El Cuartel de la Montaña se hunde y vecinos no denuncian por temor a colectivos

Habitantes del sector aseguran que son muchos los entes que han acudido al lugar para realizar los estudios y determinar la razón de los deslizamientos en el terreno, pero comentan que ninguno dice la verdad. A quienes aún viven ahí les da miedo protestar o alzar su voz en contra de la desidia.

Caracas. Ha transcurrido un año y siete meses desde que en la calle El Martirio, ubicada en el sector Monte Piedad de la popular parroquia 23 de Enero, fueron desalojadas de sus casas al menos 30 personas porque la estructura endeble de sus hogares podía caerles encima en cualquier momento. Esta calle está ubicada en una zona que colinda con el Cuartel de la Montaña, el mausoleo que contiene los restos del fallecido Hugo Chávez.

Solo 10 días después del desalojo en El Martirio, en una calle más arriba —El Limón— también fueron desalojadas alrededor de 50 personas más, a consecuencia de los deslizamientos de tierra en las zonas más bajas. Donde había casas de dos y tres pisos, con ventanas panorámicas, hoy ya quedan ruinas y escombros y un terreno baldío, en el que hay una máquina excavadora paralizada desde hace varios meses —según comentaron los vecinos—; dos mezcladoras de cemento, otros dos aparatos más pequeños con faroles para alumbrar y un container rojo en medio de la calle. Todos los armatostes tienen algo en común: el logo de la Misión Barrio Nuevo, Barrio Tricolor.

Según los vecinos, la máquina excavadora lleva meses en el mismo sitio.

La Alcaldía del Municipio Libertador, Protección Civil, los Bomberos del Distrito Capital, el Gobierno del Distrito Capital, la Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológicas (Funvisis), el Instituto Municipal de Gestión de Riego y Administración de Desastres de Libertador (Imgrad), el Ministerio de Vivienda y Hábitat, son parte de los organismos que se han encargado de hacer los estudios correspondientes para determinar la razón de los deslizamientos.

Aquí ha venido un gentío, pero unos dicen que ahí hay un manantial, otros que por ahí pasa un río y otros hasta que hay un tubo matríz que se reventó, comentó Mercedes González —nombre ficticio para resguardar su verdadera identidad— desde las escaleras de su casa ubicada en la calle El Martirio, justo en la acera de enfrente, donde fueron demolidos más de ocho hogares.

En el lugar donde hay maleza, hace una año y siete meses habían más de 20 casas.

Desde la casa de la señora Mercedes se observan 30 banderas de distintos países que ondean detrás de los muros y rejas que separan al Cuartel de la Montaña del barrio. Pareciera que a la estructura militar no le afectaran los deslizamientos de esa zona, situación que muestra su cara contraria a las casas que quedan en el lugar, cuyos residentes viven con incertidumbre.

Esto es caótico. Uno vive en zozobra, y lo peor es que aquí nadie dice nada, ni hace nada. Tienen miedo. La gente no quiere protestar porque le temen a los colectivos, argumentó González.

No hay aceras, y a los vecinos les tocar caminar entre los escombros.

Algunas de las personas desalojadas fueron ubicadas en casas en Fuerte Tiuna, otras aún están en refugios y algunos viven en casa de familiares mientras esperan la respuesta de parte de algún ente que se encargue de ese problema. En el sector hay dos concejos comunales, pero según varios vecinos, estos no les dan una respuesta concreta.

“Siempre dicen que no han bajado los recursos, que ya les van a dar la plata y nunca terminan de hacer nada. Aquí están esperando que ocurra alguna desgracia”, comentó Luis Jurado —nombre ficticio—, quien vive en una de las casas que aún se mantienen en pie, pero con grietas por donde se le mire.

La residencia de tres pisos alberga a Jurado, su esposa y sus dos hijas en la planta baja. El espacio es pequeño y huele a humedad, por las paredes se deslizan hilos de agua que abomban el techo y agrietan las cerámicas.

Un hombre señalando las grietas y filtraciones que han surgido en las paredes de su hogar.

Las paredes de las que eran casas de familias, los escombros y la maleza son el símbolo de la desidia en el lugar. Aunque hay varias máquinas, estas tienen aspecto de llevar tiempo sin uso. A la excavadora ya le han crecido plantas en las ruedas.

El miedo es inquilino perpetuo entre los vecinos y los cohíbe de realizar denuncias sobre lo que ocurre. El equipo de Crónica.Uno acudió al sector en dos oportunidades durante septiembre de 2015 y en ambas fue desalojado por orden de colectivos del sector. “Si no son un medio oficial, se retiran de aquí”, fue una de las órdenes bajo las que se les cerró el paso en aquel momento.

En este recorrido se vio que algunas de las casas derrumbadas fueron pintadas por la Misión Barrio Nuevo, Barrio Tricolor, mientras que a otras les pusieron tejas nuevas y hasta ventanas, pero estos adornos no evitaron que familias enteras se quedaran sin su techo propio.

Esta casa está deshabitada desde hace meses.

Mercedes González aseguró que el problema tiene más de cinco años. Las filtraciones que causaron la desaparición de más de 30 viviendas no son tema nuevo. “Cuando aquí se va el agua, nosotros llenamos nuestros pipotes del chorrito ese”, dijo y señaló un tubo colocado entre varios vecinos en un punto del que mana agua las 24 horas del día. Al parecer, el sitio donde fueron construidas las casas sí es un manantial.

El Cuartel de la Montaña no da la impresión de derrumbarse, pero sí denotan mucha vulnerabilidad otras casas circundantes que ya empiezan a mostrar sus primeras grietas. Los entes encargados no se ponen de acuerdo para determinar la razón de los deslizamientos, que no esperan por ningún informe. Los vecinos afectados temen por su seguridad, y prefieren no protestar. Mientras el silencio prevalezca, las grietas se multiplicarán.

Todas las casas que estaban en la zona de atrás del Cuartel de La Montaña fueron demolidas.
Aún hay paredes, columnas y pilones de lo que eran las casas en el lugar.
Uno de las máquina con faroles para iluminar la construcción de noche, aunque hace más de cuatro meses que nadie trabaja ahí.
El Cuartel de la Montaña no demuestra vulnerabilidad ante el abismo colindante.

Fotos: Luis Miguel Cáceres.


Participa en la conversación