Con o sin covid la movida cultural ha vuelto a Carabobo para quedarse

Durante el tiempo más radical de la pandemia por COVID-19 en Venezuela, la movida cultural se esfumó de la vida de los carabobeños, ahora ha regresado a costa de la salud de muchos, para beneficiar bolsillo y espíritus aburridos.

Valencia – Desde que el presidente Nicolás Maduro anunciara en octubre que los meses de noviembre y diciembre de 2021 estarían exentos del sistema de cuarentena radical, las alertas se dispararon para unos, pero para otros sectores esto significó una oportunidad para calentar motores y volver a la vida pública. La situación se exacerbó en las semanas venideras cuando el inquilino de Miraflores decretó el fin de la cuarenta, aunque la pandemia no había finalizado.

Sin embargo, con o sin esta sensación de normalidad las productoras de eventos han visto una alternativa para retornar a las salas de teatro, a los conciertos y el cine.

Foto: Armando Díaz.

Es normal toparse en las redes sociales con una variedad de publicidades, pero sin duda alguna con el retorno de los conciertos también regresaron los artistas de talla internacional, como es el caso de Fonseca, Enmanuel, Ana Torroja, entre otros. Basta solo con ver la cartelera del Forum de Valencia para internalizar que la movida cultural llegó para quedarse.

Pero, la realidad más allá de las luces y las tarimas es que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) informó que en América Latina las cifras de COVID-19 siguen siendo desalentadores. Solo en la última semana de mayo se registró más de 1 millón de casos y unas 4000 muertes. Por ende, quedan al descubierto los malos manejos de la pandemia y a su vez, la poca responsabilidad de la misma ciudadanía en tratar de mantener distancia.

Aunque ahora son más los sitios que ofrecen los servicios de vacunación, como es el caso de farmacias privadas, la verdad es que no hay una certeza de cuántas personas han cumplido con el ciclo total de inmunización, bien sea con la Sputnik V o la de Sinovac y Sinopharm.

Foto: Armando Díaz.

Tanto el Observatorio Social Humanitario (OSH) el Grupo de Investigación de Enfermedades Tropicales (Gideti), así como Médicos por la Salud afirmaron el pasado 6 de junio que  74 % de los venezolanos tiene al menos una dosis de la vacuna contra la COVID-19. Según un comunicado de prensa difundido por estas ONG  solo 45% de las personas ha recibido las segunda dosis, mientras que 16% nada más tiene tres.

La fan enamorada

Deisy García forma parte de este último grupo y eso la hizo sentir más que protegida para ver a sus ídolos de juventud, Servando y Florentino el pasado 7 de abril en el Forum de Valencia. La entrada tuvo un costó de $65 y recuerda que el ingreso a la arena fue “aparatoso”.

García que se denomina una “fan enamorada que tenía demasiadas ganas de ver a sus ídolos”, llegó a las 7:00 p.m al concierto.

Se que era muy tarde, porque la entrada estaba fijada para esa hora, pero desde la tarde hubo un inconveniente con la organización porque había un panal de abejas dentro de las instalaciones. Por ese rollo dejaron gente pasar en carro y a otros afuera. Te podrás imaginar la cola que se armó”.

García fue de las personas que quedaron afuera, justo en la autopista del Este que divide Valencia entre el este y el oeste. Ahí conversó con sus vecinos de carros y hasta pidió comida por delivery. “Una vez adentro había una cola para el acceso con los brazaletes”. Era la primera evidencia del poco control sanitario en el espacio. De ahí, que catalogue los protocolos de bioseguridad en el concierto como “nulos”.

“Eso fue más a la consciencia de la persona que tuviese el temor válido de estar entre tantas personas con una pandemia que no ha sido levantada”, añade.

Esta fan se puso su tapaboca en varias oportunidades, pero se sincera y explica que no fue todo el tiempo. “Grité y canté todo lo que pude. No lo iba a hacer con la mascarilla y te puedo decir que la mayoría de las personas estaba así. Hubo momentos en los que me lo colocaba porque yo misma decía wooow hay demasiada gente y me preocupaba”.

Para compensar la culpa, cada tantos minutos García sacaba su gel antibacterial y lo usaba. Sin embargo es consciente de que nunca fue una exigencia del Forum, ni de los organizadores del evento mantener las medidas de bioseguridad. De hecho, García recuerda que se hizo un llamado a estar vacunados para asistir al concierto. No obstante, nunca se solicitó el carnet de vacunación. “Yo llevé el cartoncito, pero no me lo pidieron”.

Una vez el espectáculo inició García recuerda que no cabía un alma. “No había espacio y veías gente parada, el único espacio sin gente era detrás de la tarima y te puedo decir que nadie usaba tapabocas. Yo se que los procesos de vacunación han disminuido la fuerza del covid, pero aquello era un foco infeccioso, era demasiada gente, pero ese show fue extraordinario y bellísimo”.

La movida cultural abre el telón

Carlos Barrios fue uno de los primeros en asistir nuevamente a eventos públicos masivos en Valencia, tras los anuncios de Maduro.

Yo estaba cansado, agotado de estar tanto tiempo metido en casa. Esos dos meses fueron un respiro para uno y para la movida cultural, aunque dejémonos de vainas. Aquí la gente hacía lo que quería con o sin el 7×7″.

Para noviembre la cartelera del Teatro Municipal de Valencia comenzó a mostrar nuevas propuestas. Una de esas fue el clásico Monólogos de La Vagina, protagonizado por María Cristina Lozada, Violeta Alemán y Valentina Quintero, cuya fecha de estreno fue el 4 de diciembre. “En lo que me enteré del evento me moví y conseguí las entradas. La verdad que necesitaba algo diferente. Ya yo sabía de esta obra”.

A diferencia del concierto de Servando y Florentino el espacio era mucho más reducido, pero no se llenó. “Que estamos apenas saliendo de la cuarentena radical todavía genera mucho temor en la gente. No los culpo, pero tampoco quiero que me critiquen a mí por venir a este tipo de shows. Fíjate en las noticias de otros países. La gente lleva su vida normal y uno sigue aquí encerrado”.

Fotografía: Armando Díaz.

Al igual que como el concierto la obra Monólogos de La Vagina tuvo problemas para empezar, específicamente con la iluminación, lo cual retrasó por casi dos horas el espectáculo, lo que obligó a la gente a espera afuera, en donde se aglomeraron alrededor de 200 personas.

Sin embargo, una vez abierta las puertas, cada quien tomo su lugar. Las medidas de bioseguridad también brillaron por su ausencia, a excepción del porte de mascarillas que fue más visible en esta oportunidad. No obstante, Barrios precisa. “En la medida que tu ibas viendo la obra y comenzabas a reírte tu lo que quieres es quitarte ese tapaboca. No se, uno no se ríe con libertad si tienes un pedazo de tela en la boca”.

Una decisión no muy buena

Desde el estreno de los Monólogos de La Vagina en adelante, la movida cultural no ha parado y los valencianos lo han agradecido, como fue el caso de Bárbara Palau, una mujer de 59 años de edad que camina con su entrada en mano por el pasillo principal del hotel Hesperia World Trade Center de Valencia. Verá la obra El Método Gronholm, una presentación hecha por Egreamigos UC y la cual lleva a escena a María Antonieta Duque, Antonio Delly, Rafael Romero y José Luis Dávila.

Foto: Armando Díaz.

Palau forma parte del grupo de mayor riesgo dentro del COVID-19 y casualmente, 90% de los asistentes a la obra son personas de la edad de Palau o mayores que ellas. Hay muchas señoras de pelo blanco, con bastón, acompañadas de hijos o maridos que tienen más edad que ellas.

“La verdad no pensaba que las medidas de bioseguridad fueran tan pobres. De hecho, estoy caminando por aquí porque me pone un poco ansiosa estar en el salón. Además que ya es tarde. Son las 12:30 y esto aún no empieza y que, porque los actores están ensayando. Tuvieron toda la mañana para ensayar y lo van a hacer una hora antes del inicio del show”.

Foto: Armando Díaz.

Antes de entrar al salón del evento hay un detector de metales y una mesa en la que le piden a la gente colocarse el tapaboca y echarse gel antibacterial. En el interior, más de 200 sillas esperaban a ser ocupadas sin la separación correspondiente. Curiosamente al iniciar la obra una voz sonó por los parlantes anunciando la bienvenida a los asistentes. Celebraban volver a Valencia a presentar una obra bajo todas las medidas de bioseguridad. Sin embargo, queda en duda cuáles eran las medidas de seguridad aplicadas en un lugar cerrado, en donde de a poco todos se van quitando el tapabocas.

Foto: Armando Díaz.

Palau se sentó de última en la fila a pesar de tener espacio adelante. “Me encantaría sentarme de primera, pero te soy sincera y siento miedo, además estoy un poco aburrida de la obra, siento que no pasa nada”.

Aunado a esto añadió “Prefiero encender el celular y poner zoom y verlos más de cerca. De verdad no se qué estaba pensando cuando vine para acá. No hay distanciamiento social y se que suena ridículo porque estamos en un sitio cerrado, pero veo la cantidad de gente mayor y digo aquí lo que hay es como un bingo de la muerte y casi todos podemos tener el número ganador”.

El show de la emocionalidad vs racionalidad

La psicólogo social Yorelis Acosta afirma que la sociedad está pasando por muchas cosas. “Debemos decir que no existe una sola forma de sentir, pensar y comportarnos. Después de una pandemia tan larga y tanta crisis estamos ávidos de que nos pasen cosas buenas. Necesitamos una vida equilibrada y que además sintamos que el sacrificio, da lugar a un espacio para el disfrute. Hay que entender que es una nueva realidad y si bien hay que abrirle espacio al disfrute, tienes que compartirlo con unas nuevas normas”.

Las normas que Acosta plantea son particularmente las ya conocidas, pero mucho más remarcadas en los sitios públicos y también por parte de medios de comunicación y el mismo gobierno. “Creo que falta la insistencia en las políticas públicas. Que se le diga a la gente, sí usted tiene que disfrutar y es cierto. No podemos seguir dos años más encerrados, trabajando y trabajando en un universo en donde el disfrute desapareció”.

Foto: Armando Díaz.

Acosta precisa que en la sociedad hay dos tipos de personas, los emocionales que disfrutan de ir a conciertos y otro tipo de eventos y los racionales, que pueden querer ir pero están conscientes del ros riesgos, sin embargo, precisa que el primer grupo predomina. “El disfrute es importante para la salud mental, pero en Venezuela todo es tan complejo. Sin ir muy lejos, vemos quienes disfrutan, pero hay otros que no tienen ese espacio y entonces hay que crear espacios gratuitos e insistir que el disfrute es parte de ese espacio pero bajo la nueva normalidad”.

Un ejemplo de gratuidad se vivió en Valencia cuando el 23 de abril se llevó a cabo el concierto de la Orquesta Sinfónica de Carabobo patrocinado por el grupo CLX y otras tiendas importantes de línea blanca en el que por más de 2 horas la orquesta tocó variedad de melodías para dar paso al grupo Mata Rica.

Foto: Armando Díaz.

La experiencia fue a casa llena, en donde el espacio dispuesto para el grupo fue insuficiente por lo que la calle 134 y los pasillos del Centro Comercial La Galería fueron los puestos extras para poder disfrutar del encuentro.

Foto: Armando Díaz.

Delia Hidalgo, una de las asistentes al evento comenta: “Mira para mi este espacio no tiene palabras. Es algo diferente, es música, la música nos une a todos. Yo no se cuánto tiempo tenía que no me paraba a bailar con mi esposo. Sentir eso es rico, porque llevamos una pandemia encima que nos ha quitado todo, pero también una situación país que es una pandemia mucho más vieja y nos ha quitado a posibilidad de disfrutar de muchos shows, porque yo no tengo plata para gastarme ni $100 ni menos, ni más. Entonces te encuentras con estoy hasta jugo y galletas te regalan, de verdad vale la pena y me hizo el día agradable”,


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