Transporte privado apuesta por viajes en carros particulares a pesar de la escasez de gasolina, matraca e inseguridad

La mayoría de los choferes tienen que llevar bidones de hasta 70 litros de combustible, según la distancia que vaya a recorrer, para garantizar la ida y vuelta. En el camino es mejor que no llueva, porque no se ven los huecos. Cuando pasan por una alcabala le piden a Dios que el guardia no busque el mínimo detalle para pedir una “colaboración”.

Caracas. Las restricciones de movilidad en el país durante la cuarentena golpearon al transporte privado. Suspensión de viajes, empresas que ya no pedían sus servicios y clientes fijos que dejaron de ir al interior del país los puso en riesgo de considerar un cierre indefinido. Hasta que, con la flexibilización total en diciembre, decidieron apostar por la publicidad en las redes sociales para hacer viajes de pequeños grupos de personas a las regiones.

Les pido que conformen un grupo familiar o de amistades para llenar los puestos de las unidades, explicó Jorge Pineda a Crónica.Uno. Su empresa, Pineda Express, tiene más de 10 años ofreciendo servicio de transporte corporativo a una cartera de clientes fija, pero la carencia y poca demanda lo obligó a buscar nuevos usuarios que tuvieran la necesidad de viajar en los próximos días.

Las restricciones de movilidad son solo uno de los obstáculos que pequeñas empresas como Pineda Express tienen que sortear así haya flexibilización total, porque el combustible, la inseguridad y la matraca no se borran de la lista de dificultades durante estas semanas de diciembre.

Pineda explicó que la ventaja que tienen es que los carros salen desde Caracas. Aquí no falta el combustible así sea dolarizado, señaló Pineda y dijo que la mayoría de los choferes tienen que llevar bidones de hasta 70 litros, según la distancia que vaya a recorrer, para garantizar la ida y vuelta. No sabes con qué te vas a encontrar en los otros estados, subrayó.

Isamar Montes viajó para Barcelona en la última semana de noviembre. Los carros salen a prestar el servicio con los bidones en la maleta y el carro con no más de tres pasajeros. En su caso no le pidieron prueba de COVID-19 negativa, pero mientras estuvo averiguando varias líneas le comentaron que era indispensable.

En el camino era mejor que no lloviera, porque no se veían los huecos. Cuando pasaban por una alcabala le pedían a Dios que el guardia no buscara el mínimo detalle para pedir una colaboración. De 10 puntos de control, en unos ocho responden las mismas preguntas:

¿De dónde vienen? ¿Hacia dónde van? Baja los vidrios de atrás ¿A qué se dedican?.

En el caso de la empresa Moovets, el fundador Jorge Domínguez explicó que en cada estado del país consiguen una tarifa ilegal para surtir gasolina. En Barcelona te puede costar 2,5 el litro, en Mérida o El Vigía está en 3 dólares, precisó y resaltó que los oficiales también cobran una “vacuna” (pago bajo cuerda) para dejarlos trabajar, que puede ser hasta de 30 dólares y esto obliga a los choferes a tener que salir con algo de efectivo.

En la línea de Pineda no viajan de noche, lo que excluye de su lista de destino a los estados fronterizos del país. Ha escuchado tantos cuentos de compañeros a quienes robaron todas sus pertenencias luego de que les explotaran cauchos con un miguelito, que no quieren exponerse.

Agustín Jiménez, gerente de una empresa de transporte hacia Mérida, coincidió con Pineda sobre la inseguridad de noche en las carreteras del país. Cuando consiguen que un grupo de amigos pague por el servicio, salen en la madrugada para aprovechar el amanecer, pero en esas horas de oscuridad saben que se exponen a que los roben.

Hasta ahora no nos ha pasado nada. Hasta ahora, dijo Jiménez.

Transporte privado vs. terminales

Para algunos, el servicio de transporte privado de carros particulares no tiene mucho tiempo y comienza a prosperar como una solución frente a largas esperas en los terminales del país para tomar un autobús. El problema es que no todos los venezolanos tienen entre 80 y 150 dólares para costear un pasaje en un carro particular hasta Puerto La Cruz o Maracaibo.

Al menos en Caracas, el terminal La Bandera abrió oficialmente sus puertas el 30 de noviembre con rutas cortas (400 km máximo), que luego se amplió a rutas largas a partir del 2 de diciembre. Pero los montos para viajar a zonas como El Vigía o Boconó, en el interior del país, se cotizan en moneda extranjera y pueden costar entre 13 y 30 dólares.

Como todos los años, el Sistema Integral de Transporte Superficial (Sitssa) tiene tarifas en bolívares que son mucho más económicas, pero que implican que los usuarios tengan que esperar muchas horas en el terminal La Bandera o de Oriente para poder irse en estos autobuses por la poca cantidad de unidades disponibles. Las tarifas más altas son para San Cristóbal (11.490.000 bolívares) y para Puerto Ordaz (10.090.000 bolívares).

Domínguez sueña con que los terminales en el país se modernicen o mueran por la fuga de impuestos fiscales, que, considera, pudieran servir para levantar las carreteras. Con su plataforma Moovets espera que sea más fácil reservar un viaje para otros estados y garantizan al menos dos cupos por viaje para el envío gratis de medicamentos.

Foto: Gleybert Asencio

Participa en la conversación