En Monagas no se ofrecen estadísticas sobre salud mental, así como otras tantas enfermedades. La opacidad en la información no ha permitido establecer balances generales en cuanto a las afectaciones psicológicas y psiquiátricas que se han originado por la pandemia. La psiquiatra Claribel Monroy asegura que las consultas por depresión se han incrementado 20 %.

Maturín. La depresión ha sido una de las secuelas más marcadas que ha desencadenado la pandemia por la COVID-19. Desde que inició la cuarentena radical el pasado 17 de marzo de 2020 y los distintos esquemas que ha implementado el Gobierno, las rutinas de las personas han cambiado en su totalidad y esto ha dejado una consecuencia que hoy es palpable en las consultas de Psiquiatría.

El estado Monagas no cuenta con una coordinación de Salud Mental que presente estadísticas mensuales en cuanto a este tema en la entidad. Sin embargo, un grupo de doctores señala que el incremento de las consultas en psiquiatría, sobre todo por síntomas asociados a depresión, es bastante preocupante y afectan no solo a la población mayor sino también a jóvenes.

La psiquiatra Claribel Monroy explica que los indicadores más recurrentes en su consulta para el diagnóstico de depresión son: tristeza, tristeza con llanto, pensamientos negativos, desesperanza, apatía, insomnio y baja autoestima.

La especialista sostiene que esto ha incrementado considerablemente por la pandemia por la COVID-19, pues un gran porcentaje de los pacientes que ha atendido tienen síntomas depresivos por la pérdida de un familiar a causa del virus o porque han sido despedidos de sus puestos de trabajo. Asegura que el confinamiento y la falta de actividades también han desencadenado que las personas se depriman.

No todos necesitan medicación porque no todos presentan una depresión clínica, pero la mayoría llega a la consulta buscando un desahogo. He recibido muchos pacientes que han perdido familiares por el COVID-19 y no lo han podido superar, también jóvenes que sienten frustración por la situación país”, explica.

Monroy destaca que entre las consultas públicas y privadas han determinado que el incremento de los pacientes con depresión o síntomas asociados ha sido de un 20 % y, de este porcentaje, al menos 5 % tiene patologías psiquiátricas.

Las edades de los pacientes están comprendidas entre 25 y 70 años, si bien los motivos pueden variar, la desesperanza en la población que asiste regularmente es notoria y obedece por lo general al contexto venezolano.

La tristeza del adulto mayor
La Asociación Civil Convite, dedicada a apoyar a los adultos mayores en Venezuela, realizó un estudio reciente que arrojó como resultado el incremento de la depresión y tristeza en adultos mayores.

De acuerdo con Francelia Ruiz, directora de Proyectos de Convite, de 1233 personas que se beneficiaron del proyecto de apoyo psicosocial llevado a cabo desde esta organización, al menos 41 % manifestó sentirse triste o desolado con una frecuencia diaria o semanal. Asimismo, 60 % de esta población dijo sentirse ansiosos con una frecuencia diaria o semanal.

Las personas mayores pueden verse afectadas de forma diferente por el contexto de la pandemia que ha supuesto para ellos el mantenerse confinados en sus casas en situación de soledad o en casos más extremos en situación de abandono, lo que puede conllevar que aparezcan síndromes de ansiedad”, expone Ruiz.

Otro de los aspectos que destaca la directora de proyectos de esta ONG, es el incremento en el índice de escasez de los medicamentos antidepresivos.

En abril la escasez de antidepresivos se ubicó en 53 % y anticonvulsivos en 57 % por lo que consideran necesario alertar sobre la falta de fármacos para tratar enfermedades mentales.

Ruiz indica que esto se suma el alto costo de estos medicamentos que con la pensión de los adultos mayores no es posible costear.

“En abril, la Sertralina tenía un precio promedio de 15 millones de bolívares, para quienes viven de una pensión no alcanza a cubrir un tratamiento ni siquiera para un mes”, puntualiza.

En cuanto a los adultos mayores, la doctora Monroy detalla que los indicios de tristeza son porque sienten soledad, por el confinamiento e incluso por las noticias.

Jóvenes frustrados
En el caso de los adultos jóvenes, la especialista destaca que sienten frustración porque no han podido llevar a cabo sus proyectos, han sido despedidos de sus empleos, un familiar ha contraído el virus y no han podido ayudar a cubrir el tratamiento, entre otros aspectos que forman parte de la vida en Venezuela.

Hasta el momento no han llegado pacientes con síntomas de autolesión o indicios de suicidio y eso me tranquiliza un poco, pero no se puede determinar esta estadística por completo en la población monaguense porque aquí no tenemos un departamento que ofrezca datos generales, estos los hemos reunido un grupo de médicos. Deberíamos tener una coordinación de salud mental que presente estadísticas”, puntualiza.

La especialista recomienda los familiares al cuidado de un paciente deprimido:

  • Extremar los cuidados y la vigilancia.
  • Evitar abandonarlos o dejarlos solos por mucho tiempo.
  • Motivarlos y permitir que tengan iniciativa propia ante cualquier actividad.
  • Involucrarlos en actividades para su distracción, juegos en casa.
  • Estar alerta ante cualquier cambio en su conducta.
  • Acudir a un especialista para ahondar en estas recomendaciones.

Monroy precisa que los síntomas de un paciente deprimido varían de acuerdo con la personalidad de cada uno, por eso es importante acudir a especialistas que brinden apoyo y herramientas para poder controlar o superar las enfermedades de salud mental.


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