Comunidades de Araya aisladas por cerco epidemiológico decretado por el gobernador de Sucre

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Gran incertidumbre y zozobra ha generado entre los habitantes de Araya el cerco epidemiológico decretado por el gobierno regional de Sucre, que establece la prohibición del tránsito marítimo y terrestre entre los pueblos del municipio Cruz Salmerón Acosta y Cumaná.

Cumaná. Una vez confirmado el segundo caso positivo de coronavirus en el estado Sucre, esta vez en Araya, municipio Cruz Salmerón Acosta; sus habitantes manifestaron preocupación ante el anuncio del cerco epidemiológico dadas las precarias condiciones en las que viven.

Luego de confirmarse el caso del hombre de 31 años de edad como positivo al COVID-19, el gobernador del estado, Edwin Rojas, decretó la medida sanitaria que incluye la prohibición de tránsito marítimo y terrestre entre los pueblos de la península y Cumaná.

Aunque no reveló hasta cuándo se extenderá esta medida, el mandatario regional indicó que el cerco epidemiológico “es para descartar a los potenciales infectados y controlar la traza de las personas con las que hayan tenido contacto”.

Nadie puede salir hacia Cumaná ni desde el puerto de “tapaítos”, ni del terminal de la Palita de Araya.

Está cerrado el acceso a la población de Araya por mar y tierra, por la vía de Chacopata y desde el terminal marítimo de Cumaná.

Para radicalizar la medida de contención y prevención, Rojas informó que fue enviado a la península de Araya un equipo de 20 infantes de marina, 20 guardias nacionales y 20 funcionarios policiales quienes harán cumplir la fase de cuarentena.

El gobernador destacó, en cadena radial, que mantener cerrado el acceso al municipio fue una decisión tomada junto con el alcalde del municipio Cruz Salmerón Acosta, Jhonny Acosta, autoridades sanitarias y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.

Ante este panorama que ha generado gran incertidumbre y zozobra entre los habitantes de la península de Araya, varios de sus dirigentes sociales, entre ellos Jesús Marcano, alertaron sobre el caos que generaría “el solo hecho de que los peninsulares no puedan ir a Cumaná para abastecerse de alimentos y poder mínimamente aguantar la cuarentena social”.

Cumaná es el destino habitual de los peninsulares para abastecerse de los alimentos básicos y atender algunas emergencias médicas y de salud. ¿Cómo pretende el gobierno regional que en Araya se cumpla la cuarentena social? Es la interrogante que se hace la mayoría.

O nos mata el virus o nos morimos de hambre”, sentenciaron algunos dirigentes sociales de Araya.

Entretanto, Marcano insistió en preguntarse: “¿Cómo harán nuestros paisanos para resolver su día a día? Ciertamente, el COVID-19 no es juego, pero las autoridades deben recordar que el hambre tampoco lo es”.

Alertan de su drama

Los peninsulares tienen que enfrentarse a diario a las fluctuaciones del servicio eléctrico. “Se registran apagones por largas horas casi todos los días. Esa intermitencia de la luz altera no solo la cotidianidad familiar sino toda la actividad comercial del pueblo”, advirtió Marcano.

El precario servicio eléctrico afecta la ya deficiente conectividad de Internet y se dificulta hacer uso de las herramientas de pago digital. “Desde un simple pago móvil hasta el bio pago, nos quedamos sin poder comprar nada o sin poder cancelar algún producto”, dijo.

Los peninsulares también padecen no contar con un regular suministro de agua.

Aquí llega el agua por sectores cada 28 días. No se puede mantener la higiene y salubridad en los hogares como medida de prevención contra el COVID-19”.

A todo este drama se suma el desabastecimiento de la gasolina que afecta directamente a la pesca artesanal, principal actividad económica de la península.

La falta de gasolina está complicando la movilidad interna de los peninsulares. Se ha registrado un aumento desmesurado en el pasaje de transporte público tanto marítimo como terrestre en virtud de que son pocos los conductores y propietarios de peñeros que han podido pagar el combustible con sobreprecio y son pocas las unidades que usan gasoil.


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