Desunión y falsas expectativas son el plomo en el ala de la consulta popular

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Los cuestionamientos de líderes de la oposición y la incapacidad del gobierno interino para hacer “vinculantes” los resultados de la consulta popular podrían mermar la movilización de personas de cara al proceso convocado por la AN.

Caracas. La activación del mecanismo de la consulta popular, establecido en el artículo 70 de la Constitución, no es nuevo para los venezolanos. En julio de 2017 la actual Asamblea Nacional (AN) convocó y organizó esta modalidad de participación con un balance contradictorio. Si bien se logró una gran movilización ciudadana, que superó los 7,5 millones de personas, el Parlamento no pudo cumplir su promesa de hacer “vinculante” —como lo establece la Carta Magna— la voluntad expresada por los electores.

El mandato de las tres preguntas —respondidas con un sí por más de 98 % de los votantes— fue rechazar la Constituyente, “demandar” a la Fuerza Armada Nacional que obedezca la Constitución y que respalde las decisiones del Parlamento y proceder a la renovación de las instituciones públicas para celebrar elecciones libres, que desembocaran en la conformación de un Gobierno de “unión nacional”. Ninguno de esos aspectos fue logrado con posterioridad.

Preguntas de la consulta popular del 16 de julio de 2017:

1. ¿Rechaza y desconoce la realización de una Constituyente propuesta por Nicolás Maduro sin la aprobación previa del pueblo venezolano?

2. ¿Demanda a la Fuerza Armada Nacional y a todo funcionario público obedecer y defender la Constitución del año 1999 y respaldar las decisiones de la Asamblea Nacional?

3. ¿Aprueba que se proceda a la renovación de los poderes públicos de acuerdo a lo establecido a la Constitución, y a la realización de elecciones libres y transparentes, así como la conformación de un gobierno de unión nacional para restituir el orden constitucional?

Hoy las circunstancias internas y externas de la oposición y del país son distintas. A la imposibilidad de hacer “vinculante” el resultado de esta nueva consulta popular, se añade el peligro cierto de que tampoco se logre una participación masiva similar a la del 16 de julio de 2017. Algunos analistas consideran que esto acentuaría el desgaste que viene enfrentando el gobierno interino dentro de Venezuela y contribuiría a que este pierda el reconocimiento que ha tenido, durante casi dos años, por parte de alrededor de 60 países.

La situación interna

Aunque las diferencias dentro de la oposición siempre se han manifestado de una u otra manera, la consulta realizada en 2017 fue un elemento que logró unir a los partidos y líderes de la extinta Mesa de la Unidad Democrática (MUD), en torno al rechazo a la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), que, si bien terminó instalándose, fue desconocida por buena parte de la comunidad internacional.

Hoy la consulta no tiene ese carácter articulador. A pesar de que surgió luego de un llamado del presidente encargado Juan Guaidó a distintos sectores y líderes, para presentar un plan unitario, personalidades como el excandidato presidencial Henrique Capriles, la exdiputada María Corina Machado y algunas organizaciones de la sociedad civil, cuestionaron abiertamente el mecanismo, argumentando que los venezolanos ya fueron consultados y que los promotores vuelven a crear falsas expectativas en la población.

Las preguntas, que han sido cuestionadas por expertos, son dos. La primera pulsa la opinión de los participantes sobre su respaldo o no a “todos los mecanismos de presión nacional e internacional” –bajo el marco constitucional, se acota- para que se realicen elecciones presidenciales, mientras que en la segunda se solicita a la comunidad internacional el desconocimiento de los resultados electorales del 6D.

Preguntas de la consulta popular de diciembre de 2020:

1. ¿Apoya usted todos los mecanismos de presión nacional e internacional para que, en el marco de la Constitución, se realicen elecciones presidenciales y parlamentarias libres, justas y verificables, se ponga fin al régimen usurpador de Nicolás Maduro Moros, se salvaguarde al pueblo de Venezuela de la crisis humanitaria, la migración forzosa y los crímenes de lesa humanidad, y así se garanticen la paz, el bienestar y el progreso de los venezolanos?

2. ¿Rechaza usted el evento convocado por la dictadura de Nicolás Maduro Moros para el 6-D o para cualquier otra fecha, mientras no existan condiciones para elecciones justas libres y verificables, y solicita a la comunidad internacional el desconocimiento de sus resultados?

Para el politólogo Pablo Quintero esta convocatoria es una “estrategia desgastada”, pues las personas perdieron la confianza en este tipo de mecanismos. “Las condiciones son distintas, con la pandemia, los venezolanos están desgastados psicológicamente. La gente rechaza e ignora a los políticos y tu capacidad de negociación interna se ve mermada. El liderazgo intermedio o de base no confía en los principales dirigentes porque sus decisiones han sido desacertadas”.

El director de LOG P&S Consultancy explica que, a diferencia de la organización social que se logró hace tres años, el Legislativo no consigue explicar a los venezolanos cuál será la utilidad de la consulta. “La gente siente que eso no le va cambiar la vida. No hay esperanzas de algún tipo de cambio en diciembre. Está el coronavirus, el problema de los servicios básicos, que hacen que las personas tengan que atender a esas cosas y no a la consulta”.

El director del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Benigno Alarcón, apunta, en un artículo publicado en el portal politikaucab.net, que además de las dificultades técnicas que parecieran enfrentar los organizadores, se añaden las de las tareas organizativas. “La falta de relatos y narrativas apropiadas para atraer el interés de los electores venezolanos, son problemas que amenazan esta propuesta, con la cual la oposición dice intentar darle contenido a la política de abstención promovida desde su seno”, escribió.

Alarcón coincidió en que esta falta de acción para informar tendrá consecuencias en la participación de los ciudadanos. “Considerando la actual falta de expectativas y el escepticismo de la gente, no puede esperarse que una mayoría de la población asuma la consulta con decisión y entusiasmo para ver qué pasará luego con ella”.

Falsas expectativas

Como en 2017 con la Fuerza Armada, la primera pregunta de la actual consulta —que pide el apoyo a “todos los mecanismos de presión nacional e internacional”— puede llevar a falsas expectativas sobre la capacidad del gobierno interino para cumplir con este mandato, sobre todo cuando está dirigido a un grupo de países con distintas aproximaciones sobre cómo enfrentar el caso venezolano.

El contexto internacional es muy distinto al de hace tres años. El apoyo a la causa opositora no contaba con una coalición de casi 60 países, ni existía un presidente encargado o un gobierno interino, sin embargo, este apoyo tuvo en su apogeo en 2019 y hoy hay dudas sobre la decisión que tomarán algunas naciones frente a Guaidó tras los comicios del 6-D.

De acuerdo con la integrante del comité organizador de la Consulta, la exmagistrada Blanca Rosa Mármol de León, el principal objetivo de esta apunta al accionar de la comunidad internacional. “Ya no podrá la comunidad internacional ponernos esa excusa de que nosotros tenemos que resolver el problema internamente”, dijo la jurista. Sin embargo, sigue sin quedar claro cómo eso obliga a algún país a tomar acciones distintas sobre Venezuela.

Para Alarcón, esto pudiera a volver a generar falsas expectativas en la población. “El supuesto carácter vinculante que la exmagistrada le atribuye a la jornada también resulta sospechoso para el elector informado, en tanto que sugiere que la consulta podría estarse organizando para justificar una intervención extranjera, hecha sobre la base del resultado del evento”, opinó.

Consulta popular versus el 6-D

Las más de 7,5 millones de manifestaciones de voluntad de 2017 parecen poner una vara muy alta a los organizadores de la consulta actual. Al desánimo, la desunión y la desarticulación de partidos y movimientos sociales se sumó este sábado la salida de Leopoldo López del país, uno de los principales dirigentes del gobierno interino. Pero quizás la meta a alcanzar no sea esta, sino la de su rival contemporáneo, las elecciones que busca deslegitimar: el 6-D.

Para Quintero, la decisión de López de irse a España demuestra la poca confianza que los propios líderes de la oposición tienen en que su estrategia va a funcionar. “Ellos se preguntan qué es mejor, ¿irme o mantenerme en Venezuela y trabajar en un proyecto que va a fracasar? Todos esos son escenarios y hay actores que los persuaden a tomar esas decisiones”, consideró el experto.

Para Ricardo Sucre, politólogo, en cambio, este hecho no afectará mucho la decisión de los opositores. Citando una encuesta de Delphos, explica que cerca de 5 o 6 millones de personas podrían participar en la consulta (algo más de 20 % del Registro Electoral) una cifra que podría rivalizar con el número de electores que van a acudir al 6-D. “Tengo la impresión de que esa consulta tiene una base de apoyo que no es pequeña. Eso le da fortaleza para superar eso, y Guaidó y López no son mochos, van a dar mensajes llamado a participar y hasta podría tener el efecto contrario”.

Aunque considera que los resultados no tendrán un gran efecto para aumentar o endurecer la posición de la comunidad internacional frente a Maduro, explica que sí puede servir para darle cierto piso político a Guaidó. “Sí le va a dar cierta legitimidad ante sus socios cercanos: los Estados Unidos y posiblemente algunos países del Grupo de Lima y de la Unión Europea, no sé si todos. En resumen, no veo que vaya ser un elemento que garantice apoyo, pero le da cierta legitimidad internacional”.

Para Alarcón, los organizadores de la consulta están “en la obligación de asegurar una participación presencial superior” a la del 6-D. Destaca la palabra presencial, porque ya se indicó que la consulta también tendrá las modalidades “itinerante y virtual” los días previos al 12 de diciembre, fecha en que las personas pueden acudir físicamente a los 7100 puntos que, se espera, se desplieguen en todo el país. Esgrime que la oposición “no puede cuestionar la legitimidad de la elección contrastándola con un resultado virtual, y por lo tanto invisible”.

Sostiene que, si la oposición logra superar la votación presencial del 6-D en la consulta popular, esa capacidad de movilización le podría “servir para acometer, junto a las organizaciones de la sociedad civil, la labor de construcción, fortalecimiento y articulación de estructuras políticas y sociales que permitirían, posteriormente, motivar y movilizar a la población”.

Foto: Archivo


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