La mayoría de las escuelas venezolanas estaban por finalizar el segundo lapso. Los días perdidos de clases por los dos apagones registrados este mes han puesto a los docentes a buscar alternativas para garantizar el mínimo de competencias requeridas.

Caracas. Ponderar notas y enviar trabajos para la casa se ha vuelto una rutina en la escuela. Carla Díaz, profesora de computación en el Liceo Leopoldo Aguerrevere, ubicado en Valle Abajo, califica de “atropellado” este lapso escolar que se inició en diciembre y culmina este mes. Debido a las interrupciones de las actividades, no ha podido finalizar el contenido de la materia: Solo he mandado trabajos, aún me quedan dos evaluaciones y el proyecto y prácticamente ya terminó el lapso.

De los 19 días de marzo dispuestos para las actividades escolares, apenas se cumplieron 8. El gobierno de Nicolás Maduro decretó no laborable el 1° de marzo, le siguieron los días de carnaval, a los que las autoridades les sumaron dos días, que se unieron a la semana sin actividades por el primer apagón nacional del 7 al 15 de marzo.

Los estudiantes volvieron a las aulas el 18 de marzo, hasta que el día 25 se produjo un nuevo corte de energía. En esta semana, del 24 al 28 de marzo, los estudiantes tampoco tendrán clases mientras se restablece el servicio. Este mes las escuelas apenas tuvieron 8 días efectivos.

En la Escuela Técnica Industrial San José Obrero, ubicada en Antímano, a partir de lunes discutirán un plan de contingencia para intentar recuperar el tiempo perdido. El director Rafael Peña cree que tendrán que enviar guías y material académico para trabajar en casa. “No se pueden colocar más horas a los profesores, claro nunca será igual el trabajo que se hace en aula”, explica.

Tanto Díaz como Peña mantienen comunicación —cuando la conectividad lo permite— con los estudiantes a través de grupos de WhatsApp y Facebook. Peña dice que el acompañamiento ha sido emocional, aprovechan el chat para preguntar cómo están en un contexto de incertidumbre.

Yamile Martínez, directora en Distrito Capital del Programa Escuelas de Fe y Alegría, informó que se hizo una planificación para desarrollarla entre marzo y junio para trabajar en el aula temas sobre convivencia y solidaridad, el sistema eléctrico, el cuidado del ambiente, el uso del agua, entre otros.

Estamos haciendo lo posible para desarrollar un mínimo de competencias en el estudiante. Es imposible es esta crisis energética que podamos cumplir con todo. Se está poniendo en riesgo la calidad educativa. La idea es que no termine el año escolar sin que no hayan realizado nada, explicó Martínez.

Agregó que el próximo periodo escolar se tendrá que hacer nivelaciones. Asimismo, mencionó que tras las interrupciones del sistema eléctrico, solo el personal de 13 de las 26 escuelas de Fe y Alegría en Caracas ha podido cobrar la quincena.

A la emergencia humanitaria compleja del sector educativo se le suma ahora el racionamiento de energía. La educación está en riesgo, han dicho en reiteradas ocasiones la Avec y Fe y Alegría. Las cifras, cuando aún no culmina el año escolar, no son alentadoras: 30 % de inasistencias, 8904 niños dejados atrás y 15 % de los docentes han renunciado.

Profesores en asamblea permanente

Desde enero, los profesores han aplicado diferentes modalidades de protesta, entre esas, la realización de asambleas durante el horario de clase. Doris Medina, profesora del Liceo Luis Manuel Urbaneja Achelpohl, manifestó que el jueves en una reunión con padres y representantes se decidió establecer seis semanas de clases a partir del lunes y el resto serán para las asambleas permanentes. En este tiempo se harán evaluación continua, trabajos, talleres y exposiciones.

La escalada del conflicto por el cumplimiento de la contratación colectiva firmada en 2018 —y que quedó sin efecto en agosto tras la reconversión monetaria— mantiene a los docentes de las escuelas públicas en asambleas permanentes como forma de protesta. Medina, por ejemplo, percibe 13.000 bolívares quincenales en un país cuya inflación anual supera los siete dígitos.

Esta situación ha llevado a maestros y profesores a emigrar.

Vanessa Guerrero tiene un hijo que cursa quinto año en Cagua, estado Aragua. Al él le van a promediar las notas de Física y Química en el tercer lapso porque los profesores se van del país. Tampoco tiene profesores de Inglés ni de Premilitar.

“El de premilitar renunció porque vive en otro municipio y el salario no le alcanza para pagar los traslados a la escuela. La de inglés tuvo un accidente laboral y como no cuentan con una póliza de seguro, no se ha podido recuperar”, cuenta Guerrero.

Universidades suspenden clases

El Consejo Universitario de la Universidad Central de Venezuela (UCV) se reunió este miércoles y decidió suspender las actividades académicas y administrativas hasta el 1° de abril. Ese día se reunirán en sesión extraordinaria para evaluar si están dadas las condiciones para llamar a clases.

Keyla Brando, estudiante de la UCV, no ha podido iniciar el semestre del posgrado en Lingüística de la Facultad de Humanidades y Educación. Mariangel Tovar, quien cursa el quinto semestre en Economía, estaba en evaluaciones finales y, tras las suspensión de actividades, no ha podido culminar dos materias.

La Universidad Católica Andrés Bello reanudará actividades el próximo lunes. Ante la grave crisis, se aplicará el Reglamento sobre el desarrollo de actividades académicas y administrativas en circunstancias excepcionales, aprobado por el Consejo Universitario en su sesión del día martes 26 de marzo de 2019.


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