Desvalijado por la delincuencia y olvidado por el alcalde se hunde el Centro de Salud Comunitaria de Tocuyito

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Buena parte de los CDI,  Barrio Adentros y los Centros de Salud Comunitaria en Carabobo presentan falta de medicinas, insumos y médicos y el Centro de Salud Comunitaria de Tocuyito no es la excepción pese a ser uno de los pioneros de la medicina comunitaria en Carabobo.

Valencia Más de 20 años tiene de construido el Centro de Salud Comunitaria Libertador, en Tocuyito y en los últimos cinco años no solo ha dejado de funcionar, sino que el vandalismo ha hecho de las suyas desmantelando el pequeño challet.

La estructura es tan antigua que el cartel que identifica el recinto está cubierto de óxido y aún se lee el nombre del extinto Ministerio de Salud y Desarrollo Social, así como el nombre del que fuese alcalde de Libertador por el Movimiento V República (MVR) Argenis Loreto (2000-2004).

Este centro de salud es el vestigio de los inicios del chavismo en la penetración de la salud popular, mediante los hoy conocidos Centros de Diagnóstico Integral, Barrio Adentro y ahora 0800 Bigote.

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Cartel que recuerda el nombre de la edificación. Fotografía: Armando Díaz.

Pero para los vecinos de la zona, la pérdida de este espacio ha repercutido drásticamente en su calidad de vida.

“Había equipos médicos, insumos y médicos e profesionales”, recuerda Carlos Lozada, dirigente vecinal, miembro del consejo comunal y del parlamento comunal.

Sin recursos y seguridad

Sin embargo, las cosas cambiaron cuando los médicos empezaron a dejar sus puestos de trabajo y los consejos comunales tomaron control del espacio. De ahí en adelante los recursos fallaron, fue entonces cuando ningún miembro del gobierno quiso hacerse cargo del problema y lo que vino fue el deterioro del centro de salud, explica Lozada.

Según los dirigentes comunitarios, la partida de los médicos se debió, en primer lugar a que buena parte del personal eran médicos cubanos y tenían que regresar a su país, la otra eran médicos de la Universidad Bolivariana. Sobre estos último el mismo consejo comunal criticaba su trabajo.

No eran lo que esperábamos y se necesitaban profesionales capaces de tratar enfermedades base”, indicaron.

Aunque el problema inició con la falta de personal de salud, la delincuencia también hizo de las suyas. Luego de dos años de cierre, maleantes de la zona rompieron vidrios, paredes y sustrajeron todo lo que había en su interior.

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El challet ha sido desvalijado al punto de quedar como un esqueleto de hierro y algunos bloques. Fotografía: Armando Díaz.

“Pusimos la denuncia y el gobierno no hizo nada”, indicó un dirigente comunitario el cual explicó que la primera denuncia se hizo hace 10 años luego la segunda hace ocho pero no hubo respuesta, ni siquiera porque forma parte del consejo comunal.

Un esqueleto de la salud

En la actualidad la estructura quedó simplemente en un esqueleto. No hay paredes, ni enseres, solo sobrevive una poceta rota y algunas partes del tejado.

La comunidad ha buscado formas de solventar la situación y la respuesta que han querido promover es la autogestión. Pero a diferencia de otros municipios como Carlos Arvelo, Naguanagua o Valencia en los que las alcaldías han coqueteado con la autogestión civil, la Alcaldía de Libertador les negó la posibilidad a esta comunidad.

La excusa dada es que dichos espacios son propiedad del gobierno, pero aún así la misma alcaldía tiene a empresarios chinos operando en un Mercal sin ser Mercal.

Lozada relata que para aquel entonces la Alcaldía de Libertador anunció que había un plan de recuperación y de reconfiguración para solventar varias problemáticas. La opción dada por el gobierno a la comunidad era que recolectaran el dinero y se lo dieran a la alcaldía para ellos administrarlos, lo cual generó una negativa.

Fotografía: Armando Díaz.
Privado es plata

Por los momentos, la comunidad tiene un Centro de Diagnóstico Integral (CDI) a unas ocho cuadras del Centro de Salud Comunitario, pero tampoco hay mucho que ofrecer.

Lo único que hacen es hospitalizar, no tienen medicamentos, se robaron los aires y lo único que funciona es el centro de rehabilitación gracias a los estudiantes y médicos que trabajan ahí en el área de fisioterapia, pero la parte médica operativa no funciona”, indicaron vecinos.

Los consultorios particulares son la otra opción que se abre en el camino. A cinco cuadras del Centro de Salud Comunitario se ve una casa humilde con las paredes pintadas de azul en la que se ve el ofrecimiento de servicios médicos.

Pero, la realidad es que todo lo que se muestra como privado tiene un costo que por muy bajo que sea en comparación con las grandes clínicas es un gasto que se transforma en un golpe duro para el bolsillo. Dicho establecimiento cuenta con un laboratorio comunitario y de acuerdo a lo conversado con la comunidad se enfocan en los casos más graves de la zona.

Fotografía: Armando Díaz.
En emergencias la cosa se pone fea

Amanda Gil, vive justo al frente del Centro de Salud Comunitaria y recuerda como médicos venezolanos y cubanos pasaron por el lugar y recuerda que ahí en su mejor momento se hacía sus chequeos generales y aunque no padece de ninguna enfermedad base, su esposo sí, el cual es hipertenso y cada vez que necesitaba conseguía sus medicamentos.

Al estar frente al challet podía ver por su ventana como un grupo de niños delincuentes abrían huecos en las paredes aprovechando la prolongada ausencia médica para hurtar las computadoras, lavamanos, neveras. “Eso arriba estaba todo equipadito y abajo era el consultorio”.

Gil recuerda que en el pasado ante las emergencia el Centro de Salud Comunitaria proporcionaba las soluciones.

“Una vez mi hijo estaba pequeño y lo mordió un perro. De inmediato lo atendieron y eso que era de noche y le inyectaron su cosa”, dice Gil.

Fotografía: Armando Díaz.

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