Carreteras ilegales, salinidad en las aguas de Cuare, destrucción de manglares, corales enfermos y calentamiento global atentan contra la belleza natural de Morrocoy

Chichiriviche. El esplendor del parque nacional Morrocoy peligra. La construcción de una vía de acceso que comunica al camino real y tramos transversales hacia playa Varadero se aúnan al vertido a cielo abierto de desechos sólidos.

A pesar de mantener por años una cultura de concienciación en el seno de las comunidades del municipio Monseñor Iturriza, en el eje oriental de Falcón, se mantiene la afectación ecológica.

Desde Agua Salobre hasta Varadero se construye una carretera que afecta el ecosistema y el área de protección especial por ser centro de anidación de tortugas.

El equipo de Crónica.Uno evidenció que a pesar de los esfuerzos educativos y por reforestar, hay nuevos tramos que bordean la vía central o camino real que da hacia la llamada casa de Los Alemanes.

Aldemaro Rodríguez es uno de esos moradores con más de 70 años que advierte que las cosas no andan bien: “Esa carretera viene desde Tucacas y conecta con Agua Salobre”.

Se calcula que son unos 16 kilómetros, ocho desde Tucacas, municipio Silva y otros ocho kilómetros hasta Agua Salobre para desembocar en Varadero.

Lugareños del sector Cerro Chichiriviche comentan que peloteros venezolanos tienen casas en la zona y es así como progresivamente han construido el sendero. Además hay intereses agrícolas por permisos de siembra de maíz.

Parque Nacional Morrocoy
Así luce el canal a dos años de haber sido clausurado por el Ministerio de Ecosocialismo, abierto al mar y en desequilibrio con el ecosistema de la zona. Foto: Joanne López

Pero nadie se atreve a hablar de las razones que conllevan a la construcción rudimentaria de las vías de acceso. No obstante, Rodríguez asegura que hace tres años vio en la zona maquinaria pesada para abrir las brechas. Habitantes del pueblo participaron en la limpieza por la situación económica: “Muchos agarraron y hasta gente que no era del pueblo también”.

No es como antes

Aldemaro, buzo de profesión además de pescador, conoce su hábitat y lo defiende.

Aquí somos pescadores y la mayoría ha tenido que hacer otras cosas, el agua está turbia, ya no es cristalina como antes”.

En su juventud se pescaban hasta una tonelada de lebranches: “Hoy día no llegamos a 200 kilos. Muchos buscan otras tareas para sostener a sus familias”.

Advierten ambientalistas que cualquier alteración que se haga puede devenir en la muerte del parque nacional Morrocoy.

En la costa oriental de Falcón, la actividad económica, la prestación del servicio turístico, todo va en torno a este espacio, decretado parque nacional en 1974.

Canal de navegación y salinidad en Cuare

El parque nacional Morrocoy está integrado por cayos, albuferas, cerro de Chichiriviche y golfete de Cuare justo donde está el Refugio de Fauna Silvestre (RFS), creado el 31 de mayo de 1972.

En este humedal, se ha atentado contra las áreas y los componentes ecológicos están en tensión.

Cuare es la zona de transición entre dos o más comunidades ecológicas distintas, que científicamente se conocen como econotonos, explica Andrés Osorio León, oceanógrafo. Él participó en el rescate e investigación hace 27 años cuando Morrocoy afrontó serios problemas en el ecosistema marino y submarino.

Desde 2018, el refugio ha estado sometido a acciones antrópicas abrasivas, como la construcción de un canal de navegación, que ha afectado el equilibrio ecológico de la avifauna, la vegetación y manglares.

El arquitecto paisajista Aldo Peñaloza dice que el canal de navegación construido por Luke Blue, clausurado por el Ministerio de Ecosocialismo que otorgó permisos en 2018, trajo una serie de consecuencias desde el punto de vista paisajístico y en el ecosistema marino costero.

A consideración del experto y ambientalista, una de las más graves consecuencias es el aumento de la salinidad en el Golfete de Cuare.

La alteración dentro de las aguas del caño Tibana, en la albufera sur, centro de procreación de muchas especies marinas, vegetación y manglares, afronta daños que inciden en este sector y hay que actuar pronto. “Llegará un momento en que será irreversible, no falta mucho tiempo para eso”, asegura.

El oceanógrafo explica que en las áreas marino-costeras hay varias especies que conviven para mantenerse mutuamente. Pero si, por ejemplo, frente al cayo Sombrero o Mayorquina, se corta el mangle, se pierden las Praderas de Thalassia, ya que toda la sedimentación del área cambia por la remoción de la barrera filtradora que hace el bosque de mangle.

Incluso, agrega, solo perforar la barrera para un canal y remover unos 50 metros de esa barrera para la salida del canal al mar, ya altera todo ese equilibrio. Perturbar las Praderas de Thalassia también impacta de inmediato a la barrera de coral y este muere.

Por eso es notable la pérdida de coral en estas áreas.

Aunque se decretó la paralización de la construcción, no se ha hecho el cierre del canal, por lo tanto, hacia el Golfete sigue abierto y cada día suma más posibilidades de daños al ecosistema.


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