Al menos 700 familias están afectadas por el colapso de la tubería madre de aguas negras en la parroquia Coquivacoa.

Maracaibo. Diarrea, fiebre, manchas en la piel y dificultad para respirar son algunos de los síntomas que han presentado niños y adultos de los sectores Monte Bello y La Lucha, de la parroquia Coquivacoa, al norte de Maracaibo. Todo es producto del colapso de la red de tuberías de aguas negras, que, según fundadores de la zona, corresponde a la tubería madre que desahoga en el Lago de Maracaibo.

El olor es insoportable, porque, además, por la zona hace casi dos meses que el aseo urbano no pasa. Sin embargo, coinciden en que el mayor de sus problemas es no tener respuesta de la hidrológica regional. Gladys Socorro, vecina, dijo:

Cuando vamos a Hidrolago no hacen nada, esto no solo genera mal olor sino también enfermedades como vómito, erupciones en la piel. En el hueco que está lleno de basura se esconden los malandros, alguien nos tiene que dar respuesta porque esto es una emergencia”.

Para Edith Méndez es aún peor convivir en medio de las aguas negras. Dice que está presa en su propia casa. “Uno va a comer y dan ganas de vomitar. Al cuarto mío se le mete el agua. Las cloacas se meten a las casas y yo soy diabética, me da miedo encerrarme más y en el CDI de aquí no hay nada”.

El servicio de agua potable tampoco llega desde hace más de cuatro meses, lo que empeora la situación que, según relata Nerio Simancas, habitante, es de vieja data.

“Hace al menos tres años que este tramo de la carretera cedió por el mismo problema. La tubería se dañó, entonces Hidrolago solo reemplazó un pedacito. Ahora, hace año y medio más o menos, se volvió a comer la tierra y fíjate por dónde va el hueco que ni siquiera sabemos para dónde está corriendo esa agua porque, en cuestión de minutos, se llena y se vacía solo. Nosotros tenemos mucho miedo porque eso socava las bases de las casas y, en cualquier momento, nos traga la tierra. Ya estamos cansados de ir a Hidrolago y nada”.

Lo grave de la situación es que, una cuadra más adelante, el terreno por donde pasa la tubería también comenzó a ceder muy cerca de las viviendas. “Hay que estar pendiente de los muchachos porque se pueden caer ahí y ahogarse”, comentó una vecina.

Aunque la mayoría de las familias afectadas están concentradas en cuidar su salud ante la exposición permanente a las aguas servidas, otros aseguran que continuarán insistiendo hasta que Hidrolago les solucione el problema.

Ambas comunidades llevan cuatro meses sin recibir servicio de agua potable.

Fotos: Mariela Nava


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