Yulimar, la luchadora que se consagró en Brasil

La anzoatiguense tuvo que superar numerosos escollos durante su infancia para cumplir su sueño de montarse por primera vez en un podio olímpico.

Caracas. Yulimar Rojas todavía tiene que acariciar la medalla de plata que se colgó en Río para cerciorarse de que ya cumplió su sueño de montarse en un podio olímpico a los 20 años de edad. “Apenas me lo estoy creyendo”, señala la saltadora triple, quien se define como una luchadora. Y al repasar su vida personal, en especial su infancia, queda claro que el calificativo dista mucho de ser una mera exageración.

Rojas abrió el medallero de la delegación venezolana en los Juegos Olímpicos hace exactamente una semana, al saltar 14,98 metros, marca únicamente superada por la colombiana Caterine Ibargüen, que se elevó 15,17. Su gran proyección en el atletismo hace pensar que en Tokio 2020, el color de la presea que hoy cuida con recelo podría cambiar a dorado.

De Caracas a Oriente

La carrera de la deportista está marcada por una decisión de su madre, Yulecsi Rodríguez, quien de muy niña hizo maletas y se la llevó de Caracas al estado Anzoátegui.  En suelo oriental, Yulimar tuvo que superar varios obstáculos. La ausencia del apoyo paterno fue uno de los más significativos.

“Yo fui criada por mi padrastro, que ha sido mi ayuda y apoyo porque mi padre no se ocupó de mí”, revela la atleta, quien, no obstante, asegura no albergar rencores en su corazón: “Muchas veces por no estar cerca de mí no podía firmar los permisos para salir a competir fuera del estado o fuera del país y me perdí muchas competencias. A pesar de eso pude salir adelante y si llego a ver a mi papá le pediría la bendición sin ningún problema”.

La pobreza fue el otro escollo con el que debió lidiar Rojas. “Cuando crecí vivíamos en un rancho y cuando llovía nos mojábamos”, recuerda para luego subrayar cómo con el atletismo su vida y la de su familia dieron literalmente un salto de calidad: “Gracias al atletismo mi familia y yo tenemos un hogar seguro”.

Rojas debió olvidarse del voleibol —su disciplina predilecta hasta los 14 años— para incursionar en salto alto, largo y triple por consejo de unos entrenadores que la vieron competir en lanzamiento de bala. Su recorrido formal en el deporte de pista en campo inició en 2009 y ya en 2011 empezó a representar a Venezuela en el ámbito internacional.

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Gran año

La medalla de oro en el Suramericano Junior de Medellín en 2011; la plata en salto alto en los Bolivarianos 2013 y la presea dorada en los Juegos Suramericanos 2014; al igual que la marca obtenida en los Panamericanos de Toronto —donde inscribió su nombre en Río— hacían presagiar el gran 2016 de Yulimar.

En marzo, se coronó campeona mundial bajo techo en Portland y ya en junio se paseó por las nubes al pasar por primera vez la barrera de los 15 metros en Madrid. En Brasil, bajo la tutela del cubano y nueve veces campeón mundial, Iván Pedroso, hizo prevalecer una vez más su espíritu de lucha. El sábado regresa a Venezuela con una medalla plateada en el pecho que lo demuestra.

Foto: AP


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