Apureños hacen caso omiso a la prevención de la COVID-19 pese a incremento de casos

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En el último mes, Apure fue el estado que registró más muertes por el virus con 51 decesos hasta el domingo 27 junio y desde que comenzó la pandemia se registran 10.472 casos. “Las campañas educativas (acerca de la pandemia) para llegar a la población no están surtiendo efecto”, asegura la epidemióloga Evelin Faneite.

San Fernando de Apure. Transitar un viernes o un sábado en la noche frente al aeropuerto Las Flecheras de San Fernando es constatar que en Apure todavía buena parte población ignora las implicaciones derivadas de contraer la COVID-19. 

El pasado 8 de mayo, el propio gobernador del estado, Ramón Carrizalez, encabezó un operativo en el que cerró una reconocida tienda de telas de la capital apureña y detuvo al subgerente por irrespetar la cuarentena radical.

El señor Jaime Pérez, vecino del aeropuerto de Apure, no entiende porqué si hay ley para la tienda de telas “no hay ley para esos vagos que anoche (26 junio), casi se matan borrachos; nada más se escuchaban las botellas, hasta mi casa llegaron los vidrios y uno le avisa a la policía, vienen un ratico y cuando se van, otra vez se vuelven a amontonar”.

Frente al aeropuerto hay una licorería que despacha la bebida pero no permite aglomeraciones en su fachada, por eso los clientes se estacionan al cruzar la calle, abren el maletero de sus carros, encienden las cornetas y arman la rumba. Esta estampa se repite todos los fines de semana a partir de la tarde del viernes.

En la urbanización José Antonio Páez, la situación no es distinta. 

Aquí se reúnen todos los días niños y adultos para jugar metras y los fines de semana el estacionamiento está full de gente tomando cervezas sin tapaboca, apretujados y echando cuentos como si nada y para colmo con el musicón, uno les reclama y se los echa de enemigos″, comenta José Romero, propietario de un apartamento del bloque 6 de dicho sector.

El tema es que “las campañas educativas o sistema para llegar a la población no están surtiendo efecto”,  asegura la epidemióloga apureña Evelin Faneite. Según ella, los responsables de la información pública sobre la crisis COVID-19 no están concientizando a los apureños sobre el peligro de la enfermedad, ni ofreciendo una ruta para revertirla.

El caso es que Apure ha vuelto a liderar las estadísticas nacionales de contagio en las últimas cinco semanas. El 23 de junio encabezó la lista de casos comunitarios con 155 reportes y en todo el mes de junio fue el estado que registró más muertes por el virus con 51 decesos hasta el domingo 27.

Un trabajador del Hospital Pablo Acosta Ortiz (HPAO), centro centinela más importante del estado Apure, quien evitó identificarse, dijo a Crónica.Uno que el día 18 de junio fallecieron 45 personas por COVID-19 en este hospital.

Un termómetro de la situación son las redes sociales, en las que abundan las peticiones de ayuda para enfrentar la enfermedad y se reportan mínimo dos casos por día de fallecidos en la entidad víctimas del coronavirus.

Faneite atribuye este incremento exponencial a la actitud “relajada” de la población frente a las medidas preventivas, ya que indistintamente de que sea semana radical o flexible, la cantidad de personas en la calle siempre es numerosa.

El mercado municipal de San Fernando, máximo centro de consumo de la ciudad, tiene un montón de expendios informales a su alrededor. Igual sucede en los centros comerciales que lucen repletos de clientes.

Estamos viendo mayor mortalidad, más virulencia, el contagio es mucho más rápido, mucho más patógeno, está afectando a la población juvenil e infantil con mucha celeridad, pacientes de menos de 40 años″, advierte la especialista.

Antes de que la enfermedad “toque su puerta”, la población solo maneja un cúmulo de información, sobre todo de redes sociales y por referencias de terceros, contaminada además con las predisposiciones culturales de sus emisores y receptores.

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La semana flexible es interpretada en Apure como un permiso para hacer la vida normal / Foto: Sulay García

Esto ocurre, según la especialista, porque hay mucha desinformación, “un silencio que da miedo” por parte de las autoridades de salud y un manejo erróneo de la cuarentena con flexibilización, radicalización y represión, lo cual envía un mensaje equivocado a la población.

La semana flexible hacemos lo que queremos. Es como si nos dejaran salir libremente a exponernos y no importa con quien estemos, nos quitamos los tapabocas, no nos lavamos las manos, no guardamos distancia y eso es lo que ha llevado a toda esta situación. La gente trata de hacer una vida normal dentro de toda esta anormalidad que estamos viviendo y ahí está el peligro porque se relajan″, sostiene.

Control de los pacientes asintomáticos 

Otro agente multiplicador de la enfermedad son los portadores sanos o asintomáticos, personas en cuyo cuerpo el virus entra, lo soportan, lo transmiten y no saben a quién ni dónde, estos casos representan un peligro de muerte para el resto de las personas que no soportan el virus.

Para detectar a estos pacientes son necesarias las pruebas, sin embargo, este tema no es fácil en Venezuela por la falta de accesibilidad.

“Si en el país hubiese accesibilidad a las pruebas y esas pruebas fuesen aunque sea un 80 % seguras y creíbles, sabríamos a ciencia cierta cuál es el porcentaje de pacientes asintomáticos que tenemos y esos asintomáticos se aislarían y esperarían su período para prevenir la transmisibilidad de la enfermedad”, explica la epidemióloga.

Faneite afirma que la mejor manera de controlar a los pacientes asintomáticos es tener tomas de muestras en todas partes y para todas las personas con síntomas o sin ellos.

Debido a que la enfermedad tiene un período de 14 días de incubación y hay momentos específicos durante ese período, tanto para la prueba rápida como para la Proteína C Reactiva (PCR), también debe haber efectividad en la toma de muestra, procesamiento y emisión de los resultados.

No obstante, para este procedimiento hay tres factores en contra: el primero, que nadie se realiza pruebas sin síntomas; el segundo que estas tomas de muestra no se hacen en todas partes y el tercero, la tardanza de los resultados en el caso de la PCR debido al colapso del Instituto Nacional de Higiene, único del país en procesar estas muestras.

“El monitoreo debe hacerse el día 0, el día 7 y el día 14 y hacer entre 3 a 4 pruebas para descartar con certeza que no eres portador del virus”, recomienda la doctora.

Las medidas no han cambiado

Por la debilidad en el sistema de prevención y por la falta de vacunas, la tercera ola de la COVID-19 entró con mucha más fuerza en Apure, por eso, los especialistas recomiendan que no se puede bajar la guardia con las cuatro medidas básicas: uso correcto del tapabocas, lavado de manos, distanciamiento social y confinamiento en casa. La especialista insiste en la necesidad de que se masifique la vacunación.

Además de las recomendaciones que se vienen haciendo desde hace más de un año:

-Solo salir de casa si es necesario.

-No hacer ni recibir visitas. 

-Tomar baños de sol entre 7 y 7:30 de la mañana para fijar la vitamina D.

-Ventilar las casas para que entre el sol. 

-Y evitar o combatir el estrés, pues este es un depresor del sistema inmunológico y la enfermedad produce un gran estrés emocional, tristeza, angustia, miedo, lo cual afecta al sistema inmune.

“Caminar, hacer ejercicios físicos y respiratorios, eliminar el azúcar procesada, tomar vitaminas aunque ni la vitamina C, ni el ácido fólico, ni el zinc, ni el magnesio, ni todas las vitaminas previenen el contagio, solo refuerzan el sistema inmune”, aclara.

Tener un kit básico en casa de analgésicos y antipiréticos para controlar el malestar mientras se consigue la ayuda médica, no automedicarse y sobre todo, no inventar con infusiones de plantas u otros remedios caseros, advierte. 

Uso correcto del tapaboca

La epidemióloga hace hincapié en que debe hacerse uso correcto del tapabocas. Recomienda el uso del KN95, el clínico o quirúrgico, que son los mejores. Sin embargo, advierte que no se deben pasar más de dos días con un mismo tapaboca, ni reciclar, ni lavar, así como evitar usarlos cuando liberen pelusa, porque ocasionan alergias y afecciones respiratorias.

Consciente de que la mayoría de la población de Apure usa tapabocas artesanales en tela debido a que los recomendados son muy costosos, indica que estos deben ser de tres capas del textil, de modo que retengan los soplos de aire. Ningún tapaboca se puede usar por tiempo prolongado y se deben garantizar intervalos de respiración libre y en espacios abiertos.

La especialista recordó la precariedad del sistema de salud de la entidad, en la que en la capital hay un solo hospital general y apenas tres o cuatro clínicas con capacidad para atender pacientes con COVID-19.


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