Una ciudad hermosa, llena de vistas increíbles y de gente amable se ha convertido, en cuestión de media década, en un inmenso basurero. Olvidada por todos sus gobernantes, San Cristóbal pide a gritos que le devuelvan su belleza y a su gente.

San Cristóbal. La ciudad de San Cristóbal, capital del estado fronterizo del Táchira, hace tiempo dejó de ser “la Ciudad de la Cordialidad”, para convertirse en un basurero habitado. Por muy duro que suene, es así como la describen sus habitantes, quienes han visto el deterioro de la hermosa ciudad andina con el pasar de los años y de los gobernantes.

Salir y recorrer las calles sancristobalenses se ha convertido en una odisea para quienes tienen vehículo propio, pues no deben descuidarse ni un instante al volante, porque, de lo contrario, se corre el riesgo de caer en uno de los miles de huecos que afean la ciudad.

Son muchos los conductores que, por alguna razón, han tropezado con uno de ellos, lo que, literalmente, les sale muy caro. “Caí en uno de los huecos que está por Leche Táchira (sector de La Concordia) y se me partió una pieza del tren delantero y además se me abolló una puerta”, dijo Rocío Caballero.

Esta situación ha generado un sinfín de accidentes tanto leves como de consideración, ya que muchas veces los conductores invaden los canales en sentido contrario para evitar los huecos.

La basura se pasea

Otro de los problemas que golpea a la ciudad es el de la basura. Miles de bolsas se ven en todas las calles y avenidas, en barrios y urbanizaciones, incluso cerca de escuelas y ventas de comida. Las montañas de basura forman parte del paisaje capitalino. Y lo que empeora todo: hay quienes hacen muy mal manejo de la basura y la dejan en cualquier lugar.

Esto genera un foco de contaminación que tiene encendidas las alarmas no solo de los sancristobalenses, sino también de las autoridades, quienes, más allá de aportar soluciones, se pelotean el problema, mientras los desechos crecen a medida que pasan los días; sin mencionar que quienes queman la basura generan un problema de contaminación más grande que la basura en sí, pues los gases emanados son generadores de enfermedades respiratorias agudas por su alto grado de toxicidad.

Roedores y zamuros ahora son los animales que se ven en las calles de la que una vez era una de las ciudades más limpias y vistosas del país.

En Barrio Obrero

El presidente del CLET, Luis Mora, señala que la máxima autoridad del estado, la gobernadora Laidy Gómez, no tiene intenciones de solucionar el problema, por cuanto ella no usa la maquinaria y/o recursos de la Gobernación para iniciar la recolección de los desechos. Califica la gestión de Gómez como “totalmente ausente”.

Por su parte, Gómez hizo referencia a que no le han enviado lo presupuestado para resolver la recolección de basura “Ni el ministerio ni la vicepresidencia han enviado recursos para el vertedero”, señaló.

Recientemente, Freddy Bernal, designado protector del Táchira, informó que los desechos sólidos serán enviados a un relleno ubicado en El Piñal, municipio Fernández Feo, mientras se logra abrir camino en el de San Josecito, ya que las montañas de basura impiden el acceso a las terrazas del mismo.

Sin vialidad

No solo los huecos afectan la transitabilidad en San Cristóbal. La falta de señalización y demarcación de calles y avenidas complica la movilidad. Las principales arterias viales, la quinta avenida  y la séptima avenida así como parte de la autopista Antonio José de Sucre, carecen de rayado, lo que no permite que los vehículos circulen ordenadamente.

Esto es un desorden. En esta avenida caben seis carros y pasan menos. Al no haber rayado no hay manera de organizar el tránsito”, dijo Gilberto Roa, conductor.

Además, los semáforos fallan. En el sector de La Concordia, 19 de abril y en el centro de la ciudad se ven muchos apagados y no desde hace días, ya llevan varios meses en esas condiciones sin ser reparados por la Alcaldía de San Cristóbal, ente al que le compete la reparación de los mismos, así como el rayado de las vías.

Las tachas

Las principales avenidas del centro de San Cristóbal son la Francisco García de Hevia y la Isaías Medina Angarita, mejor conocidas con la quinta y séptima avenida, respectivamente. En el gobierno de Mónica de Méndez (2010) se colocaron 1939 tachas en ambas arterias viales para restringir el paso del transporte público a solo dos canales.

En su momento, la medida fue vista con beneplácito por los andinos, pero, ya para esta fecha, la falta de mantenimiento de los mismos, así como la falta de conciencia vial por parte de los conductores y autoridades, los han convertido en un serio problema, pues ya no cumplen con la función para la cual fueron colocados y, en lugar de ayudar a regularizar el tránsito del transporte público, generan problemas en la movilidad debido a su gran tamaño.

“No son reductores normales, son unos morretes que desajustan los carros. Uno va a cambiar de canal y debe calcular para no pisarlos. Deberían quitarlos. Ya no sirven sino para hacer más estorbo”, señaló un conductor al equipo de Crónica.Uno mientras se hacía el registro fotográfico de los mismos.

Fotos: Ana Barrera


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