Dirigentes comunitarios señalan que existen muchos precedentes negativos de procesos de diálogo que hacen pensar que la propuesta del mandatario chavista no debería ser tomada en cuenta por la dirección nacional opositora.
Caracas. El pasado sábado 6 de abril el chavismo marchó hasta el Palacio de Miraflores para apoyar el Plan de la Patria 2019-2025, fue en esa convocatoria que Nicolás Maduro realizó un nuevo llamado al diálogo nacional a la dirigencia de la oposición venezolana, un llamado que estaría enmarcado en el mecanismo de Montevideo promovido por los gobiernos de México y Uruguay, pero que aún así no convence a un sector fundamental de la oposición: la dirigencia de base.
A pesar de que el diálogo pudiera ser visto por muchos como una salida válida para la actual crisis política en Venezuela, lo cierto es que, al menos desde la oposición, existe un recelo como consecuencia directa de intentos anteriores que no produjeron resultados concretos. Por ese motivo, y por la percepción de que los diálogos son usados por el chavismo para “oxigenarse”, los dirigentes de base ni creen, ni apoyan la iniciativa de un diálogo.
El diálogo tiene que existir, debemos llegar a un acuerdo. Lo que me preocupa es que ellos [el chavismo] no cumplan su palabra, se vaya a un diálogo, se paren y pateen la mesa. Creo que están buscando ganar tiempo”, señaló Tamara Vivas, activista de Voluntad Popular en la parroquia Sucre de Caracas.
Vivas es una de las dirigentes que cree que el verdadero objetivo de Maduro para llamar a este nuevo proceso de diálogo es el “oxigenarse” o “hacer tiempo”, algo que según ella se hace con un solo objetivo en mente: lograr amarrarse en el poder.
“Yo no creo en esa gente”, manifestó la dirigente de la tolda naranja que además añadió que para siquiera considerar una oferta de diálogo se debe primero “atender las necesidades de las personas en Venezuela, que son muchas”.
“Hay que atender a la gente y después hablar de diálogo. Que se abra el canal humanitario, que se llenen los supermercados y que la gente deje de pasar hambre, que se haga eso y luego nos sentamos a hablar”, sostuvo la activista, quien además rechazó la noción de un proceso de diálogo que permita de una forma u otra la continuidad de Maduro en el poder. “La única manera en la que lo apoyaría es que fuese en Maiquetía, que hubiera un avión listo y que dijeran que ya se van a ir”, manifestó.
Sin garantías para un proceso de diálogo
Elio Herrera Convit, dirigente del centro de Caracas y militante de Nueva Visión País (Nuvipa), es otro activista político opositor que no apoya que la dirigencia opositora vaya a un proceso de diálogo con el chavismo, desde su punto de vista porque simplemente “no hay garantías”.
“El diálogo es como el cuento de Federico y el Lobo, que se decía que el lobo venía y cuando llegó nadie lo creyó. ¿Cómo creer en un diálogo si nunca se cumplen los acuerdos que se alcanzan?”, preguntó Herrera.
A su juicio, considerar un diálogo con el sector político que representa Nicolás Maduro es la ausencia de garantías, garantías que desde su perspectiva eviten que se violen los acuerdos que pudieran alcanzar.
“El principal indicativo para no ir a un diálogo es el incumplimiento reiterado de acuerdos alcanzados (…) Cuando se dio el diálogo en República Dominicana [entre finales 2017 y principios de 2018], muy poca gente creía en ese proceso y lo que hizo el Gobierno terminó de acabar con la confianza”, dijo.
Para Elio, una posible garantía que haría que la oposición tomara en cuenta participar en un diálogo sería la reestructuración del Consejo Nacional Electoral (CNE) y de sus autoridades, ya que significaría pavimentar el camino para una posible salida electoral a la crisis política venezolana.
“Una garantía pudiera ser que antes de ir a una mesa [de diálogo] se anuncie la reestructuración del CNE, que se vaya al nombramiento de nuevas autoridades electorales. Son muchos los que temas que deben desmontarse para poder sentarse a negociar una salida”, dijo.
Dialogar con quien te persigue
Mientras Nicolás Maduro hizo un llamado el 6 de abril a un nuevo proceso de diálogo, lo cierto es que desde su gobierno la actitud es todo menos “conciliadora”.
Persecución de dirigentes políticos, activistas sociales y militantes de la oposición han sido una constante por parte del gobierno chavista posterior a las protestas del año 2017, de hecho, en las protestas de enero y febrero de este año fueron varios los políticos opositores que entraron en la mira de grupos de seguridad del Estado, como las FAES.
Ese es uno de los argumentos empleados por el dirigente del Frente Amplio Venezuela Libre (FAVL), José Gregorio Cáribas, quien afirma que es casi imposible ir a un diálogo en esas condiciones.
“La verdad es que es extremadamente difícil ir a un diálogo con un grupo de personas que no solo ha violentado los acuerdos de procesos anteriores, sino que también tienen secuestradas todas las instancias del Estado como el TSJ, la Contraloría, la Fiscalía y la Defensoría, y que sigue metiendo presos a dirigentes políticos y sociales, ya no solo a los dirigentes nacionales, sino también a los de base”, señaló Cáribas.
Uno de esos dirigentes que ha sido perseguido por el chavismo es José Gregorio Becerrit, dirigente político de Un Nuevo Tiempo en La Vega, Caracas, quien desde el 23 de febrero se vio obligado a abandonar su residencia por persecución de las FAES.
Yo creo que a este Gobierno no se le puede creer mucho. Lo ideal en un sistema democrático sería conversar, sí, pero este es un Gobierno que no cumple. Por ejemplo, mi casa fue allanada el 23 de febrero sin orden judicial. Se llevaron todas mis cosas y ahorita me encuentro escondido porque me están buscando”, comentó Becerrit.
Desde el punto de vista del activista de La Vega, los hechos de violencia registrados en el país hacen muy complicado para la dirigencia opositora aceptar el llamado al diálogo. En caso de llegar a las mesas, solo la presencia de organismos internacionales, objetivos específicos y lapsos de tiempo estrictos, facilitarían la realización del diálogo.
“Creo que si se instala un diálogo tiene que ser con puntos específicos, observadores internacionales con credibilidad y un tiempo límite para poder llegar a un resultado. El objetivo final debería ser lograr elecciones libres y transparentes, pero en este momento que el chavismo tiene todos los organismos secuestrados primero hay que hacer una transición”, dijo.
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