Familiares de uno de los calcinados en la Cota 905 niegan que fuera secuestrador

Jaiker Santos, de 37 años, era taxista y salió de su casa para hacer una carrera hacia San Antonio. Apareció muerto e involucrado con la banda del “Gasper” a la altura de El Pinar. Su hermano, Edgar Santos, pide que se investigue lo que pasó pues él no era hampón.

Caracas. Jaiker Alfredo Santos Pérez, de 37 años, salió de su casa el domingo a las 8:40 p. m. a llevarle un repuesto a un amigo que estaba accidentado y luego iba a hacer una carrera hacia San Antonio de Los Altos. Pero sus familiares no tuvieron más noticias de él hasta que vieron que su nombre resaltaba entre los cuatro sujetos que murieron calcinados durante una persecución por la Cota 905.

No solía llegar a su casa, ubicada en la urbanización Atlántida de Catia La Mar, estado Vargas, después de las 10:00 p. m. porque tenía miedo de ser víctima del hampa. Sin embargo, cuando su familia vio que ya era tarde comenzaron a llamarlo y no pudieron localizarlo.

Nunca apagaba el celular ni dormía fuera de su hogar, por eso su esposa se preocupó. El lunes a las 5:00 a. m., la mamá de Jaiker vio su nombre en las redes sociales, relacionado con un secuestro que terminó en la muerte de los cuatro supuestos involucrados luego de la explosión de una granada.

Cota 905
Versión policial indica que los cuatro sujetos se enfrentaron al Cicpc, en la Cota 905 y les lanzaron una granada

Y es que el pasado lunes, funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) persiguieron a un carro marcha Chery modelo Orinoco, color blanco, con aviso de taxi, que se desplazaba por la avenida Guzmán Blanco, a la altura de El Pinar.

Según información policial, los sujetos que iban a bordo dispararon a la comisión y les lanzaron una granada fragmentaria, pero el vehículo se incendió luego del estallido.

Aunque el Cicpc vincula a Jaiker Santos con esta banda y sostienen que se le apodaba “el Chofer”, sus familiares lo desmienten. Contaron que trabajaba como taxista solamente con clientela fija o con ejecutivos del aeropuerto de Maiquetía.

De hecho, el hermano mayor de la víctima, Edgar Santos, dijo que uno de los sujetos que se encontraba en el carro era el cliente a quien le iba a hacer el servicio a San Antonio de los Altos.

Cabos sueltos

Según la autopsia que le practicaron a Jaiker en la morgue de Bello Monte, su cadáver ingresó a las 3:00 a. m. del lunes sin identidad. Estaba calcinado desde las piernas hacia la cintura, le faltaban dos dientes, tenía golpes en la cabeza y un tiro en el pecho. De acuerdo con el médico forense murió a causa de un shock hipovolémico.

A Edgar, su hermano mayor, le llama la atención que en la medicatura le informaran que fue ingresado sin identificación, cuando en los medios de comunicación y redes sociales se conocía el nombre, así como el número de cédula, de quienes fallecieron.

[irp posts=”37396″ name=”Descuartizamientos: mensajes del hampa a la impunidad (I)”]

También le extraña que el domingo a las 11:00 p. m. se registrara en su cuenta que sacaron dinero en un cajero y que el vehículo no tuviera el paso del proyectil por el vidrio delantero, si él recibió el tiro en el pecho.

“Se supone que le dieron el tiro en el pecho en el vidrio delantero, por el lado del piloto, debería tener el orificio. Además, ¿cómo unos hombres con tiros y calcinados quedaron afuera del carro?”, expresó.

En el lugar del suceso recuperaron un fusil HK calibre 2.23, una pistola Glock con cargador de 32 balas, una pistola Walther PPK calibre 3.80 y dos granadas fragmentarias, una sin accionar.

“Si ellos estaban tan fuertemente armados no me explico cómo las unidades no tuvieron ni un rayón ni los funcionarios quedaron heridos”, insistió.

Amenazas a familiares

El hermano de la víctima dijo que recibió una llamada desconocida, en la cual le indicaban que dejara las cosas así y no insistiera en hacer algo más. Denunció que mientras estuvo en la morgue de Bello Monte se le acercaron dos hombres, que por su vestimenta parecían funcionarios, y le preguntaron qué haría con el caso.

Presume que Jaiker fue secuestrado y los uniformados inventaron esa situación para despistar: “Esto fue una ejecución extrajudicial y le pido al ministro Néstor Reverol que investigue, pues llevaré esto hasta las últimas consecuencias”.

[irp posts=”37864″ name=”Descuartizamientos: Copia de cultura carcelaria y de carteles (y II)”]

Añadió que acudirá a la Fiscalía y si no le prestan atención, deberá acudir a la Corte Internacional. Tres consejos comunales de la zona donde vivía Jaiker recogerán firmas para apoyar a su familia y demostrar que no era delincuente.

“No sé si tendré que vender mi casa o qué haré para lograr que se haga justicia. Estoy resteado y quiero limpiar el nombre de mi hermano, callado no me pienso quedar, pues no quiero que esto le vuelva a pasar a otra persona”, soltó el educador.

La víctima vivía con su esposa e hija de seis años en el anexo de su casa familiar. Trabajaba como taxista con puros clientes fijos y regresaba temprano a casa.

Cota 905
Los cuatro hombres murieron calcinados, tras la explosión de la granada que presuntamente le lanzaron a la comisión del Cicpc

Sus dolientes piden que se investigue qué sucedió realmente. “Mi hermano fue ejecutado y torturado. Era muy cuidadoso, hasta le daba miedo montarse en moto conmigo, ahora van a decir que era secuestrador. Todo es una mentira”.

Fuentes policiales identificaron a los otros fallecidos como Samuel Jonás Cabriles, alias “Gasper”, quien presuntamente era investigado por más de 30 secuestros entre 2015 y 2016; Abraham José Abreú, apodado “Abraham Lincoln”, fugado de la cárcel de Tocorón y Álvaro Leonel Romero, solicitado por secuestro.

Esta banda supuestamente era responsable de al menos 80 % de los casos de secuestros en el Área Metropolitana de Caracas.

Fotos: Cortesía


Participa en la conversación