163 venezolanos perdieron la vida en contexto de manifestación entre el 1° de abril y 31 de julio de 2017 por el uso abusivo de la fuerza de cuerpos de seguridad del Estado. La mayoría de los responsables se mantienen impunes.

Caracas. En las canchas de básquet, parques, iglesias y en las calles, recuerdan este 26 de abril a Juan Pablo Pernalete, quien hace dos años se sumó a una jornada de protestas en rechazo a la sentencias 155 y 156 del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) en las que se desconocía a la Asamblea Nacional (AN) y se habilitaba al Ejecutivo a legislar.

Juan Pablo Pernalete fue el 34° venezolano que murió en contexto de una manifestación. Sin embargo, fue el primero que algunas autoridades del Estado reconocieron. A un mes del hecho, el 24 de mayo, la fiscal general para ese entonces, ahora en el exilio, Luisa Ortega Díaz, declaró que el joven de 21 años falleció tras el impacto de una bomba lacrimógena disparada por efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). El Ministerio Público presentó como evidencia un análisis de mil horas de video de más de 20 cámaras diferentes, cinco testigos presenciales y uno referencial, la autopsia, tres inspecciones técnicas en el sitio del suceso, seis levantamientos planimétricos, dos análisis químicos, 38 reconocimientos técnicos sobre evidencias físicas, dos análisis toxicológicos, dos hematológicos, uno de ADN, uno histológico, así como estudios radiológicos, antropométricos, entre otros.

El alcalde del municipio Libertador para ese momento y ahora ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, calificó a la fiscal de “traidora” y expresó que la “derecha” asesinó al estudiante. De acuerdo con el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS), 163 venezolanos murieron entre el 1° de abril y 31 de julio de 2017. Además, el caso de Pernalete junto con los otros fue documentado por la Organización de Estados Americanos (OEA), institución que aseveró que se trataba de crímenes de lesa humanidad.

Juan Pablo Pernalete era el único hijo de José Gregorio y Elvira. El día que la GNB arrebató la vida del joven, también asesinó el espíritu, los sueños y aspiraciones de este hogar.

Queríamos ser abuelos, era lo que más queríamos. Queríamos ver a Juan Pablo realizarse, graduarse, casarse. El día que lo asesinan, nos mataron a nosotros. Estamos muertos por dentro”, dijo Elvira de Pernalete.

Juan Pablo era un chico al que no le interesaba manifestar a otros los actos bondadosos que hacía en su rutina diaria. Luego de su muerte, Elvira y José Gregorio conocieron a profundidad esa buena voluntad de su hijo. “Él nos decía que sus zapatos de básquet los vendía, pero luego nos enteramos que los regalaba a todos aquellos que no podían comprarse uno”, narra la señora Pernalete, “era el vivo ejemplo del coloquial refrán ‘lo que hace la mano izquierda, no tiene que saberlo la derecha’”, agrega.

Juan Pablo Pernalete estudiaba Contabilidad en la Universidad Metropolitana, donde consiguió una beca para jugar básquetbol. El joven le enseñaba este deporte a niños de distintos colegios cerca de su comunidad. Por eso, realizarán una Copa “Juan Pablo Pernalete” en el Colegio María Santísima, este viernes 26, sábado 27 y domingo 28 de mayo. En la avenida intercomunal del Valle-Coche también lo recordarán, así como en la iglesia Nuestra Señora del Rosario en La California.

Elvira confiesa que a veces le preocupaba tanta bondad de su hijo y le advertía que tenía que estar atento con aquellas personas crueles que no pensaban como él. Esa misma generosidad fue su motor para salir a las calles en 2017. “Mamá es que los chamos me dicen que no tienen nada que comer. Si ellos protestan, yo también tengo que hacerlo. Protestar no es un delito”, recuerda Elvira entre una de las tantas conversaciones que tuvo con su hijo.

Humilde y generoso, así era Juan Pablo. Si su mamá le decía: “Vente hijo vamos a comprarte un refresco”, él respondía: “¿Y ellos?”, observando a gente comiendo de la basura.

Todas los días a las 4:00 de la tarde, Juan Pablo salía con su madre en las cercanías de su casa para pasear a sus seis perros. En esas caminatas, ella escuchaba las distintas metas que tenía su hijo. En el presente solo oye: “héroe”, “valiente” o “extrañamos al profe que nos enseñó a driblar”.

Actividades en homenaje a Juan Pablo Pernalete: 

Fotos: Cortesía Juan Vicente Manrique


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