Las contaminadas aguas del río Turbio se han convertido en una solución para los barquisimetanos

río Turbio

Habitantes del sur de Barquisimeto desconocen desde hace un buen tiempo lo que es recibir agua por tubería, para paliar la escasez del recurso deben caminar largos trechos hasta llegar al río Turbio para agarrar agua del afluente que, pese a su contaminación, es usada para realizar los quehaceres del hogar e inclusive cocinar.

Barquisimeto. Ante la escasez de agua, diferentes comunidades de Barquisimeto se han visto en la necesidad de buscarla en los lugares más recónditos sin importar su estado, bien sea para realizar los quehaceres domésticos o incluso para cocinar. Es el caso de quienes bajan hasta el río Turbio para lavar, bañarse e incluso preparar sus alimentos. 

Hombres y mujeres caminan a diario un largo trecho hasta llegar al río y hacen el recorrido varias veces al día, con tobos y potes a cuestas.

En pleno siglo XXI, cuando la tecnología reina, las familias deberían organizar las tareas del hogar de una manera más eficiente y cómoda. Sin embargo, en Barquisimeto esto no es posible, pues existen zonas en las que la empresa hidrológica del estado Lara, Hidrolara, tiene una deuda en cuanto al mantenimiento de tuberías e infraestructura. Buena parte de las comunidades asentadas en la capital larense ha olvidado lo que es recibir agua por tuberías.

Las familias que habitan al sur de la capital han optado por acudir a las riberas del río Turbio, afluente que corre a un costado de Barquisimeto, y que no escapa de la contaminación producida por la industrialización, urbanización descontrolada, uso de fertilizantes y pesticidas en la agricultura, que ha convertido a este río en un depósito de desechos domésticos, agrícolas e industriales.

Pese a su contaminación, las familias diariamente acuden a usar este afluente, pues no tienen los recursos económicos para comprar agua a los camiones cisterna.

Gloria Pérez, habitante de una de las comunidades aledañas al río, contó a Crónica.Uno que no les queda más remedio que ir a diario hasta el río Turbio porque no les llega el agua por tubería y aseguró que ni el gobierno les manda camiones cisternas para paliar la situación. 

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Vecinas deben caminar largos trechos para llegar al río / Foto: Yelitza Figueroa

“Eso no había pasado nunca y el gobierno nos tiene abandonados”, afirmó con preocupación Pérez, pues sabe que no van a tener una solución rápida y que seguirán optando por esta vía, aunque puedan enfermarse. En el Turbio se bañan, lavan la ropa, recogen agua para lavar los platos, ollas, vasos y cubiertos; y también usan el agua para cocinar.

Rutina agotadora

Desde muy temprano, varias vecinas –con tobos y potes en mano– bajan por las desoladas calles del barrio Santo Domingo para comenzar su faena; la escena se repite día tras día. Afirman que se cansan y tienen dolores musculares por el peso que deben cargar con los potes llenos del agua gris, la cual dejan reposar por un día antes de usarla para cocinar sus alimentos.

Esto nunca se ha visto. Nos conformamos que nos llegue el agua aunque sea una vez por semana”, lamentó Pérez y exhortó a las autoridades a estar pendientes de los ciudadanos, pues sostienen que el agua es un derecho y una necesidad humana.

“En la mañanita, después que recojo el agua me baño, me lavo el pelo y todo, con la misericordia de Dios que no me he enfermado”. Pérez entiende que el agua no es apta para consumo ni uso humano, pero –como lo recalcó– la necesidad la obliga. Explicó que un tanque de 200 litros les cuesta cuatro dólares y prefieren invertirlos en comida.

Gloria Sánchez, de 82 años de edad, también vecina de Santo Domingo, contó que tienen mucho tiempo sin agua y se ha visto en la necesidad, a su edad, de ir a buscar agua al río o recogerla desde una canal cada vez que llueve. Dijo que está triste porque no encuentra otra solución a su problema. 

Tengo que agarrar agua de lluvia o ir para el río. Quisiera tener agua aunque sea una vez a la semana. Antes vivía bien, pero a mi edad nunca había vivido esto”, se lamentó.

Recordó que en otra época todo era más fácil y más barato. Llegaba agua todos los días por tubería, pero ahora no llega, y no puede comprarla porque con la pensión ni siquiera puede sobrevivir.

Dentro de su hogar, la señora Sánchez mostró al equipo de Crónica.Uno el sistema de recolección artesanal que tiene en el patio de su casa para cuando llueve. Con melancolía, dijo que nunca se imaginó que sus últimos años de vida los iba a pasar de esa manera, y tiene la esperanza de que esta situación se arregle.

Los vecinos de la comunidad exigieron al Gobierno regional que solvente el problema, pues son muchos los niños y personas de la tercera edad; así como enfermos por diferentes patologías que utilizan el agua del río Turbio para aliviar la escasez que padecen.


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