El 7 de junio de 2019, más de 33 personas zarparon en un peñero desde las costas de Aguide, en Falcón, rumbo a Curazao. 32 pasajeros continúan desparecidos y uno fue hallado muerto en las costas de la isla neerlandesa. Las investigaciones no avanzan, según denuncian los familiares de las víctimas que exigen justicia y celeridad para resolver el caso.
La Vela. Ya han transcurrido dos años del aquel fatídico 7 de junio de 2019, cuando 33 personas decidieron embarcarse en un peñero y atravesar más de 80 millas náuticas para llegar a Curazao desde las costas de Aguide, municipio Acosta en Falcón. Huían de la catástrofe en la cual se ha convertido la economía venezolana. Hasta la fecha, 32 pasajeros siguen desaparecidos. Solo uno de ellos fue localizado sin vida en aguas de Curazao, dos días luego del zarpe inicial en Falcón.
“Lo único, hasta ahora, logrado por las familias de las víctimas es la detención de tres personas. Al menos nueve personas están en libertad y amparadas por el silencio y el descaro judicial”, que se mantiene en el caso, así lo resalta el director del Comité Nacional de Familias Víctimas de las Desapariciones y Trata en las costas de Venezuela Mayday (Confavidt), capítulo Falcón, Jhonny Romero, que además es padre de uno de los desaparecidos.
Los detenidos hasta los momentos son: Danilo José y Danny Rafael González González, apodados Los Picapiedras y un hombre conocido como RRG, cuyo papel en el viaje era de cargador y cobrador de los hermanos.
Es un gran paso, afirma Romero, pero el Ministerio Público (MP) tiene todo y no ha activado las alertas para la búsqueda del resto de los miembros de esta banda asociados a grandes eslabones de la administración pública. Este 9 de junio se difirió la audiencia de RRG en Tucacas-Falcón. Este tercer detenido está bajo custodia en Punto Fijo y no pudo ser trasladado por falta de gasolina.
Desapariciones involuntarias
Los zarpes desde Sucre, Nueva Esparta y Falcón coinciden en el modus operandi, develan declaraciones de los propios familiares de las víctimas y de ONG.
Este flagelo delictivo va en franco progreso y exponencial aumento. Afecta a cientos de personas que desaparecen para luego ser sometidas a toda forma de explotación humana, victimizando, a su vez, a centenares de familias, que jamás ven retornar a sus seres queridos, sin recibir auxilio, justicia o ayuda alguna de alguien”, enfatizó el director de Mayday.
Falcón, con 685 kilómetros de costas, registra dos de los seis casos emblemáticos de desaparición en altamar. El primero de ellos fue en las costas de Aguide (2019) y el caso de Tiraya en la península de Paraguaná (2020).
La mayoría de las víctimas del viaje de 2019 son de La Vela, capital del municipio Colina, una de las localidades más importantes de Falcón no solo en densidad poblacional sino en la producción e intercambio cultural y económico con las islas neerlandesas, sobre todo Curazao.
El cierre unilateral de las fronteras marítimas por parte de Venezuela en febrero de 2019, cuando estaba pautado el ingreso de ayuda humanitaria al país, afectó las relaciones comerciales, cuyas consecuencias económicas han sido devastadoras para la localidad que ha dejado de percibir por esta actividad 80 millones de dólares desde la cesantía que motorizaba la economía local veleña.
Más de 28.000 trabajadores marinos perdieron empleo y han empobrecido su calidad de vida. Las 63 lanchas dedicadas al intercambio comercial están varadas esperando la apertura de las fronteras; de ellas, 76 % está ubicada en La Vela, localidad que se encuentra a 51 millas náuticas de Curazao.
Ocho de esos marinos están desaparecidos en altamar”, informó Euclides Zavala, presidente de la Asociación de Importadores y Exportadores de la Vela.
Los familiares de los desparecidos este 7 de junio de 2021 realizaron un pancartazo en la sede del MP en Falcón exigiendo justicia y celeridad en el caso. Además, marcharon hasta la casa del gobernador, Víctor Clark, para solicitar su intervención en este caso que mantiene a los falconianos conmocionados; y solo fueron recibidos por un policía que informó no había ningún funcionario de nivel que pudiese atenderles. Con pancartas en mano se mantuvieron en la zona para hacer valer su derecho a la protesta y a la justicia.
Crónica.Uno conversó con algunos familiares que mantienen la lucha. Todos concuerdan: “No descansaremos hasta encontrarlos”. “No cesaremos en buscarlos y obtener respuestas”.
Cambio mortal
Sugeidy Cumare jamás pensó que un cambio de última hora modificaría por completo su vida: el segundo de sus hijos iba en la embarcación, al igual que su yerno y otros familiares.
Jackeison Gómez Cumare, Papacito como lo llamaban, rogó a su madre que le cediera el puesto en la embarcación, ya que en unos meses nacería su primogénito y no contaba con nada para la llegada de su bebé. Congeló sus estudios de bachillerato de cuarto año para poder trabajar y afrontar su nueva realidad. Tenía 17 años de edad para el momento de la travesía.
Mi hijo me dijo: ‘Yo quiero que usted me deje ser un hombre. Quiero responder por mi familia y mi hijo que va a nacer, y no tenemos nada’. Y al final, accedí e informé de la nueva decisión”, dijo Sugeidy, con lágrimas en los ojos.
La familia dispuso de algunos bienes para cancelar los cupos. Uno de los organizadores del viaje era un hombre apodado el Wilo, que se entera del cambio del hijo por la madre, y a quien se le canceló el cupo haciéndole entrega de una primera parte con la cesión de una moto.
“El resto del dinero se lo entregarían en Curazao a través del papá de mi hijo”, agregó Sugeidy. Se cancelarían en total $500 por Jackeison y su cuñado, Ángel Urbina Zambrano.
El Wilo fue el mismo cargador que cuatro años atrás sacó clandestinamente al padre de Jackeison. Sugeidy comentó: “Tengo tiempo conociendo al Wilo”.
El Cicpc entra en la escena
Cumare recuerda: “El 5 de junio mi hijo me llamó y me comentó que les había caído el Cicpc y había sometido a algunos de los compañeros. Los habían corrido con disparos. Él me dijo: ‘Mami, no quiero ir’. Se notaba asustado”.
Ese día por la tarde llegaron El Pechón (capitán de la embarcación), El Wilo y Los Picapiedras a Aguide, donde se estaban quedando los pasajeros, para decirles que esa lancha ya no saldría ese día sino el viernes.
Se produce el allanamiento por parte del Cicpc buscando unos motores robados y requieren al Pechón, a quien señalaban del presunto robo. En el ínterin, se encuentran con los emigrantes. Algunos quedan detenidos, entre ellos el capitán.
Sugeidy llamó al organizador y le advirtió: “Voy a buscar a mi hijo”. Pero “El Wilo respondió: No, porque tú nos puedes plagiar el viaje. Si él está aquí, está aquí y tiene que esperar”.
Al día siguiente, los cuatro detenidos fueron liberados. El capitán de la lancha, uno de Los Picapiedras y dos emigrantes fueron de regreso a Aguide y dieron la información de que el viaje zarparía sin mayor contratiempo el 7 de junio.
Ese 7 de junio de 2019, desde las playas de Aguide a eso de las 5:00 p. m., 41 personas se embarcaron en un peñero de fibra color blanco y modelo conocido como Boca de Ballena. Pero resultó que eran demasiados pasajeros y al intentar navegar por unos minutos se dieron cuenta de que la lancha hacía aguas en el vapuleo de las olas y notaron que el motor no achicaba. Regresaron a la orilla.
Se formó una disputa entre los pasajeros y los tripulantes de la lancha. Debían bajar al menos 10 y de no hacerlo, la lancha no zaparía por falta de capitán. El bote zarpó y dos de los 10 que bajaron, se echaron al mar, alcanzaron el bote a nado y volvieron a subir. De los 41 pasajeros, 8 quedaron en la playa. En total 33 personas se embarcaron.
El viaje, de 155 kilómetros (+/- 80 millas náuticas), tardaría unas 3 o 4 horas de travesía.
En tanto, la noche del 7 de junio en los matorrales cerca de la orilla de las playas curazoleñas estaban familiares esperando la embarcación. El papá de Jackeison y miembros de otras familias aguardaban a los balseros para cancelar el resto de lo adeudado por el viaje. Estuvieron hasta la medianoche del sábado 8 de junio.
Sugeidy recibió una llamada a las 5:00 a. m. que le alteró aún más los nervios. “Estoy desesperado, averigua por qué no han llegado”. Era el señor Gómez. Desde entonces, El Wilo no da la cara. Se desapareció desde ese mismo día.
Mantiene la esperanza de que su hijo conozca a su primogénito. “No sabemos si ellos donde están nos están esperando. Hay que seguir buscando. No están secuestrados ni ahogados. Esperamos lo bueno y esperamos lo malo”.
Agregó que solo saben que un organismo de seguridad puede dar respuesta porque estuvo en la zona horas antes del zarpe, y es el Cicpc. “Los llaman los ‘hombres de negro’. Por eso, creemos que hay organismos de seguridad involucrados”. afirmó Cumare.
Aún hoy lucha con la culpa. “Su papá me rogó no dejar partir al muchacho. ‘No lo dejes ir que es peligroso. No quiero que mi hijo se vaya por estos medios”.
El 14 de junio, apenas iniciados los operativos de búsqueda y rescate en Venezuela, un vocero oficial de la Guardia Costera de Curazao afirmó: “Para el gobierno de las Islas Holandesas el peñero estaba del lado venezolano”.
Aseguraron, tras días de búsqueda con los buques Aslhey y Spigola I y otros apoyos, que se habrían patrullado hasta las 40 millas náuticas permitidas frente a las costas de Venezuela sin encontrar nada ni a nadie.
El 12 de septiembre se pudo repatriar a Elio Ramones, su cadáver apareció flotando en aguas curazoleñas el sábado 8 de junio. Era uno de los pasajeros.
El hallazgo del cadáver se produjo un día posterior al zarpe desde Falcón. Familias víctimas aseguran que hay dos autopsias y no recibió el tratamiento adecuado por parte de los órganos jurisdiccionales. Aseveran que hay mucho que investigar aún. No creen se haya ahogado.
Una búsqueda implacable
Uno de los 20 hombres que iban en la embarcación era Jhonny de Jesús Romero Palacios, de 28 años. El joven era barbero, un oficio que aprendió en Bogotá, Colombia, donde vivió por tres años. Regresó a Venezuela para prorrogar su pasaporte que había vencido.
Tenía ya varios meses en La Vela, donde residía junto con su madre y tres de sus hermanas. El padre relata que fueron los “malos amigos” de Jhonny quienes le habrían animado a hacer el viaje a Curazao, pues con su oficio podría ganar entre $10 y $12 por corte, mientras en Colombia ganaba $3. Además, Jhonny de Jesús se veía más cerca de la familia. Ya que en minutos u horas podría sorprenderla con su llegada. “Aun así le rogamos que no viajara de esa forma”.
Romero exige al Gobierno “dejar el descaro y actuar a favor de las familias” que viven este drama. “Ellos tienen las pruebas y nosotros también, solo deben actuar. Les hemos hecho llegar todas nuestras investigaciones, fotografías, indicios y hasta grabaciones de testigos presenciales que afirman lo que ocurrió en esa oportunidad y nadie responde a eso”.
Recuerda que han realizado operaciones tipo comando, además, han estado en las zonas más peligrosas de la región “porque toda la costa oriental está tomada por bandas criminales y por el narcotráfico. Falcón es puerta y salida de cualquier tipo de operaciones ilegales”.
Afirma: “Implacablemente seguiré buscando a mi hijo, nunca me detendré”, y confiesa haber sido extorsionado recientemente a cambio de información sobre Jhonny. Ya denunció ante los organismos este delito.
Los detenidos no han sido efectivamente judicializados tras una serie de retardos procesales, a causa, como siempre, de una cómplice y reiterada combinación de indiferencia, negligencia, precariedad laboral e incompetencia institucional”, aseveró Romero.
Y añadió: “Todo lo cual se ha soportado con paciencia persistente y fe estoica por parte de las familias víctimas, a fin de encontrar a nuestra gente, lograr hacernos de justicia y procurarnos al menos la paz”, sentenció
Mi hija está viva
Otra de las víctimas es Mariannis Guadalupe Chirinos Bermúdez, única hija de la familia Chirinos Bermúdez. Estudiante del tercer semestre en Administración de Aduanas en la Universidad Nacional Experimental Rafael María Baralt, de Coro. Sus allegados la describen como divertida y trabajadora, pues ayudaba a su madre, que se dedica al comercio.
Marilyn Bermúdez, madre de la joven que este año cumpliría 21 años de edad, comenta: “Ella me decía, ‘mami, para qué estudiar, si cuando me gradúe el sueldo no me dará para comprarme una casa. Yo voy, pero regreso’”. El viaje de retorno a casa estaba pautado para diciembre de ese mismo año.
Con evidente dolor Marilyn se asevera: “Mi corazón de madre dice que está viva”. A pesar de no saber de su paradero mantiene una tesis: “Para mí, a mi hija la vendieron”. La afirmación la hace porque todas las chicas eran de buen porte y jóvenes. Mariannis se fue con unos primos, que eran menores de edad.
Pagos por adelantado y sin garantías
La cancelación del cupo de Mariannis se hizo con dos meses de antelación al Wilo y este identificó al Pechón como el capitán. Se decía que iba a llevar a su esposa.
Marilyn Bermúdez comenta a Crónica.Uno la profundidad de su aflicción: “Siempre estoy triste, no sé qué está pasando con mi hija (…) no sé por qué nos pasó esto, tantos que han partido y llegado a su destino”.
Mariannis salió de su casa el 3 de junio de 2019 en horas de la mañana y la lancha partió tres días después. Se cancelaron $300. La joven avisó a sus familiares la tarde del 7 de junio que iba rumbo a la playa para zarpar.
A Bermúdez el hecho de que este caso se parezca a otros le hace pensar que su hija está viva. “El mar no puede tragarse tantas personas así. Ha habido naufragios, pero el mar sacó los cuerpos, no todos, pero sí una parte de ellos, porque para que de 33 personas solo aparezca una, y en Curazao, muerta y siendo pescador, experto nadador, eso da qué pensar”.
Debido a la similitud de los hechos, las familias de las víctimas han decidido hacer declaraciones públicas nacionales para julio, cuando visitarán todas las instancias inherentes a sus casos e inclusive el propio Ministerio Público, organismo que ha designado no menos de cuatro fiscales con competencia nacional sin mayores avances, a juicio de los dolientes.
Una de las recientes evidencias que han surgido en estos casos, presuntamente, es el hallazgo de una joven que había desaparecido en uno de los naufragios de Güiria (Sucre). La evidencia circuló en redes sociales con muestras de que la joven había sido prostituida.
Zarpes clandestinos continúan
En Falcón han desaparecido más de 57 personas, de estas, 64 % son jóvenes de acuerdo con las estadísticas de FundaRedes; unas 150 en el ámbito nacional. Aun así, los viajes clandestinos no han cesado.
Se habla hasta de dos viajes clandestinos por semana desde las costas falconianas. Uno de los más recientes fue el del 8 de marzo de este año. La lancha en esta oportunidad salió desde cayo Pescadores en el parque nacional Morrocoy, en Tucacas.
La travesía solo permitió navegar 7 millas náuticas, la lancha presentó una avería y los pasajeros notificaron vía celular a sus familiares, que activaron búsqueda con pescadores y fueron rescatados en aguas del municipio Zamora, en Falcón. Era el tercer intento de viaje. Estaba planeado desde el 12 de diciembre de 2020.
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