Como sea, con colectas o cada quien pagando su parte, los tachirenses hacen lo posible para distraerse. Con mucho o con poco presupuesto, los andinos se las ingenian para irse de rumba de vez en cuando.

San Cristóbal. Irse de fiesta en San Cristóbal es un lujo que muy pocos pueden darse. Sin embargo, no se ha perdido el espíritu rumbero de los andinos, quienes solo necesitan un poco de música para prender el desorden.

Si bien muchos locales han cerrado sus puertas, precisamente por la falta de clientes, otros se han consolidado en la zona rosa de la entidad: el Barrio Obrero. Calles enteras con música a todo volumen hay en la capital del Táchira, sobre todo en la parte alta de la entidad.

Quienes se van de rumba aseguran que con lo que ganan les alcanza para pasar una buena noche. Entre tragos y comida, pueden gastar más de 1 millón de bolívares. Sin embargo, en una zona en la que casi todo el mundo maneja la divisa del vecino país, equivale a poco menos de 100.000 pesos colombianos.

wspíritu rumbero
Foto: Cortesía.

“Uno, que es comerciante, percibe pesos y bolívares. Ya nadie, salvo los trabajadores del Gobierno, perciben salario mínimo. Aquí por poquito la gente gana entre 1 millón y millón y medio de bolívares, y cada quien sale y se adapta a su presupuesto con tal de no perder la costumbre de distraerse”, dijo Jairo Rojas.

Señaló que las “vacas” se han vuelto muy comunes. Estas son la colecta entre varios para comprar el licor, así como las balas frías o comidas ligeras en horas de la madrugada. Rojas aseguró que si varios ponen es mejor, pues el gasto es más bajo y no se pierde el espíritu rumbero.

“Ya uno no sale y es el que paga. Las mujeres deben aportar, así sea la novia de uno. Si no se hace así, uno se quiebra en dos salidas (risas)”, añadió el comerciante.

Otro tipo de actividad nocturna que está tomando auge son los llamados “sound cars”, que son fiestas a cielo abierto en las que carros modificados y con sonidos potentes amenizan el lugar, y quienes deseen disfrutar consumen el licor que a ellos mejor les parezca.

Las bebidas

En materia de licores, hay para todos los gustos y bolsillos, pero los llamados “coctelitos” son los que están ganando la batalla, pues el costo es bajo y el grado alcohólico es elevado. Estos están hechos a base de licor de caña y se saborizan con frutas.

Los hay de todos los sabores. Fresa, piña, parchita, mora o “aliñados” con hierbas, como el hinojo. “Unos pocos vasitos de estos coctelitos, y uno se prende. Con eso, varios podemos beber y no sale tan caro.  15.000 pesos (unos 230.000 bolívares) es el precio de la botella, y uno dura mucho con un trago de esos, porque prenden fácil”, dijo Dulce Hernández.

Ya no más Cúcuta

Pese a lo cercano de la frontera, quienes tienen el hábito de salir en las noches descartan a toda costa el quedarse en la vecina ciudad de Cúcuta.

Nardo Ramírez aseguró que sale carísimo hacer esa “locura”. “Allá usted, además de la bebida, paga comida, transporte, porque uno no puede pasar el puente con los carros, y toca pagar hotel porque cierran el puente. Es mejor aquí. Por mucho que uno gaste, no llega a 100.000 pesos. Allá debe tener como 300.000 pesos y me quedo corto”, dijo.

Pese a la crisis, el tachirense mantiene firme su posición de salir a distraerse y su espíritu rumbero, así sea por un rato. Es lo que evita que, en esta ciudad tan atropellada por la pérdida de la calidad de vida, la gente colapse.


Participa en la conversación