Múltiples botes de aguas negras en Fernando Suárez I y II no dan tregua a los vecinos

Fernando Suárez

Varias gestiones gubernamentales han pasado por el municipio Carlos Arvelo de Carabobo, y ninguno ha presentado soluciones al problema de las aguas servidas en el sector Fernando Suárez I y II. Residentes indicaron que los ingenieros de Hidrocentro solo van a ver y no hacen nada.

Valencia. La intensa temporada de lluvias que ha azotado al país no solo ha traído consigo inundaciones, si no que ha provocado el colapso de servicios públicos como el de aguas blancas y residuales, tal como ocurrió en la comunidad Fernando Suárez I y II del municipio Carlos Arvelo adyacente a la carretera vieja Valencia-Güigue.

Al cruzar la plaza que divide la carretera de la calle de servicio, se observa el problema. Todo el asfalto está mojado y cubierto de tierra transformada en fango. A su vez, de un agujero brota agua con fuerza. Alrededor están los vecinos observando lo ocurrido y reclamando la falta de diligencia por parte de las autoridades

Silvia Blanco es una de la que estuvo presente, es enfermera y es una de las principales voceras de la zona. Por eso denuncia el riesgo que supone la pérdida de agua.

El suelo se pone resbaloso y cuando pasa el tiempo tenemos eso lleno de moho, pero ojala fuera solo eso”, Blanco explica que ese bote ubicado en la calle de servicio no es le único que los aqueja. Con rapidez enumera unos cinco y luego deja de contar y recuerda que esas aguas blancas se juntan con los otros botes, los de aguas residuales.

Fernando Suárez
Fotografía: Armando Díaz.

Pero, Silvia Blanco no da mucho tiempo a la imaginación y pidió al equipo de Crónica.Uno caminar algunas cuadras, hasta llegar a un punto en el que el asfaltado desaparece. En su lugar la grama brota de lo que parece un suelo agrietado y anegado de cloacas. Ahí es donde terminan todas las aguas.

“Esto es lo que más daño nos hace, esa agua esa agua que huele mal”, explica la enfermera mientras alguien a sus espaldas grita. “Di, di que huele a mierda”.

Blanco afirma estar hasta la coronilla del asunto, por lo cual hace un llamado a Hidrocentro para que corrija los botes, porque ya no recuerdan cuánto tiempo ha pasado desde que empezaron los botes, lo cual afecta alrededor de 650 familias.

Calle abajo 

Mientras más se adentra en el sector, el correr del agua por las calles es más evidente, es por eso que Blanco reitera que han perdido enseres, que en las casas no se puede estar por mal olor y que inclusive, hay algunas viviendas mucho más afectadas que hasta podrían ceder. De hecho, Blanco especifica que en otra oportunidad le llegó el agua hasta la rodilla.

Johana Zavarce tiene una bebé que va para cuatro meses y prácticamente a diario se les llena la casa de aguas negras, por lo que sumado a sus labores de madre, ahora debe dedicarse con tobo, haragán o cualquier objeto a sacar el agua contaminada que “se devoran su vivienda”. “Eso es un respiradero muy horrible”. Dice con su bebé en brazos y agradeciendo a Dios porque aún no se han enfermedad.

Fernando Suárez
Fotografía: Armando Díaz.

La hija de Francis Rengifo se enfermó la piel. Pensó que al formar parte de las UBCh cambiaría la situación, pero no fue así. “Me he llevado un chasco, pero es que son 20 años con este problema cada vez que llegan las lluvias”.

Zavarce interviene en la conversación y señala la calle en estado de abandono. “Ahorita lo ves casi que séquito, pero con dos gotas de lluvia se desborda y mientras más bajas por esta calle es peor. Al final están personas de la tercera edad y discapacitados ¿Cómo se hace? ¿Por qué el alcalde solo viene cuando necesita votos. Estoy harta de las aguas negras”.

Fotografía: Armando Díaz.
Un problema de toda la vida

Eligia Hernández tiene 70 años de los cuales 50 los ha vivido en el sector Fernando Rodríguez. Hernández recuerda que desde que su familia llegó a la comunidad, las anegaciones eran parte de la realidad, claro, para ese entonces no había la misma cantidad de habitantes ni viviendas, pero el agua seguía brotando de la tierra.

Yo he aguantado la pela aquí con mis hijas porque no tengo cómo salir, pero ¿Quién va a querer comprar aquí? ¿Quién quiere vivir entre aguas negras?”.

Fotografía: Armando Díaz.

Hernández es sobreviviente de cáncer de mama y recuerda los días en los que terminaba su quimio. Cuando se acostada en la cama veía el agua entrar por la puerta y rodearlo todo.

Con el tiempo tuvimos que construir muros y subir los techos para evitar cualquier tipo de mal”, dice mientras  camina con cuidado para no tropezarse, a su derecha hay una mesa en la que hay varios muebles apilados y en las paredes de su casa se notan las marcas de agua.

Su condición de salud y edad le dificulta el poder sacar el agua, debe esperar que lleguen sus nietos o cualquier otro familiar para poder hacerlo. Cuando se asoma en el parque ve como todo el jardín frontal es un fango verdoso que huele a podrido.

Esto es decepcionante, por eso cuando me dicen que vienen unos ingenieros a ver qué pasa les digo que no los traigan, porque yo se que no hacen nada, todo es venir ver e irse. Ya no estoy en edad para que me hagan perder el tiempo”, dijo.

Pero el problema en Fernando Suárez no termina cuando para de llover, si no cuando el sol se vuelve constante e intenso. “El agua puede tardar en bajar hasta tres meses, entonces toca esperar el verano, pero es que no da tiempo de recuperarse, primero porque la plata no alcanza y segundo porque cuando se recauda algo volvieron las lluvias”.


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