídas y aumentos de los precios internacionales.

Si los costos de producción indican que el precio del maíz se debe vender, mínimo, en 400 dólares por tonelada, y vemos que las industrias quieren pagar entre $300 y $320 el maíz amarillo y $340 el blanco, estamos por debajo de un 20% de los costos. Eso nos va a llevar a la quiebra, reitera Fantinel.

El impacto de la inflación y el consumo

La inflación venezolana, tanto en bolívares como en dólares, es otro factor que desde Fedeagro señalan que impide que los agricultores compitan con lo que se importa desde otros países y desde los principales socios comerciales.

La producción interna en nuestro país carece de apoyos y la inversión pública en infraestructura productiva es prácticamente nula, señala el gremio.

De acuerdo con cifras del Banco Central de Venezuela (BCV), hasta julio la nación reportaba una inflación anualizada de 398 %, la más elevada del mundo y muy por encima de pares de la región, como Colombia y Brasil.

En los últimos tres años, según afirma Fedeagro, la producción agrícola detuvo la caída e intenta transitar una etapa de recuperación, favorecida por la eliminación de controles a la economía que le permitieron a los productores acceder libremente a insumos y comercializar sus cosechas sin restricciones.

Pero este año la contracción del consumo –que se evidenciaba desde finales de 2022 – afecta a todas las cadenas agroalimentarias y con afinco en los agricultores, que han visto mermados sus ingresos.

Aquí nos está matando la alta inflación y la falta de créditos, exclama Celso Fantinel, presidente de Fedeagro.

Los cuellos de botella con el diésel

El presidente de Fedeagro asegura que en los últimos meses se han notado mayores volúmenes de diésel en el campo, en las unidades industriales y de producción. Sin embargo, explica que el problema ocurre cuando se producen cuellos de botella entre los distintos niveles del sector.

Ocurre cuando arranca la cosecha. Ahí está la de arroz y la de café juntos y se viene ahora la de caña de azúcar y la de las plantas de silo para quitar la impureza y humedad de los granos; también pasa con el transporte y las plantas eléctricas de las industrias. Ya vimos que hubo una crisis la semana pasada; se ha mejorado, pero es insuficiente todavía para lo que requiere el campo y la industria, dice.

En el comunicado de Fedeagro, el gremio afirma que la escasez de combustible limita el cumplimiento de labores esenciales para la cadena agroproductiva, como la preparación de tierras, siembras, combate de plagas y enfermedades y recolección y distribución de las cosechas.


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