La noche se niega a morir en este sector de clase media del sureste caraqueño. Ciudadanos de distintas partes de la ciudad se decantan por tomarse unas frías, ver partidos de fútbol, jugar dominó e, incluso, pasar el rato mientras llega la luz a sus casas. Los eventos recientemente organizados por vecinos y asociaciones civiles han reforzado e hicieron notar la vida nocturna en Colinas de Bello Monte.

Caracas. Son las 6:00 p. m. y Santiago, Alexa y Pablo acaban de llegar a una de las tascas de Colinas de Bello Monte que aún están abiertas. Se sientan en una de las mesas y no preguntan hasta qué hora pueden estar ahí. Ya se ha vuelto costumbre -desde que conocieron el lugar en mayo, durante el evento Ilumina Caracas– ir los jueves o viernes de cada semana a tomarse unas cervezas.

Los jóvenes, estudiantes de la Universidad Central de Venezuela (UCV), celebran que aún existan lugares en Caracas en los que hay vida nocturna, “necesitamos que así sea”, dice Pablo. Solo uno de ellos -Santiago- vive cerca de la zona, en Santa Mónica, mientras que los otros dos residen del otro lado de la ciudad: Montalbán y 23 de enero.

“Por mi casa, ya a las 7:00 p. m. las calles están vacías. A esa hora es que, normalmente, cierran las licorerías y es cuando cada quien se va para su casa a seguir bebiendo”, dice Alexa, residente de Montalbán.

Atañe a la inseguridad y falta de alumbrado público como las razones por las que su zona perdió la modesta vida nocturna que tenía. “Quienes vivimos ahí, nos vemos en reuniones en casa de alguien o en uno que otro foro que hacen al aire libre”, señaló la joven.

En mayo de este año, la asociación civil Ciudad Laboratorio organizó un evento denominado Ilumina Caracas en la urbanización Colinas de Bello Monte, municipio Baruta, con el fin de aprovechar dichos espacios y buscar recuperar parte de la vida nocturna de los caraqueños.

Durante -al menos- seis horas, las calles del sector se llenaron de cultura: música, teatro, poesía, cuentos, tertulias, danza, proyecciones y -quizás lo más rescatable- encuentro entre vecinos de la comunidad y con personas de otros lugares que se acercaron. 

Cheo Carvajal, periodista, activista ciudadano y directivo de Ciudad Laboratorio, cuenta que previo a Ilumina había resistencia. Fue un trabajo de hablar, de darse a conocer, de pedir permiso. La gente en Bello Monte lo escuchó y así, salió una señora y dijo que la terraza de su edificio podía abrirse para un concierto.

A una vecina se le preguntó si prestaba su balcón para una obra. Hubo dudas, pero luego cedió el espacio. Entonces se fueron hacia los locales. Unos abrieron hasta tarde. Fueron concurridos y otros, de las aceras de enfrente, vieron que llegaba la gente y subieron sus santamarías.

Para uno de los eventos en la calle, un comerciante prestó la iluminación. El dueño de una cristalería, que estaba reacio, al final abrió sus puertas para que en medio de sus muestras en venta se escenificara una danza.

La gente preguntaba en dónde iban a estacionar los carros. “Pensamos incluso en una ruta con un autobús para que estuviera dando rondas”. Todo se hizo con el concurso y organización de los mismos vecinos. “Incluso una hora antes de comenzar con Ilumina salí a colocar en las aceras en donde había huecos e imperfecciones unos stickers, para facilitar la movilidad”. Los artistas de la zona de sumaron voluntariamente. También gente reconocida quiso cantar, tocar y actuar.

“Ese evento fue muy positivo para nosotros los vecinos. Muchos teníamos tiempo sin vernos y se hizo notar que, pese a la crisis, aún existen lugares en la ciudad que se pueden aprovechar para disfrutar de una noche distinta. En Caracas no todo es oscuridad”, dijo Amelia Mendes, residente de la zona. 

Foto: Ariadna García

A inicios de julio, otro evento similar se llevó a cabo en Colinas de Bello Monte y, aunque vecinos y comerciantes mencionaron que la concurrencia fue menor a la de mayo, aseguran que el ambiente y ánimo fue incluso mejor. 

“La gente quiere eso, esparcimiento. Muchos vinieron por primera vez a ver qué tal era el ambiente y el lugar, si es seguro o no, si se puede dejar el carro estacionado, si hay transporte público”, mencionó el dueño de una cervecería de la zona. 

Si bien esta urbanización del sureste caraqueño no escapa a la crisis del transporte que afecta a todo el país, cuenta con una estación del Metro cercana a donde se realiza el circuito y una ruta de Metrobús que sale desde la estación Plaza Venezuela y pasa cerca de las principales cervecerías y locales, como Café Piú, La Castela, El Farolito de los Uruguayos, Dan Fran y La Europea, entre otros. 

Este último bodegón, por ejemplo, fue lugar de esparcimiento durante los apagones de marzo, donde vecinos de Colinas de Bello Monte y zonas aledañas como Las Mercedes y Valle Arriba se encontraron para esperar a que se restableciera totalmente el servicio eléctrico. Al igual que la mayoría de los locales del lugar, cuenta con espacios abiertos para sentarse y disfrutar de comida y bebidas. 

Revela Caracas fue como Ciudad Laboratorio denominó al circuito cultural realizado a inicios de julio en este sector. A partir de las 3:30 p. m. dio inicio el evento, con la premiación de un concurso de cuentacuentos, pero no fue sino a finales de la tarde que empezó a llegar más gente. 

Personas de todas las edades, y de lugares tan recónditos como Catia y Palo Verde, se acercaron a pasar un rato distinto fuera de su zona de confort. “Para mí fue sumamente llamativo ver cómo hacían proyecciones de cortometrajes en los edificios, eso habla muy bien de la organización de los vecinos para llevar a cabo este tipo de eventos”, señaló Michelle Aponte, joven proveniente de El Valle. 

Exposición artística durante el evento “Revela Caracas” en Colinas de Bello Monte. Foto: Alberto Torres

La cervecería Dan Fran resalta entre sus asistentes por dos cosas: su llamativa decoración alusiva al club de fútbol español Real Madrid y el precio de las cervezas. Es allí donde, casi como un hábito, acuden grupos de adultos a jugar dominó por horas. 

El sonido producido por el choque de las piezas contra la mesa se confunde con el de los asistentes echando cuento y los comentarios deportivos que resuenan en la televisión, dependiendo del partido que haya. 

“Esto aquí no tiene horario de entrada ni salida, siempre que haya juego. En época de Mundiales de fútbol, Dan Fran es el templo de muchos de los que vivimos aquí en Colinas. Pero el ambiente y la comodidad hacen que gente de otros lugares se pasen una que otra tarde por aquí a disfrutar de un partido de la Liga de Campeones”, dice Wilson Rey, quien casi todos los días se reúne con vecinos y amigos en dicho local.

Pese a la crisis económica que afecta al país, la costumbre del predespacho aún se mantiene en ciertos sectores de Caracas. Por su cercanía a zonas rumberas como Sabana Grande, Las Mercedes o Altamira, en Colinas de Bello Monte es común -especialmente los viernes y sábados- que personas de varias zonas de la capital acudan a tomarse unas frías antes de ir a las discotecas. 

Fotos: Tairy Gamboa

“En Las Mercedes, dependiendo de la avenida o calle en la que esté el local, una cerveza tercio cuesta entre 9000 y 12.000 bolívares; por aquí se puede conseguir hasta en 7000 bolívares, dependiendo del local, e incluso menos”, menciona la mesonera de turno de una de las cervecerías del lugar. 

Otro elemento es la hora. Buena parte de las discotecas y bares nocturnos abren sus puertas pasadas las 11:00 p. m., por lo que quienes viven en lugares lejanos como El Paraíso o La Candelaria prefieren esperar allí mientras llega la hora de ir a rumbear. 

“Ahora no se rumbea como antes, que todo era más improvisado. No solo por el tema económico, sino que hay calles que parecen una guillotina. Quedarse accidentado en la autopista a las 11:00 p. m. o más tarde es una lotería, puede que no te pase nada, pero puede que sí. Y ni hablar de si hay alcabalas policiales en la vía”, afirma Raymond Quijada.

El ambiente es distinto a otros lugares de la ciudad

Son muchos los factores que hacen posible, según testimonios de comerciantes, vecinos y visitantes, que la vida nocturna en Colinas de Bello Monte tenga auge y se resista a desaparecer.

La organización entre vecinos y organizaciones, así como el apoyo conjunto de la Policía municipal y la Alcaldía, ha hecho posible llevar a cabo iniciativas como Revela o Ilumina y que estas a su vez llamen la atención de ciudadanos ajenos a esta urbanización caraqueña. 

Más allá de la seguridad en las calles, factor que es “impredecible” -según los vecinos- dado que no están exentos a ser víctimas del hampa, el ambiente de calma y convivencia es algo que caracteriza y llama la atención de Colinas de Bello Monte. 

A diferencia de Las Mercedes, Los Palos Grandes e -incluso- el centro de Caracas, “aquí en Colinas no es común escuchar tanta bulla de carros, ni música a todo volumen. Es una zona residencial, y la gente entiende que para cada actividad existe un espacio y eso debe ser respetado”, señaló un ciudadano consultado por Crónica.Uno, que disfrutaba del aire libre, junto con su pareja, en las afueras de uno de los locales. 

Mayling Toro, por su parte, opina que “más allá de si es un barrio o una urbanización, lo que llama la atención en este tipo de eventos es la civilidad y organización que se muestra”. Mayling, habitante de San Martín, piensa que promover la vida nocturna de un sector “debe ir más allá de estacionar carros en la calle y sentarse a beber con música a todo volumen”.

Fotos: Tairy Gamboa

El intercambio cultural y el encuentro entre ciudadanos debe ser la punta de lanza de una ruta nocturna, a juicio de Mayling. La falta de comercios abiertos después de las 6:00 p. m. ha hecho que tanto ella como su familia y algunos vecinos opten por pasar una noche distinta en zonas como Bello Monte o en clubes cercanos, como el Hogar Canario de El Paraíso. 

“Yo considero que, más allá de si es un barrio o una urbanización, uno lo que busca es accesibilidad, variedad, esparcimiento. ¿De qué sirve que todas las noches haya fiesta en las calles de La Vega si todo se va a limitar a dos o tres cuadras con música distinta en cada carro que está estacionado?”, afirma Mayling. 

Mientras tanto, Santiago, Alexa y Pablo seguirán aprovechando ese pequeño pero variado circuito compuesto por las avenidas Caurimare, Caroní, Chama y Miguel Ángel de Colinas de Bello Monte. “Mi primo se gradúa de ingeniero en unos días y para acá me lo voy a traer”, menciona Santiago con entusiasmo, mientras espera el Metrobús en una parada cercana al local. 

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