Calles, plazas, postes y fachadas de El Paraíso son blanco de protestas y represiones

el paraíso

Los vecinos colocaron barricadas con estructuras metálicas, muebles de madera, cerámica, vidrios y cauchos. Rompen las piezas de los cachivaches golpeándolos sobre el asfalto y les prenden fuego. A eso se suman los destrozos que hacen los cuerpos de seguridad cuando irrumpen con motos y tanquetas, incluso sobre las plazas. Lanzan las bombas y perdigones sobre las fachadas y árboles.

Caracas. Aunque la protesta ciudadana es válida, casi nadie sabe sus alcances ni sus resultados, hasta que amanece y se saca cuenta. Y eso es lo que hacen los vecinos de la parroquia El Paraíso luego de una refriega entre los manifestantes y la Guardia Nacional Bolivariana. Quedan los escombros, la basura regada y cuando la levantan es que notan los daños a la infraestructura, algunos irreversibles, como los árboles quemados.

En 2017, los vecinos de esta parroquia, ubicada en el oeste capitalino, pasaron cuatro meses en medio de protestas. Todos los días, incluso en horas de la madrugada, había quema, obstáculos en las vías, barricadas, tiros, bombas lacrimógenas, gritos, detenciones y destrucción de la propiedad privada por parte de los efectivos policiales y militares.

Los habitantes pedían la salida de Nicolás Maduro en sus acciones de calle. Eso les costó apartamentos y carros destruidos. Negocios cerrados, niños que no iban a las escuelas y el asedio de los colectivos armados.

Ese año algunas de las residencias afectadas: Plaza Paraíso, El Pinar, Morochí, San Francisco, La Villa, Turpial, Conjunto Residencial El Paraíso (Los Verdes), Victoria, Plaza Paraíso, Terrazas de El Paraíso, tenían severos destrozos en las instalaciones, portones caídos, doblados, ascensores dañados y jardinerías destruidas.

Las marcas de los impactos de las bombas lacrimógenas daban cuenta de la batalla campal, así como las fachadas ahumadas por los incendios que las mismas causaban.

La rutina de los vecinos cambió. Ya nadie caminaba, ni salía a recrearse.

En junio de ese año varios vecinos fueron a la Fiscalía General de la República para pedir que se iniciara una investigación exhaustiva de carácter penal sobre la actuación irregular de los organismos de seguridad, que han cometido una violación masiva de los derechos humanos de los habitantes no solo de El Paraíso, también de La Vega, Montalbán y San Martín.

De esa acción no hay nada que contar por ahora. Así que la misma gente reparó y recuperó lo dañado durante las protestas.

Los espacios comunes, las plazas, la vía pública y los postes no corrieron con la misma suerte. La Alcaldía, a quien le compete el mantenimiento y la rehabilitación, no ha hecho nada. Más bien sentimos que estamos castigados, pues hasta los servicios públicos son una calamidad, dijo Irma Díaz, quien vive alrededor de la plaza Washington.

Y lo que dice no está tan alejado de lo que salta a la vista de los transeúntes, a dos años de esos eventos. La vialidad está deteriorada, al igual que las aceras.

Ya no hay jardinerías que se salven de las motos de la GNB cuando persigue a los manifestantes. Entiendo que la gente también destroza y riega la basura, quema caucho y contamina el ambiente, pero hay una afectación más agresiva cuando irrumpen con tanquetas y lanzan las bombas, señaló Díaz.

Las protestas dejan daños sobre el asfalto. Foto: Mabel Sarmiento

Este 30 de abril, tras la insurrección cívico militar en apoyo a Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional y presidente encargado de Venezuela desde el 23 de enero, los vecinos salieron en respaldo al cese de la usurpación en el poder de Nicolás Maduro.

Colocaron barricadas en nueve puntos de la avenida Páez. Usaron estructuras metálicas, muebles de madera, cerámica, vidrios, cauchos y todo eso lo apostaron en la vía. Rompían las piezas de los cachivaches golpeándolos sobre el asfalto y les prendían fuego.

A la vuelta de las horas, las manchas negras y las pintas de consignas sobre la avenida eran el relato vivo de la protesta. Las paredes rayadas de los quioscos y de las papeleras son también el rastro irrefutable del malestar vecinal.

Este 30 de abril los vecinos estuvieron hasta tarde ocupando la avenida. Pasadas las 6:00 p. m. muchos se retiraron y recogieron algunos desechos. Quitaron los obstáculos metálicos y las cadenas que entrelazaban los árboles. Luego, pasadas las 10:00 p. m., reportaron que en el sitio estaban varias patrullas, un camión de la GNB y un montacarga. Retiraban las barricadas y los obreros barrían las calles.

“Ojalá fueran así de eficientes. Limpiaran todos los días”, comentó Pedro Ramos, mientras veían a uno de los obreros restregar el cepillo para quitar los desechos de un caucho quemado.

Este 1° de mayo, cuando volvieron a las calles, había obreros terminando de levantar los escombros que aún quedaban por la avenida Las Fuentes.

Sin los obstáculos y la basura el ambiente lucía despejado. Uno que otro vecino trotaba y aprovechaba la “tranquilidad” de la mañana.

“Pero, la parroquia está fea, abandonada, hay mucho deterioro”, dijo Carla Morán.

Los vecinos piden mantenimiento preventivo. Foto: Mabel Sarmiento

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