Hay ventajas geográficas para ampliar la red de gas en un país donde la mayoría padece la escasez de GLP, por ejemplo, en algunas ciudades las tuberías de gas directo ya están construidas, como en Barquisimeto, Maturín, Caracas y Puerto La Cruz. El especialista Antero Alvarado considera que masificar un proyecto así dependerá de los incentivos con los que cuenten los privados para invertir en él.
Caracas. La mayoría de las familias en Venezuela no cuenta con servicio de gas directo. El deterioro de la industria le ha pasado factura a los más vulnerables, pues el despacho de las bombonas de gas es irregular y quien se queda sin el servicio se las debe arreglar con fogones o cocinas eléctricas improvisadas. El Ministerio de Comercio informó recientemente que el Servicio Desconcentrado de Normalización, Calidad, Metrología y Reglamentos Técnicos (Sencamer) y representantes del sector petrolero se reunieron para revisar las reglamentaciones técnicas de un proyecto que busca instalar el sistema de tuberías de gas directo en viviendas y comercios.
Quienes cuentan con gas directo en el país se saben privilegiados, motivado a que el servicio es constante y ni siquiera en momentos en que todo se paralizó en Venezuela, cuando el apagón de marzo de 2019, el gas dejó de llegar. Construir tuberías y ampliar la red de gas metano por todo el país beneficiaría a 90 % de la población que hoy se ve afectada por la escasez de gas licuado del petróleo (GLP). La paradoja es que la nación cuenta con una abundante oferta de gas para el proyecto, pero hace falta inversión y condiciones atractivas para el sector privado.
El socio director de Gas Energy Latin America en Venezuela, Antero Alvarado, considera que el proyecto es atractivo si hay liberalización de tarifas. “El proyecto es interesante si hay regulación que le permita a un privado hacer esas inversiones, se requiere que haya confianza, incentivos y lineamientos”, dice en entrevista a Crónica.Uno.
La producción de gas en el mercado interno está en 1400 millones de pies cúbicos. Una ciudad como Caracas apenas consume alrededor de 20 millones de pies cúbicos. El consumo de gas es bajo debido a la contracción económica de los últimos siete años, que ha derivado en cierre de industrias manufactureras y de empresas básicas. Pero aún así el grueso del consumo de gas natural en Venezuela se lo llevan las industrias, el sector petrolero, eléctrico, petroquímico, siderúrgico y los autogas. El consumo de gas residencial es poco, en total la demanda en ese sector es de 120 millones de pies cúbicos.
Expandir la red de gas no va a hacer que el servicio deje de funcionar porque hay abundancia”, afirma Antero Alvarado.
Una familia que esté en Barquisimeto y que desee instalar gas directo le puede costar alrededor de $500, mientras que si es una familia que está en Los Andes y hay que construir el gasoducto el costo se elevaría a $1000. El especialista explica que los costos se analizaron en Bolivia en torno a lo que costaría masificar el gas en Venezuela. “La inversión está entre $500 y $1000, dependiendo de su ubicación”, dice.
Pero hay ventajas geográficas para arrancar un proyecto así, por ejemplo, ciudades donde la red de gas ya existe, como en Barquisimeto, Maturín, Caracas y Puerto La Cruz, que servirían para llevar gas a través de gasoductos virtuales, “esa puede ser una buena opción”, sostiene el especialista.
Mientras el proyecto de masificar el gas se concreta la mayoría padece las deficiencias en el despacho de GLP. En Carabobo, Yesica Palencia estuvo siete meses sin gas doméstico. El censo para adquirirlo se hizo en julio de 2020, pero como todavía tenía gas pensó que mejor se anotaba en la próxima jornada. Pasaron los meses y no fue sino hasta mayo de este año que pudo comprarlo. Para resolver tuvo que comprar una cocina eléctrica, pues en octubre ya sus dos bombonas estaban vacías.
“El año pasado hicieron un censo como en julio, pero yo no me inscribí en ese momento porque tenía dos bombonas y como vivo sola me rinde bastante, entonces no me quise inscribir como para darle la oportunidad a otra persona, con lo que yo no contaba era que iban a tardar tanto en hacer otro censo nuevamente. El próximo censo fue en septiembre, supuestamente era para despachar ese mismo mes, pero nunca despacharon, a mí se me acabó el gas en octubre, el que tenía ya de reserva”, cuenta Yesica.
En ese momento no tenía dinero para comprar una cocina eléctrica, sin embargo, por medio de un empleo se la dejaron a consignación y así pudo soportar los siete meses siguientes, pero sus vecinos estaban en una situación aún peor.
“Mi vecina se quedó en la misma situación que yo. Su esposo improvisó una cocinita eléctrica con una cuestión de metal y una resistencia porque no tenían la posibilidad de adquirir cocina eléctrica. Ellos me contaban que hacer una arepa tardaba más de una hora en cocinarse. Para completar si se va la luz no tenemos el servicio de la cocina eléctrica, quedabas en el aire, esos eran días enteros sin luz, días enteros sin comer, días de resolver con pan, con lo que salga”, remata Yesica. La situación se repite en la mayoría de los hogares del país donde falla la electricidad y el despacho de gas. Muchas de las ventas son organizadas por los Consejos Comunales de las zonas, el precio de la bombona la gente lo paga alto con los retrasos y las maromas que deben hacer para poder cocinar.
Las familias se han quedado sin GLP por varias razones, una de ellas por la corrupción dentro de la estatal. En febrero de este año el Ministerio Público desmanteló una red que operaba en Pdvsa Gas Comunal, la ya baja producción era desviada y vendida con sobreprecio. Pero además, la falta de inversión empeoraba la crisis. En ese momento un funcionario del Ministerio de Petróleo dijo a Argusmedia que “toda la infraestructura de producción, extracción, almacenamiento y distribución de gas operada por Pdvsa y Pdvsa Gas se ha deteriorado debido a una falta total de mantenimiento preventivo desde al menos 2008”.
Ahora el gobierno de Maduro intenta levantar la producción petrolera e incentivar otras actividades económicas a través de la Ley Antibloqueo y la Ley Orgánica de Zonas Económicas Especiales (ZEE), esta última se aprobó en primera discusión en la Asamblea Nacional el 27 de abril. El Ejecutivo dijo en mayo que las ZEE buscan “caminos nuevos, donde la inversión pueda realizarse, donde se puedan generar riquezas, generar nuevas fuentes de divisas no petroleras para Venezuela”. Pero los instrumentos han sido cuestionados por gremios privados al considerar que propician operaciones sin transparencia.
A pesar de las dudas que aún genera invertir en el país, las proyecciones de una menor contracción económica este año ya empiezan a generar cierto optimismo en algunos sectores, por ejemplo, la semana pasada el analista económico y político, Tomás Socías López, dijo a Unión Radio que más de 20 empresas venezolanas, muchas con capital mixto, le han ofrecido al Ejecutivo construir 3000 kilómetros de gasoductos.
A juicio de Antero Alvarado, la nación cuenta con ventajas para ampliar su red de gas directo. “Hay mucha oferta de gas, a pesar de todo hay una infraestructura construida que hay que aprovechar. Hay gas que llega a Barquisimeto al sector industrial, pero no hay red de gas residencial, entonces sería muy interesante buscar un privado y mostrarle: ya el gas llega aquí, expanda la red”, sostiene.
Otras oportunidades que señala Antero Alvarado es que todavía existe personal calificado para hacer el trabajo y hay algunas empresas privadas de gas directo. “En Puerto la Cruz y en el oeste de Caracas hay empresas privadas de gas directo que tienen tarifas congeladas, sería bueno dejar que ellos cobren su gas y entregarles parte de la red de Pdvsa Gas para que la expandan, allí hay mucho que hacer”, dice.
El subsidio a los servicios públicos la población los ha pagado caro, con largas colas para adquirir gasolina y también largas colas para adquirir GLP. La diferencia a veces es notoria entre servicios privados y públicos, por ejemplo, Franklin Contreras tiene dos bombonas de gas privado Caracas, aunque el costo está por encima del que despacha el Consejo Comunal (Pdvsa Gas) indica que el despacho es más regular.
“Las bombonas que tengo son del gas privado Caracas, el precio es más que Pdvsa Gas. El suministro hubo un tiempo que estaba peor y se hacía difícil, tenía que salir casi de madrugada y esperar en El Llanito a ver si les quedaba gas para poder comprar, porque no se estaban metiendo por los barrios. Hace unos meses atrás se ha regularizado un poco, se hacen unas rutas por aquí. Generalmente, cuando se me acaba monto una bombona en el carro y muchas veces que me los tropiezo por ahí y les pregunto si tienen una bombonita”, cuenta Franklin.
Para él, el servicio no está como años atrás, “hay un déficit”, apunta y recuerda que antes el camión del gas pasaba todas las semanas por diferentes sectores de Petare, por donde él vive pasaba los días jueves.
Nunca nunca está como antes. Antes casi que te tocaban la puerta para preguntarte si tenías gas, ahora todo el mundo cuando escucha el tintineo de las bombonas sale corriendo y se forma una fila larguita de inmediato”.
Antero Alvarado considera factible transformar la realidad de millones de familias que hoy no cuentan con gas directo, pero para ello, estima necesario que haya gente pensando en el tema energético en los próximos años y en cómo llevar gas a sus rincones.
“No es solamente hablar de la ley petrolera o pensar si van a poder subir a tres millones de producción, sino también que haya gente pensando en temas más domésticos. De hecho, no hay que producir más gas para mandarlo ahí, simplemente basta recogerlo de lo que se pierde, es algo bastante factible hacerlo”, apunta. Además, señala que si se empieza a recuperar el gas de quema que ya ha empezado a darse, se va a requerir espacio dónde meter tanto gas. “Creo que la exportación puede ser una buena señal para los privados para que materialicen la venta de gas y con ese dinero que se exporte se pueda financiar infraestructura en el país”.
Algunos privados llevan meses pidiéndole al Gobierno poder importar diésel, pero hasta ahora los esfuerzos no han sido concretados. En el caso del gas, Alvarado indica que la ley de hidrocarburos no especifica nada sobre la exportación, pero sí es necesaria la licencia que otorga el Ministerio de Petróleo para permitir o no la operación. Hasta el momento Pdvsa no exporta nada de gas, debió comenzar a exportar gas a Colombia en 2012, pero se retrasó y esto no se concretó ni en 2014, ni en 2015, aunque el gasoducto hacia Colombia está construido desde 2007.
“Nosotros trajimos gas de Colombia entre 2007 a 2015, cuando Pdvsa tenía que ya revertir esto y empezar a exportar gas a Colombia. Tenemos ese compromiso pendiente con Colombia, que está esperando el gas desde 2015 y eso posiblemente en algún momento se va a dar”, dice el especialista. Hasta ahora el Gobierno no ha hecho oficial alianzas o nuevos contratos petroleros con empresas locales. Las estadounidenses Chevron Corporation, Halliburton, Schlumberger Limited, Baker Hughes Holdings LLC y Weatherford International han seguido operando en el país gracias a una licencia del Departamento del Tesoro.
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