Venezolanos azotados por la malaria, la tuberculosis, la difteria, el sarampión y ahora el mal de chagas

Judith León, presidenta del Colegio de Bionalistas, alertó que a las serologías de las bolsas de sangre no les están descartando la prueba del Chagas, pues ese reactivo no llegó al país. Los casos registrados en Táchira son producto de la contaminación parasitaria, pero igual las alarmas están encendidas.

Caracas. Las enfermedades reemergentes se turnan para azotar al país. Muchas de ellas, como la malaria, sarampión, difteria y la tuberculosis, habían sido erradicadas hace 70 años.

Ahora hay chagas. Un brote en el estado Táchira y la muerte de cinco pacientes prendieron las alarmas de los médicos. Ya en 2007 se tuvo la epidemia en el municipio Chacao de Caracas, con un saldo de 103 personas contaminadas.

Judith Léon, directora general de la Federación Nacional de colegios de Bionalistas, reveló un dato preocupante en medio del caos epidemiológico: y es que en la actualidad a la serología que se le hace a las bolsas de sangre no se le están realizando pruebas para detectar la enfermedad de chagas. Es decir, no se sabe si la sangre a transfundir tiene el virus.

Aunque esta no fue la situación que se presentó en Táchira, pues allí hubo una contaminación parasitaria, producto de la falta de aplicación de políticas sanitarias y ambientales.

No obstante, preocupa el hecho de que esa enfermedad pueda rodar libre en las bolsas de sangre.

“De los siete reactivos que se necesitan para una serología, el Gobierno compró a los chinos tres. Lo hizo hace un mes cuando se presentó la emergencia de la escasez en los bancos de sangre. Las pruebas básicas para que se cumplan los estándares internacionales no se están haciendo. En estos momentos solo se descartan VIH, sífilis y hepatitis B y C. Pero chagas y HLVT (virus linfotrópico de células T humanas) por ejemplo, no se están analizando. Y eso está ocurriendo desde enero y febrero. Hace un mes llegó la dotación proveniente de China, pero no trae ese reactivo, pues allá no hay chagas”.

Dos factores entonces: no hay control sanitario y no hay pruebas serológicas que determinen si está la enfermedad en la población.

Azotados por las epidemias

María Yanes, médico internista, expresidenta de la Red Sociedades Médicas Científicas Venezolanas, explicó que el país se enfrenta a un brote importante de malaria en más de 18 estados del país, producto de la ausencia de políticas sanitarias acertadas en materia de salud.

“El Gobierno ha sido incapaz de controlar una enfermedad vectorial como es la malaria y tampoco ha hecho lo propio con la tuberculosis, que es una enfermedad que está más asociada a la pobreza”.

Destacó que en Venezuela existe una alerta epidemiológica (relacionada con la tuberculosis, TBS) en ascenso. Habló de que en la Unidad de Tisiología del hospital José Ignacio Baldó, conocido como El Algodonal, semanalmente se están recibiendo de 25 a 30 casos de TBS situación que causa alarma, pues el promedio estaba en 18.

“Entonces en vez de disminuir los casos, estimamos que para finales de 2018 la tuberculosis va a dar números preocupantes, al igual que la malaria, pues dicho por el mismo ministro de Salud, Luis López, solo en el primer trimestre del año en Bolívar hay 175.000 casos, y se trata de una epidemia que es a escala nacional”.

El año pasado la malaria rondó los 500.000 pacientes. Según Yanes, muchos eran casos nuevos, pero hay un subregistro debido que a una misma persona la enfermedad le repite hasta ocho veces. “Pudiéramos decir que de la forma como se comporta, sobrepasó el millón de casos”.

El subregistro existe en todas estas epidemias. Y más porque el Ministerio de Salud, desde finales de 2016 dejó de publicar de manera indefinida el boletín epidemiológico, y desde 2012 no hace público el anuario de morbilidad y mortalidad.

El boletín solo lo publicó en abril de 2016 cuando colgó en la página del ministerio 52 semanas de estudio, así como los 26 que adeudaba desde julio de 2015.

Lo que más preocupó en ese momento fue el aumento de la mortalidad materna e infantil. “Las madres primerizas no se están haciendo un control prenatal y eso eleva la tasa de mortalidad materna, lo que a su vez incide en la infantil, con énfasis en la neonatal. En vez de disminuir esas tasas con políticas acertadas, están  creciendo. Venezuela lidera los países de la región con este problema”.

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Se tiene entonces que la malaria en Bolívar pasó de la zona rural a la urbana con casos autóctonos. La enfermedad está sin control (no hay políticas sanitarias y está en auge la minería ilegal, que es un caldo de cultivo para enfermedades); al igual que los casos de difteria y sarampión.

“Esta es una situación epidémica muy vergonzosa para el país. Representa un atraso en medicina. Enfermedades que después de haber sido controladas en los años 50, 60 aparecieron. Hemos retrocedido con respecto a la malaria, no se está controlando el vector, no hay antimaláricos; y ahora somos exportadores de epidemias. Hay casos de sarampión en Colombia y en Brasil provenientes de Venezuela, cuando -en este caso- es una enfermedad prevenible con vacunas”.

Y sin vacunas

“Obviamente eso está correlacionado con la deficiencia en la cobertura vacunal. Está por debajo del 50 %, hay una escasez de dosis importantes. No se sabe qué está pasando con el fondo rotatorio de la OPS. No se sabe, cuando hablan de la llegada de vacunas, qué está llegando, si cumplen  con la cadena de frío, si están vencidas. Hay muchos factores que se desconocen”, dijo Yanes.

Si se consiguen, sus costos son inasequibles. En estos momentos es difícil saber si realmente un niño queda inmunizado. No se le colocan las dosis de refuerzo en el tiempo indicado y se desconoce si se le aplica el antivirus en su máxima expresión, es decir, todo el goteo establecido para la polio, por ejemplo.

Para la doctora, el esquema de vacunación, de la forma como se aplica ahora solo en jornadas, es deficiente.

A ello sumó las condiciones sociales y ambientales. Dijo que todavía en esta época hay personas en condiciones habitacionales muy precarias, con techos de paja (donde anidan los chipos transmisores del chagas) viven en hacinamiento, sin servicios, sin higiene y eso es un caldo de cultivo, además, para la reaparición de enfermedades. “Aunque hay un factor preponderante, la falta de políticas nacionales. Venezuela retrocedió en Medicina. Tuvimos a un Arnoldo Gabaldón que hizo una cruzada en contra de la malaria y a un José Ignacio Baldó que hizo lo mismo para atacar la tuberculosis el siglo pasado y hoy estamos padeciendo, azotados por esas enfermedades”.

Foto: Archivo Crónica.Uno


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