La miniserie usa el contexto de un crimen en un hogar para presentar a un detective mormón en un viaje que inicia en la duda de sus creencias.

Caracas. Jeb Pyre (Andrew Garfield) es un detective de un pequeño pueblo de Utah. Es joven, con esposa y dos hijas. Es de esos hombres de la ley correctos, que cree en su labor. Recto en el hogar, en la profesión y en su fe: es mormón.

Ya la consternación empieza a ser parte de su vida desde los primeros momentos, cuando surge una de las etapas más duras de su vida. Entra a una casa en la que se ha cometido un crimen atroz. Una mujer y su hija fueron víctimas de un crimen. Despiadadas las maneras que descubre que se emplearon en el hogar.

La miniserie Under the Banner of Heaven consta de siete capítulos que se centran en los pocos días posteriores al hecho. Tiempo suficiente para seguir el viaje por el asombro y la duda de un protagonista cada vez más hundido en el absorto. 

A medida que conoce más el caso, más se adentra en la familia política de Brenda Lafferty (Daisy Edgar-Jones), la víctima. El principal sospechoso es el esposo Allen Lafferty (Billy Howle), pero poco a poco el abanico de posibilidades se va abriendo.

Under the Banner of Heaven
Una pareja paulatinamente se ve envuelta en una misteriosa dinámica de poder

La historia lleva al detective a todo un viaje de desconcierto en el que la duda es constante, pues a medida que descubre más hechos, su fe se ve más cuestionada. Los presuntos implicados son miembros de su congregación, personas que cada vez más demostrando vileza y delirios, sean o no culpables. Pocos son los que se salvan, entre acciones abyectas, complicidades, silencios, así como revisiones a una historia que se remonta a hechos pocos claros de su creencia. 

Una de las fortalezas de Under the Banner of Heaven no es solo el manejo de la tensión alrededor de los escabrosos hechos, cómo se empalma cada pieza del rompecabezas que se va armando, sino también cómo se ve a un personaje al que se le viene abajo todo su sistema de creencias. Las maneras en la que fue criado, esa brújula que tiene toda persona de fe y convicción.

Hay un acierto también en la dupla que le ponen como compañero de investigación: Bill Taba (Gil Birmingham), detective paiute para nada creyente. Luce escéptico. 

Under the Banner of Heaven  es una serie creada por Dustin Lance Black, guionista de películas como J. Edgar, de Clint Eastwood, y Milk, de Gus Van Sant, con esta última ganó el Oscar a Mejor guion original. Además, en su biografía figura cómo creció en un contexto mormón, por su padre que fue misionero. También es reconocido por ser activista de los derechos LGBTQIA2S+.

Under the Banner of Heaven
Un esposo empieza a creerse que es el elegido para reformar una iglesia

En esta serie, disponible en Disney+, logra todo un elixir de thriller, reúne todo lo que se espera de este tipo de historias. Además de tratar con respeto a sus personajes, en el sentido que comprende el momento que atraviesa cada uno para presentar su universo de acuerdo con cada convicción que delinea personalidad. Es por eso que cuando el mundo se desvanece, el protagonista parece quedar en la nada, pero solo se mantiene por la única fe que parece sostenerlo: su lugar en el mundo como detective y su posición en su familia.

Tiene diálogos enriquecedores a pesar de su sencillez, momentos de silencio que recomponen maneras de comunicarse en el entendimiento, a la vez que presenta una fotografía que configura muy bien el entorno que exalta todo lo que ahí se vive.

Under the Banner of Heaven es una miniserie para reflexionar también. Y no está claro a simple vista si el autor quiso hacer una serie antirreligiosa. Pareciera que no, porque tanto para el bien como para el mal, cada personaje actúa en función de su creencia. Están los fundamentalista y aquellos que desde la fe reconocen los caminos recorridos en el reconocimiento del otro. Y ya en los últimos minutos, cuando la serie está a punto de acabarse, a manera de travesura, hay un diálogo entre los dos detectives que da entender que así sea sin doctrina asumida, hay palabras que buscan más allá del mero sentido de pronunciarlas. 

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