El caos vehicular en la entrada de La Rinconada se combina con largas filas y más de un kilómetro de recorrido hasta llegar al acceso del estadio. Dentro del Monumental, el efectivo se vuelve una necesidad si el fanático quiere comprar algo porque la señal falla y dificulta pagos con tarjetas y pago móvil.

Caracas. La entrada y salida del nuevo estadio Monumental Simón Bolívar está lejos de ser cómoda. Sin suficientes vías de acceso y caos vehicular, las opciones para llegar y salir del recinto se limitan y son más complicadas.

Luego de cinco juegos de Venezuela en la Serie del Caribe, los fanáticos toman previsiones. A dos horas del inicio oficial del juego contra Colombia, la entrada a La Rinconada está trancada de carros y otros fanáticos inician una primera caminata de más de un kilómetro, entre el Museo Alejandro Otero y el Poliedro de Caracas.

Yo vine, primero, al juego de Venezuela contra República Dominicana. Llegamos a las 6:30 p. m. y apenas logramos entrar al estadio a eso de las 8:00 u 8:30 p. m. Por eso decidimos venir más temprano esta vez”, cuenta Wilfredo Antón, fanático de Leones que estaba con sus dos hijos.

La Rinconada
Foto: Alberto Torres
Las motos salvan el trajín

Quienes se querían ahorrar más de un kilómetro a pie, y tomaban en cuenta todo lo que faltaba por caminar después del Poliedro, agarraban una de las decenas de mototaxis que esperaban clientes para llevarlos por un dólar.

Entre los mototaxistas también había conductores con las franelas Yummy Rides y Ridery y hasta motorizados de líneas de otras zonas de la ciudad. Yohan Nieves, quien trabaja de día en una línea de mototaxis en El Cementerio llega a la entrada de La Rinconada a las 5:00 p. m. para empezar a “subir gente” al estadio.

Cuando juega Venezuela es que se ve más movimiento y, como todos sus juegos son en la noche, me da chance de ‘chambear’ en el día y hacer más plata. Aunque la verdad es que aquí se está haciendo mucho más, dice.

La Rinconada

En las mejores tardes ha hecho entre 30 y 40 dólares. “Podría ser más”, dice, pero junto con él hay decenas de motorizados que también esperan en la entrada de La Rinconada por personas que quieran ahorrarse el camino en moto.

Pero una vez que se termina el último juego, es que le ven el queso a la tostada. Si un fanático se ahorró la caminata de más de un kilómetro para llegar al estadio, al salir, sí o sí, la tiene que hacer. La única vía de acceso la habilitan solo para carros que salen, así que los fanáticos deben salir de La Rinconada para agarrar taxi o mototaxi e ir a sus casas.

Por la hora y la congestión vehicular, los precios pueden triplicarse. Una carrera hasta El Valle la ofrecen en 7 u 8 dólares; hasta Santa Mónica cobran de 11 a 15 dólares y para zonas más lejanas como Chacao, La Candelaria o Catia el costo puede superar los 30 dólares.

Foto: Alberto Torres
Los revendedores se camuflan

Carlos*, fanático de Tiburones de La Guaira, fue en la tarde a la taquilla del Poliedro, pero no consiguió entrada por la vía regular y se sorprendió al notar lo difícil que fue comprar una revendida.

Conseguir revendedores, y concretar la compra de una entrada al Estadio Monumental, no es tan sencillo como en el Universitario. A Carlos lo “zapatearon” tres veces antes de que, por fin, el revendedor le confirmó que tenía la entrada.

Los revendedores “se cuidan” de que quienes les preguntan por entradas le cuenten a funcionarios policiales, aunque algunos (policías) ya se hacen los locos, cuenta una persona que revende entradas, en anonimato.

Foto: Alberto Torres

La entrada más barata, en el quinto piso del Monumental, la revenden entre 20 y 25 dólares, cuando su precio original es de $2. Las que realmente cuestan $5, las ofrecen de 35 a 45 dólares y las de $10 las ofrecen por encima de $100. Las entradas más costosas son revendidas hasta en 500 dólares, cuentan fanáticos consultados.

El trajín sigue

Tras sortear la reventa, la caminata y el dolor de cabeza de estacionar (gratis en el estacionamiento del Hipódromo y $10 en otros espacios), los fanáticos se acumulan dentro del estacionamiento del Poliedro para pasar por, al menos, cinco anillos de control.

Creo que la cola es innecesaria,parece la cola para comprar harina ‘PAN’, son algunos de los comentarios que se escuchan durante más de 30 minutos en filas para subir a la entrada del Monumental.

Foto: Alberto Torres

Ya en el Poliedro, los fanáticos pueden tomar autobuses del Ministerio de Transporte para ahorrarse una subida de otros 800 metros, pero ni los mismos organizadores lo recomiendan. “A pie llegan más rápido”, le dice un trabajador a los fanáticos.

Una vez se supera la última “alcabala” para entrar al Estadio Monumental, las luces LED, la pantalla de más de 50 metros de longitud y cinco pisos de concreto y sillas para más de 38.000 personas hacen que uno que otro asistente olvide, por momentos, las dos horas previas de trajín.

Foto: Alberto Torres
Efectivo o nada

En el piso principal está la mayoría de stands de patrocinantes, puestos de comida rápida y espacios de recreación del recinto y, al igual que en el Universitario y otros estadios de asistencia masiva en el país, las largas filas para comprar son comunes.

La dolarización también se hace sentir en el Monumental y, por practicidad, parece retomarse la costumbre de tener bolívares en efectivo. Carla Sanz, asistente al estadio, cuenta que la primera vez que fue pasó “mucho trabajo” para comprar, desde una simple botella de agua hasta un perro caliente.

Foto: Alberto Torres

No suelo cargar dólares en efectivo y los puntos tardaban en pasar, eso hacía que se atrasaran las filas. Esta vez, hablé con un amigo para que me comprara Zelle a cambio de bolívares en efectivo y así pagar más rápido”, dice.

Los puestos de comida incluyen desde foodtrucks hasta carritos callejeros y negocios que alquilaron espacios o quioscos del estadio. Comerciantes aseguraron que la organización de los puestos corrió por cuenta de una promotora de eventos del sector público, que también organiza eventos como ferias y exposiciones en espacios gubernamentales y uno que otro privado.

La Rinconada
Foto: Alberto Torres

Jhonny Galvis, emprendedor y encargado de un negocio de venta de helados, explica que la promotora le ofreció a emprendimientos del programa Emprender Juntos estar en esos espacios a cambio de, no un monto fijo, sino como “colaboración” para el mantenimiento y limpieza del estadio mientras dura el evento.

Los montos, cuentan comerciantes consultados, varían entre $100 y $200 diarios, cifras que aseguran no está ni cerca del costo real de tener un negocio en espacios de esa envergadura. Un foodtruck, en un espacio de este tipo, debería estar pagando cerca de $1000 diarios, explica Jhonny Galvis.

Foto: Alberto Torres

Personas cercanas a la organización del evento comentan que la Serie del Caribe está siendo una especie de “termómetro” para empresas productoras de cara a futuros eventos como conciertos o festivales.

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