Cansadas de “pañitos calientes”, las comunidades del casco histórico de Cumaná exigen al gobierno regional de Sucre la rehabilitación del tanque El Antillano para solucionar el desabastecimiento de agua en el sector, que ya lleva más de tres meses sin el servicio.
Cumaná. Aproximadamente 3000 familias residentes del casco histórico de Cumaná llevan más de tres meses esperando por la instalación de una bomba para el tanque de agua que abastece a casi media parroquia Santa Inés en el municipio Sucre del estado Sucre.
Juan Marcano, vecino y dirigente social de Miramar, unas de las comunidades afectadas, advierte que ya se venció el plazo acordado con representantes de la Gobernación de Sucre para la instalación de la bomba del tanque de El Antillano, con el que se abastece de agua a toda la parte alta del casco histórico de Cumaná.
Marcano denuncia que en su comunidad llevan más de 26 días sin suministro de agua, porque ya no están llegando las cisternas que abastecen al sector.
En busca de soluciones a esta problemática, la asociación de vecinos y grupos de dirigentes sociales fomentaron mesas de trabajo con las autoridades gubernamentales: “Pero abandonamos las mesas de diálogo porque el ejecutivo regional mandó a miembros de las UBCh y nosotros queremos que nos atienda la secretaría de gobierno o el mismísimo gobernador”, acota Marcano.
Ante esta demanda de los vecinos de las comunidades de Miramar, Mundo Nuevo, San Francisco, Vallecito, calle Maestre y El Antillano, se conoció que el pasado sábado 30 de enero personal de Hidrocaribe realizó inspecciones a la llaves y el tablero de la estación de bombeo del sector Urica, en San Francisco, pero no se concretó la solución a la necesidad del suministro de agua para las comunidades que hoy están sedientas.
La situación ha derivado en que mujeres, niños y hasta personas de la tercera edad se levanten desde las tres de la mañana para caminar largas distancias hasta la estación de bombeo frente al Castillo de Cumaná para llenar de agua todo tipo de pimpinas, potes y envases que les permitan llevar el recurso para cocinar, bañarse y lavar.
Da impotencia ver a los vecinos, sin importar sexo ni edad, cargando agua para poder hacer los quehaceres mínimos en sus hogares; se levantan desde las tres de la mañana y son las nueve de la noche y todavía están cargando agua”, dice Juan Marcano.
“Pañitos calientes”
Elizo Maza, también dirigente comunitario de la parroquia Santa Inés, asegura que esta problemática data de aproximadamente 10 años, porque “solo se remiten a colocar pañitos calientes y proceden a reparar las bombas que solo aguantan tres meses porque se rompen y se fracturan casi que de inmediato”.
Las cinco bombas que distribuyen el agua a todas las comunidades de la parroquia Santa Inés están dañadas, y la problemática se agudiza porque el tanque de El Antillano está a punto de colapsar. Es urgente su reconstrucción”, señala Maza.
En el perímetro de la parroquia Santa Inés se encuentra un ambulatorio CDI, una escuela, un liceo, la cárcel general de la ciudad, el cementerio general de Cumaná y el Castillo San Antonio de la Eminencia.
Todas estas instituciones carecen del suministro de agua, incluido el hospital Central de Cumaná (Huapa), que también recibe el agua desde la estación de bombeo de El Antillano.
“Sin la bomba, el tanque no tiene capacidad de llenado y, en consecuencia, no puede mandar agua a las comunidades de los distintos sectores afectados”, sostiene Maza.
Los vecinos recuerdan que hace seis años, cuando Cumaná celebraba sus 500 años de fundada, la recuperación del tanque El Antillano figuró entre las obras a realizar para festejar la ocasión.
Recuperar el tanque El Antillano era uno de los 500 regalos para la ciudad; para ello fueron asignados unos recursos presupuestarios pero la obra no se ejecutó.
Vecinos se preguntan qué hicieron con los recursos destinados para esta obra que hoy necesitan ante la falta de agua en sus comunidades.
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