La falta de una agenda local en Vente Carabobo y en otras regiones podría ser su talón de Aquiles a largo plazo. Especialistas indican que además de María Corina Machado, la tolda debe plantearse una figura de relevo.
Valencia. El pasado 25 de agosto lo organización política Vente Venezuela juramentó en Carabobo a toda la estructura municipal y a su comando regional. En este sentido la estructura quedó así: como coordinador regional, Jesús Enrique Lozada, en la coordinación estratégica y jefatura del voluntariado, María Elena Giménez, como coordinador electoral, Carlos Aguilera y como jefe de campaña, Ángel Álvarez.
Desde un principio Álvarez dice que en este último tiempo Vente Venezuela se ha transformado. Esto viene a destacar la falta de estructura que tenía hace unos años Vente Carabobo. Lo que ha dejado a la vista que el auge de María Corina Machado, ha servido como un imán para atraer a: gremialistas, sindicalistas y políticos descontentos de sus viejos partidos. Este es el caso de la fuga de Voluntad Popular Carabobo.
La politóloga Betzabeth Jaramillo recuerda que la evolución del partido ha sido tal que los que iniciaron en la tolda en 2012 no son los mismos de ahora. De hecho hace hincapié en los “paracaidistas” término con el que define a los políticos que se han paseado por varios partidos.
Un caso es Ángel Álvarez, quien formó parte de VP, Cuentas Claras, Primero Justicia y Acción Democrática, hoy por hoy voluntario de María Corina Machado sin ponerse la camisa de Vente por mantenerse independiente.
Solidez
Lozada explica que en Vente Carabobo se buscó crear un partido sólido. “Teníamos una candidata en la estratósfera, pero un partido bastante débil”.
Jaramillo asegura que la consolidación de Vente Carabobo, ocurre solo por el proceso electoral, en el que una figura masifica y siembra estructuras.
Además que dichas adhesiones obedecen más al liderazgo de Machado que a la ideología de Vente. Por ende, la politóloga no ve claro, quién sería la persona fuerte del partido en Carabobo.
Por un tiempo fue Pablo Aure que representa a esa valencianidad, pero hubo conflictos en lo interno. Ahora está Lozada que representa a la vieja política y a Álvarez, pero sigue sin haber un relevo generacional”, dice.
Mientras en Voluntad Popular y Primero Justicia la juventud es el liderazgo, en Vente es la “vejentud” como dice Lozada, es quien maneja los destinos del partido. “Queremos prepararles un legado y un camino a las juventudes”.
Por consiguiente, Jaramillo opina que un candidato que represente al relevo generacional y sea capaz de aglutinar soluciones a los problemas tendrá la victoría.
El músculo Machado
Según Lozada, Vente Carabobo lo conforman al menos 200.000 personas. Cada uno de estos miembros están enfocados en lograr la victoria de las primarias y luego en fortalecer el músculo partidista. Inclusive cuando se le pregunta por una agenda local insiste en que son estos dos puntos. Pero, bajo esta idea quedan por fuera las realidades particulares de la región. “El músculo se tiene que formar en torno a María Corina”.
Ese músculo también lo conforma el voluntariado, definido como “genial” por Giménez de Mata. A su juicio, capitaliza a los que no quieren ser parte del partido pero quieren ayudar. Sin embargo, la coordinadora no conoce la cifra de voluntarios.
Pero Jaramillo pone la lupa y dice que si bien el voluntariado puede formar estructura a lo largo querrán espacios de poder. “Eso va a generar conflicto con los liderazgos de partido y ahí puede estar la fragmentación”.
Sin embargo, con todo y su auge Jaramillo sitúa a Vente como la nueva segunda fuerza política de Carabobo, solo superada por el Partido Socialista Unido de Venezuela, el cual dio un salto hacia adelante cuando Lacava y sus alcaldes jóvenes y desconocidos prácticamente tiñeron de rojo el mapa local.
¿Vente más allá de MCM?
No obstante, la experta precisa que en Carabobo la política funciona distinta al país entero por su oligarquía política con influencia sobre la política nacional y sus economía.
De hecho, apunta a todos los partidos de oposición en Carabobo de no poseer liderazgos arraigados. “No podemos olvidar que los partidos funcionan como una caja de resonancia de las necesidades de los ciudadanos”, dice Jaramillo en referencia a la renuencia de Vente a fijar en agenda los problemas locales.
Pero ve con temor que Vente se haya construido como una especie de movimiento social que al cumplir su cometido, es decir el cambio de gobierno muera si no se planifica en otros temas.
Aun con todo lo visto no dice si Vente es una estructura sólida porque habría que ver cómo queda tras los resultados no solo del 22 de octubre, sino de 2024. “La derrota es un escenario posible”.
La pregunta que se cierne sobre Vente es si hay partido sin Machado, por los momentos Jaramillo cree que no, la razón es que el liberalismo no ha calado en Venezuela, quizás en una parte de Carabobo, pero esto solo muestra que el mesianismo se impone en el país sin importar la tendencia política.
“La gente espera algo más allá de sacar a Maduro, si no lo que tienes es una visión Caracas centrista, el plan del Zulia es diferente al de Carabobo”, recalca Jaramillo.
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