Seis miembros de una familia viajaban en embarcación desaparecida entre Güiria y Trinidad

embarcación desaparecida

Entre el grupo de parientes se encontraban dos niños, de tres y cuatro años, y una mujer con siete meses de embarazo. Todos decidieron abandonar El Tigre, estado Anzoátegui, por la crisis del país. El bote Ana María partió el jueves 16 de mayo y no se ha hallado a sus tripulantes.

Caracas. La familia completa decidió salir de Venezuela por la crisis económica del país. Poco a poco comenzaron a emigrar desde El Tigre, estado Anzoátegui, hacia Trinidad y Tobago. Los últimos seis miembros viajaron el jueves 16 de mayo en un peñero que no llegó a tierra firme.

Todos abordaron el bote Ana María en Güiria, estado Sucre. Luis Guanipa, de 46 años, avisó a su hijo, Kender Berra, que estaban a punto de salir y tomó una fotografía. Eran aproximadamente las 4:30 p. m. y le pidió que los recibieran a las 8:00 p. m. para evitar ser detenidos por las autoridades trinitarias.

Luis Guanipa tomó esta fotografía y se la envió a su hijo antes de partir. Cortesía de los familiares

La embarcación nunca llegó. Kender y su hermano aguardaron durante la madrugada pero no aparecieron. Mi hermano esperó en el muelle hasta la 1:00 a. m. Luego yo estuve hasta las 5:00 a. m. y nada que llegaron. Nos dijeron que supuestamente habían conseguido una lancha accidentada y necesitaban el repuesto, pero era mentira. Verificamos si estaban presos y no los encontramos.

Según información de Protección Civil (PC) del municipio Váldez de Güiria, en el peñero viajaban alrededor de 33 personas, todavía se confirman los nombres de otros pasajeros para tener la información más precisa, ya que no hay registro porque estas embarcaciones zarpan de forma ilegal.

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El sábado 18 de mayo se activó la búsqueda, casi 30 horas después de que partieran. Los familiares avisaron a los funcionarios porque no llegaron a tierra firme. Una fuente de PC explicó a Crónica.Uno que tres embarcaciones de Carúpano, Margarita y Güiria participan en el operativo, con dos aeronaves, una de ellas de Petróleos de Venezuela (Pdvsa).

Luis Guanipa, uno de los desaparecidos, emigró hace dos años a Trinidad. Tiempo después recibió a su esposa y a tres de sus hijos que se fueron paulatinamente desde hace nueve meses. De los cinco miembros que se encontraban juntos en el país vecino solo dos trabajan y ayudan con la manutención de todos.

Pero aún quedaba familia en El Tigre. Por eso Luis viajó hace dos meses para buscar a su hija, Katerin Berra, de 28 años; a su nuera, Maroly Bastardo, de 19 años, quien tiene siete meses de embarazo; y a sus dos nietecitos —hijos de Maroly— Dylan y Victoria Berra, de tres y cuatro años. También emigraría su cuñado, Antonio López, de 44 años, quien vive en Guayana. Todos iban en el bote.

El grupo familiar tuvo que pagar 1600 dólares para poder salir de Güiria, todos se endeudaron en Trinidad para recibirlos, los esfuerzos valdrían la pena para poder reunirse de nuevo y emprender una nueva vida con mejores posibilidades. Estuvieron un mes en la ciudad esperando que Juan Vega, quien los llevaría en su bote, finiquitara el viaje. Dio algunas excusas por fallas con la embarcación y como no quiso devolverles el dinero, se vieron obligados a esperar que resolviera. Él también figura entre los desaparecidos.

Por tanto esperar estábamos averiguando para que ellos salieran desde Tucupita, pero mi papá dijo que saldrían de Güiria, dijo Kender.

Hasta el martes 21 de mayo no se había encontrado a algún pasajero o al menos la embarcación. El diputado a la Asamblea Nacional, Carlos Valero, informó que un sobreviviente de nombre Alberto Abreú fue localizado a 20 millas de la costa de Trinidad, presuntamente pasajero de este peñero.

Sin embargo, quienes están en Trinidad no han podido obtener noticias con las autoridades locales y en Venezuela están iguales: sin información. Los parientes de Kelly Zambrano, una de las desaparecidas, viajaron desde Táchira, al igual que la madre de Ani Villalobos, quien se movilizó desde Caracas para averiguar qué sucede. También hay víctimas de Cumaná, según PC.

En menos de un mes han desaparecido más de 30 personas en el trayecto desde Güiria hasta Trinidad y Tobago. La primera embarcación Jhonnalys José naufragó la noche del 23 de abril, después del paso de Boca del Dragón, el más peligroso del trayecto de más de dos horas y media, porque convergen distintas corrientes.

De este naufragio localizaron a nueve sobrevivientes y recuperaron el cadáver de una adolescente de 16 años. 10 días después se suspendió la búsqueda, en la cual participaron activamente los pescadores de la zona, sin posibilidades de hallar a más personas con vida, por las condiciones adversas de sobrevivir en el mar, de acuerdo con expertos de PC Güiria.

Por este hecho hay nueve personas detenidas, bajo la investigación de una red de trata de personas. Vecinos de Güiria aseguraron que esta práctica es muy común en la zona, al igual que el contrabando de drogas, licores, animales, cobre, carbón y miel.

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Los parientes de estos seis miembros se encuentran desesperados, esperando noticias de ellos. En Trinidad tuvieron temor de acercarse a las autoridades, en vista de que migración es implacable con los venezolanos.

Aquí hay redadas los viernes, en las redadas es que cobran los venezolanos en las paradas del centro, siempre se llevan a la gente. Por eso nos dio un poco de miedo preguntar en las autoridades, porque aunque tenemos un carnet de legalidad, a veces eso no es suficiente, comentó Kender.

Según la Agencia de la Organizaciones de Naciones Unidas para Refugiados (Acnur) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), la cifra de refugiados y migrantes venezolanos en el mundo es de 3.4 millones.

Los países de Latinoamérica y el Caribe han acogido a 2.7 millones de venezolanos. En el año 2018 un promedio de 5000 personas se fueron de Venezuela por día, buscando una vida mejor.

Kender comentó que la situación económica fue la que impulsó a su familia a tomar la decisión de emigrar. Por más que les mandábamos plata a ellos —a El Tigre— no les alcanzaba el dinero y a nosotros nos cuesta aquí pagar las rentas. Porque a pesar de que Trinidad está mejor no es nuestro país.

Migrar con niños

Ante la emergencia humanitaria compleja que se vive en Venezuela, donde hay escasez de medicamentos, los hospitales no tienen insumos y la inflación devora el bolsillo de los habitantes, los padres han tomado la decisión de emigrar de forma desesperada.

En algunos casos los papás parten adelante y dejan a sus hijos bajo el cuidado de otros parientes. Pero también otros han tomado la decisión de abandonar el país con los niños, sin tener en cuenta las condiciones del viaje ante la premura de conseguir calidad de vida.

Cecodap —ONG que vela por los derechos humanos de los niños y adolescentes— estima que 28 % de los migrantes han dejado al menos un niño en el país. En el informe Somos Noticia 2018 explicaron que al menos 800.000 niños han perdido el contacto directo de sus padres. En la red de escuelas Fe y Alegría hay 8.096 casos identificados de menores de edad que quedan bajo el cuidado de sus abuelos.

Las familias de acogida hoy en más del 87 % no reciben atención psicológica ni de acompañamiento.

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Fernando Pereira, coordinador de Cecodap, explicó que el tipo de población que está migrando generalmente no tiene los recursos para hacerlo. En vista de esto, no obtienen medios de transporte seguros y confiables ni mecanismos migratorios que garanticen la protección de los niños.

En estos casos los niños y adolescentes son más vulnerables. Hay muchos que no tienen documentación e ingresan a otros países ilegales, multiplicando las posibilidades de que sean explotados de cualquier forma.

Al llegar a otro país hay menores de edad que no tienen posibilidades de estudiar inmediatamente o no son aceptados en el sistema de salud, poniendo en riesgo su vida.

El fenómeno de la xenofobia lo ven en unas ciudades más fuertes que en otras y, por supuesto, muchos niños son víctimas en las escuelas, por la gran cantidad de niños que emigran, dijo Pereira.

Cecodap solicitó ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos instar a los gobiernos de la región andina, donde hay mayor flujo de niños venezolanos migrantes, a que se respeten los protocolos de DD. HH. migratorios, considerando lo grave de la situación venezolana y que los niños no salen del país por placer.


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