David Jiménez: España debe dar un paso adelante y convertirse en parte de la solución a la crisis de Venezuela

La lección de Zapatero o cómo no negociar con Maduro

El periodista español David Jiménez considera que Nicolás Maduro ha utilizado al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero para legitimarse en el exterior. Llama a España a asumir el rol que le corresponde en una negociación política por Venezuela. Propone que ante la “parasitación” de las instituciones venezolanas por el chavismo las elecciones que sirvan para destrabar el juego sean puestas en manos de la ONU.

Caracas. La realidad en Venezuela “es la que es” y no la que a “todos gustaría que fuera”. Con esas palabras, la canciller española Arancha González Laya resumía el pasado mes de abril ante el Congreso de su país lo que podría ser una nueva aproximación de la política exterior de su gobierno a la crisis venezolana.

También pareciera un mensaje a García. O dirigido a Zapatero, el expresidente y líder del Partido Socialista Obrero Español —mismo partido de González Laya— y que en opinión del periodista y escritor barcelonés, David Jiménez, no solo ha desperdiciado 6 años y 40 viajes a Caracas en gestiones infructuosas por recuperar la democracia, sino que tiene una inclinación a ver las cosas distintas a como en realidad son.

En un artículo de opinión publicado en el diario estadounidense The New York Times, el pasado 20 de mayo, titulado La lección de Zapatero o cómo no negociar con Maduro, Jiménez recuerda la más reciente visita del líder socialista a Caracas, a comienzos de mayo, y resalta que a la vista de los hechos (Nicolás Maduro sigue en el poder, la crisis económica y social se ha profundizado y la oposición política sigue siendo perseguida) el dirigente solo ha contribuido al apaciguamiento, ha mostrado una insólita falta de neutralidad como mediador y ha contribuido a “legitimar elecciones ganadas con ventajismo autoritario por el chavismo”.

Afirma que luego de miles de kilómetros recorridos en viajes de ida y vuelta entre América y Europa, Zapatero desaprovechó flagrantemente su acceso al régimen venezolano para “hacer entender a sus dirigentes que debían ganarse con hechos la creación de un escenario de diálogo internacional”.

Este jueves 3 de junio, David Jiménez accedió a conversar vía telefónica con Crónica.Uno para ofrecer su lectura sobre el rol que podría jugar España en un proceso de negociación política entre oposición y oficialismo con miras a un acuerdo que solvente la crisis de Venezuela.

En España no hay unanimidad sobre Venezuela

Luego de avalar con bombos y platillos los resultados de la votación del 6 de diciembre de 2020 para elegir una nueva Asamblea Nacional, Zapatero volvió a Caracas el 7 de mayo pasado. Se reunió con Maduro y también con su amigo de muchos años, Timoteo Zambrano, apenas dos días después de la renovación del CNE.

Las alarmas de la oposición se encendieron desde principios de año, ante la posibilidad de que el expresidente volviera a involucrarse en el proceso de negociación en ciernes, sobre todo por el activo cabildeo a favor del levantamiento de sanciones que a través del izquierdista Grupo de Puebla venía haciendo desde que Joe Biden asumió la presidencia.

Y es que Zapatero ha participado de manera directa en todas las negociaciones y mesas de diálogo político en Venezuela desde 2014 en adelante. Todas fallidas. Algunas con más daños colaterales que otras. Mientras tanto, España se ha mantenido al margen.

Pero este año se han producido al menos dos gestos públicos de ese renovado interés del gobierno español en ayudar directamente en el conflicto. En febrero, la canciller González Laya visitó la frontera colombo-venezolana para ver en primera persona el drama de la migración y los desplazados; luego a fines de marzo llegó a Caracas la secretaria de Estado de Asuntos Exteriores de España para Iberoamérica y el Caribe, Cristina Gallach, para reunirse con representantes del madurismo, de la oposición, de la sociedad civil y de los organismos multilaterales en el terreno.

¿Finalmente llegó el momento de que España se involucre en la búsqueda de soluciones a la crisis de Venezuela?

–Ha sido un error de parte de España el delegar la responsabilidad de intentar buscar una solución en Venezuela en el expresidente Zapatero, pero llegado este punto creo que el gobierno se ha dado cuenta de que esas gestiones de Zapatero no van a ningún sitio. Estamos hablando de suficiente tiempo, 40 viajes a Venezuela y ningún resultado. Entonces creo que es el momento de que el gobierno español tome su responsabilidad y haga lo que tiene que hacer. Eso es que por los vínculos históricos, por el cariño, por una relación diplomática de tanto tiempo, dé un paso adelante e intente convertirse en parte de la solución y trabajar por ella.

¿Qué puede aportar España en una nueva negociación en Venezuela tomando en cuenta que según lo dicho hasta ahora tanto por Juan Guaidó como por Nicolás Maduro, el rol de mediador principal lo tendría Noruega?

–No dudo que para España va a ser difícil jugar el rol que debería porque su política respecto a Venezuela ha sido incoherente y errática. En el caso del presidente Pedro Sánchez, él fue uno de los primeros en reconocer a Guaidó como presidente legítimo de Venezuela y luego cuando Guaidó vino a España no lo recibió. Es como si se hubiera arrepentido de la decisión. Entonces no ha habido una política sostenida, coherente en el tiempo y eso le ha restado credibilidad a España como mediador. De ahí que al final tiene sentido que los noruegos hayan ocupado el puesto. Sin embargo, creo que España todavía está a tiempo de jugar un rol, si aclara su política y se pone a trabajar en esa solución. Ese esfuerzo tiene que implicar a todos los países que tienen un interés y un deseo de que las cosas vayan mejor en Venezuela. España, a través de la Unión Europea, podría ejercer un papel importante, movilizando el esfuerzo y el interés del bloque.

La ambigüedad Sánchez contrasta dentro del mismo PSOE con el apoyo del expresidente Felipe González a la oposición venezolana y la defensa de Zapatero a Nicolás Maduro. En Estados Unidos existe consenso entre demócratas y republicanos respecto al régimen político venezolano ¿España puede ser un acompañante o un garante de la negociación pese a la falta de unanimidad?

–No solo no existe unanimidad, sino que Venezuela, desde hace muchos años se ha convertido en un tema de crispación dentro de la política española. Vemos una derecha claramente favorable a la oposición y contraria al chavismo y una izquierda acusada por la derecha de connivencia con el régimen. En las elecciones siempre surge el tema de Venezuela y ahora mismo tenemos un partido en la coalición de gobierno, Unidas Podemos, que es vista como cercana al chavismo. Entonces eso también ha limitado el papel de España porque se le ve como un actor no neutral. Si en año y medio vamos a elecciones en España y gana la derecha, la política hacia Venezuela cambiaría completamente. Por eso se hace tan complicada una implicación a largo plazo de España.

Sin embargo, este año hemos visto dos acciones concretas y abiertas de España hacia la crisis venezolana. ¿Cree que alguno de los gestos dados por Miraflores este año (casa por cárcel a presos políticos, cambio de narrativa sobre violaciones de derechos humanos, renovación del CNE, etc.) luego de la visita de Cristina Gallach a Caracas en marzo puede considerarse resultado de esos acercamientos?

–Maduro ha demostrado que actúa independiente de las posiciones o presiones de otros países y otros elementos. Creo que él mira su interés para sobrevivir y mantenerse en el poder y ha ido calculando en cada momento cuándo le interesaba aumentar la represión, por ejemplo, y cuándo le interesaba hacer algunos guiños para dar la impresión de que está abierto a negociar. En esos casos que mencionas son pequeños gestos hacia Estados Unidos, el cambio político y la llegada de Joe Biden al poder.

Creo que Maduro ve una oportunidad para que las sanciones sean rebajadas. Está explorando y poniendo a prueba a Biden en su política hacia Venezuela, pero en cualquier momento, si él considera que esa vía no es beneficiosa, no para Venezuela sino para él, para su supervivencia, estoy convencido de que volverá a una línea más dura.

Elecciones en manos neutrales
elecciones ganadas con ventajismo
El experimentado corresponsal de guerra español escribió recientemente un artículo titulado La lección de Zapatero o cómo no negociar con Maduro, donde critica la ineficacia del expresidente como mediador. Foto cortesía David Jiménez

Juan Guaidó ha señalado en días recientes que el nuevo proceso de negociación para atender la crisis de Venezuela requerirá un equipo internacional encabezado por Noruega, pero reforzado con un conjunto de países que actúen en distintas áreas. Unos como mediadores, otros como facilitadores y un tercer grupo como garantes del cumplimiento de los acuerdos.

De hecho, el punto de honor para el madurismo (el levantamiento de las sanciones) ha sido puesto sobre la mesa por Guaidó en el Acuerdo de Salvación Nacional, pero con condiciones. El pasado 11 de mayo Guaidó dijo que se requerirá “el compromiso de la comunidad internacional para lograr la recuperación institucional y ofrecer incentivos al régimen, incluyendo el levantamiento progresivo de sanciones, condicionado al cumplimiento a estos objetivos fundamentales del acuerdo”.

Si el proceso de negociación avanza hacia acuerdos parciales y progresivos ¿qué podría hacer España y la comunidad internacional para garantizar su cumplimiento por parte de Miraflores? ¿Qué experiencias donde la comunidad internacional haya ayudado realmente brindan garantías?

–Yo creo que la única solución en Venezuela pasa por unas elecciones transparentes, justas, donde la oposición tenga las mismas oportunidades que el régimen y eso es absolutamente imposible en este momento porque las instituciones del país han sido claramente parasitadas por el chavismo. Es evidente que no se pueden realizar unas elecciones justas en Venezuela en la actual situación.

La solución que veo es que ese proceso electoral sea puesto temporalmente en manos de organismos internacionales neutrales. Si Maduro realmente está dispuesto a aceptar unas elecciones justas entonces por qué no poner ese proceso, el recuento de votos y otras garantías electorales en manos de Naciones Unidas, por ejemplo. Cito Naciones Unidas porque tiene un departamento de asistencia electoral que ya ha actuado con éxito en algunos países. Yo recuerdo haber cubierto para la prensa española el referéndum de independencia de 1999 en Timor Oriental, que fue completamente organizado por Naciones Unidas. Entonces si Maduro fuera sincero y quisiera realmente escuchar la voz del pueblo venezolano sin interferencias, por qué no dejar que eso sea organizado por un organismo neutral.

En su artículo sostiene que Zapatero no vio la delgada línea que separa el ser útil y el ser utilizado. Yo quisiera pedirle, si puede, desarrollar más ese punto, porque Zapatero no es un político inexperto ¿fue utilizado o se prestó para legitimar a Maduro?

–Zapatero, en los años que fue presidente de España, ya mostró cierta desconexión con la realidad. Por ejemplo, cuando llegó la Gran Crisis de 2008, una de las cosas que más se le ha criticado es que él insistía en que la crisis no existía o que era una cosa pasajera y eso hizo que reaccionara muy tarde. Yo creo que él es un político que tiene buenas intenciones pero que muchas veces pierde el contacto con la realidad. Y en Venezuela me da la impresión de que le ocurre lo mismo. Después de 6 años y 40 viajes el régimen se refuerza, la oposición tiene más dificultades para representarse democráticamente y se recortan los derechos. Entonces llega un momento en que tú mismo tienes que aceptar la realidad, y decir ‘a lo mejor me están engañando, a lo mejor me están utilizando’. Y yo creo que al final lo que ha ocurrido es que Maduro ha utilizado a Zapatero para legitimarse en el exterior, quien ha reconocido incluso elecciones que no fueron transparentes ni neutrales. Por eso digo que es hora de que Zapatero renuncie a cualquier papel mediador y dé paso a otras opciones.

¿Tiene Zapatero el respaldo suficiente dentro del PSOE como para volver a asumir el rol de mediador en Venezuela?

–No solo no tiene el respaldo, es que yo creo que está considerado como un estorbo, como una dificultad y un obstáculo. Porque si España quiere probar algo nuevo después de años de esas gestiones sin resultados, el hecho de que él esté constantemente mediando, reuniéndose con Maduro e interviniendo en los asuntos diplomáticos, creo dificulta, no solo no ayuda sino que dificulta. Debe dejar paso a que la diplomacia española, con el peso que tiene detrás la Unión Europea, ocupe el lugar legítimo que le corresponde como mediador en ese conflicto. Pero el primer paso es que él, que lo ha estado haciendo sin resultados, admita que ya solo está siendo útil para el régimen chavista.

Perfil
referéndum de independencia de 1999 en Timor Oriental
Trabajó por 18 años para el diario El Mundo de España. Foto cortesía David Jiménez

David Jiménez es escritor y periodista. Fue becado por la Universidad de Harvard, donde cursó estudios en Política Latinoamericana. Durante 18 años trabajó como corresponsal y reportero de guerra para el diario El Mundo de España, en los conflictos de Afganistán, Cachemira, Timor Oriental, Sri Lanka y Pakistán. Entre 2015 y 2016 fue director de ese mismo diario.

También ha reportado durante revueltas políticas en Birmania, Nepal, Filipinas y Tibet. Está vetado de ingresar al territorio chino por orden del gobierno de ese país. Ha sido uno de los pocos periodistas del mundo occidental en entrar a Corea del Norte, mantenerse clandestino, reportear y salir sin ser apresado, todo para contar el ascenso al poder de Kim Jong-un desde Pyongyang.

Actualmente, es columnista en The New York Times y analista político de RTVE. Ha escrito reportajes para The Guardian, The Sunday Times y la revista Esquire y ha colaborado para CNN y BBC.

Ha publicado cuatro libros Hijos del monzón (Kailas, 2007), El botones de Kabul (La Esfera, 2010), El lugar más feliz del mundo (Kailas, 2013) y El director (Libros del K.O, 2019) donde narra su año al frente del diario El Mundo. Pueden seguirlo en Twitter como @DavidJimenezTW.


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