Obreros con hasta 14 años de trabajo fueron dejados en la calle. Solo les prometieron una bolsa de comida.
Barinas. Los sacaron sin ninguna explicación. Luego de un año y siete meses, a los obreros les informaron que ya no pueden acceder a su sitio de trabajo, planta CPT y Silos Barinas, una trilladora de arroz, contratada por la empresa Consorcio Veinca C. A., propiedad de Edgar Gudiño.
Veinca es una planta 100 % operativa, capaz de producir mensualmente 1,2 millones de kilos de arroz, en la que ahora les impiden el acceso a 22 trabajadores, muchos de ellos hasta con 14 años de labores en la empresa.
El consorcio firmó un convenio con la Corporación Única de Servicios Productivos y Alimentarios C. A., (Cuspal) adscrita al Ministerio para la Alimentación, de acuerdo con la Gaceta Oficial del 19 de mayo de 2016.
El 9 de abril de 2022, en una visita realizada por representantes de Cuspal a las instalaciones se percatan del incumplimiento de pago de tres quincenas de salario.
El actual presidente de la Corporación, Manuel Bernal Martínez, tomó la decisión de desincorporar a la empresa y dejar en el limbo a este grupo de trabajadores.
Al principio era 43, pero con el correr de los días, se fueron retirando, hasta quedar solo 22.
No nos absorbió ni el Ministerio de Alimentación ni Veinca. No nos han cancelado nada”, informó José Daniel García, vocero de los afectados.
La deuda de Cuspal con Veinca estaría por el orden de los 9000 dólares, según les manifestó el representante legal de la empresa.
La página web de Cuspal indica que esta corporación se creó con el objetivo de: “impulsar con una visión estratégica de la Gran Misión Abastecimiento Soberano, el primer Gran Objetivo Histórico planteado en el Plan de la Patria 2013-2019 lograr la soberanía y seguridad alimentaria, para garantizar el supremo y pleno derecho a la alimentación del pueblo venezolano”.
Sin embargo, esta premisa no se está cumpliendo en el caso de estos 22 obreros que ahora sobreviven con una bolsa de comida quincenal, pero que se mantienen en la incertidumbre.
Antes de Veinca, estuvieron otras empresas que sí los absorbieron, como Alimentos Barinas y la Corporación Hugo Chávez. En la actualidad, los trabajadores desconocen por qué el Ministerio para la Alimentación o Cuspal no han cancelado estos compromisos. Ni por qué el gerente de Cuspal los mandó a desalojar las instalaciones de la planta.
Se han realizado todas las denuncias ante los organismos competentes, y ante el mismo presidente de la Corporación Única de Servicios Productivos y Alimentarios.
El rumor sobre unos emisarios enviados por el ministro Jorge Arreaza para mediar en el conflicto también ha circulado desde hace varios días .
Según la información aportada por el vocero principal de los trabajadores, Rubén Cordero, la empresa se retiró el 9 de abril y hasta el día de hoy no ha dado cumplimiento a los compromisos salariales con los obreros.
El informe respectivo se entregó ante la Inspectoría del Trabajo, el Ministerio Público, Defensoría del Pueblo, Cuerpo de Investigaciones Civiles, Penales y Criminalísticas y hasta en el despacho de la Presidencia de la República.
Hoy nos toca salir a la calle a denunciar al presidente de esta empresa, Edgar Gudiño, quien ya tiene una denuncia por estafa en Barinas. Él mantiene sus alianzas en Cuspal y en algunos ministerios. No han hecho nada por nosotros. Tenemos siete meses sin cobrar nada”.
Varios de ellos se preguntaron qué va a pasar con sus vidas, pues muchos tienen una familia que mantener.
El vocero de los trabajadores manifestó que antes de ser sacados de la planta, se dedicaban a la faena de mantenimiento preventivo y correctivo de la maquinaría.
El 10 de octubre, un representante del Ministerio para la Alimentación les expresó –palabras más, palabras menos– que solo estaba actuando como intermediario y que Cuspal no tenía compromisos laborales con ellos.
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